En la pasada elección del Poder Judicial ganaron los que tenían que ganar y perdieron los que ya sabíamos. No hubo sorpresas, y ahora vendrán los premios de consolación para toda esa caballada flaca que se prestó para legitimar el gran circo.
Claro, porque en este país nadie da un paso sin huarache, y ninguno de los perdedores ha impugnado —en lo más mínimo— el resultado fraudulento que todos vimos y que ahora el gobierno de la 4T, a base de acordeonazos, nos ha demostrado que las reglas han cambiado.
Nos cuenta nuestro reportero Jurisconsultus que ya se prepara un grupo de zombie-seguidores de Hugo Aguilar Ortiz (próximo mandamás en la SCJ), para solicitar que se inscriba su nombre en letras de oro en los muros de honor del H. Congreso de Oaxaca, y que se realice también, en el Cerro del Fortín, el registro del apotegma: “Ya nos toca”.
¡Samamada!
Sí, amigos ciberlectores: la reencarnación del Benemérito de las Américas ya llegó, y no dude usted que también se mande a construir el Sendero de Hugo, y se empiece a conmemorar su natalicio ahí pegadito a Guelatao.
La historia de México ha sido desempolvada nuevamente por el actual gobierno para vendérnosla como la panacea de esperanza, y convencernos de que ahora sí, la transformación llegará al Poder Judicial, pintada de guinda.
¿Volverá a sonar el danzón a Juárez?
Porque si Juárez no hubiera muerto,
Porque si Juárez no hubiera muerto,
Todavía viviría.
Dicen que en política no hay ensayo general, pero el gobernador Salomón Jara—que llegó al cargo con 696 488 votos oficiales (60.57 % del total, según el cómputo definitivo del IEEPCO validado por el INE)—decidió convertir la elección judicial del 1 de junio en su propio termómetro electoral. Nada de romanticismos sobre “empoderar al pueblo”: el verdadero libreto fue medir músculo, checar quién sigue bailando el danzón guinda y quién ya desafina. El resultado redondeó 451 187 sufragios y 14.6 % de participación, un puntito y medio por encima de la media nacional; suficiente para que el mandatario sacara su libreta fluorescente y apuntara nombres con estrellita… y tachones.
El primer subrayado corresponde a Ray Chagoya, presidente municipal de Oaxaca de Juárez. Contra la corriente, la capital aumentó su caudal de 41 810 a 44 065 votos en una boleta que parecía sudoku jurídico, demostrando que la justicia puede volverse tema de taquería si se explica bien y se acompaña con territorio. Chagoya no se distrajo con influencers de selfie y cero votos: bajó el mensaje a los comités, metió microbrigadas y puso a la gente a hablar de jueces como si discutiera la final del América-Chivas. Resultado: la capital aportó casi una décima parte de toda la votación estatal.
El segundo renglón luminoso lo ocupa Juchitán, que aunque perdió once mil papeletas frente a 2024, terminó con 22 916 votos y se mantuvo como el segundo granero electoral, movilizaron mucho, pero no llegaron a la meta. Allí el trío Miguel Sánchez Altamirano-Antonino Morales-Emilio Montero volvió a demostrar que, cuando el Istmo se alinea, ninguna ráfaga de abstencionismo tumba la casa.
Los municipios que son un recordatorio de que son un hoyo electoral son: Tuxtepec y Xoxocotlán, cuyos descensos parecen dieron vergüenza.
Jara usó la contienda como audición para su próxima gran puesta en escena: la revocación de mandato que, si nadie cambia la ley, deberá celebrarse entre marzo y abril de 2026. Sabía que llegaba con desgaste: sondeos recientes lo pintan lejos del 60 % que ostentaba en 2022. El gabinete legal y ampliado se le llenó de titulares que coleccionan excusas como si fueran tazos, y la ciudadanía empieza a mirar la promesa de la “Primavera Oaxaqueña” como un florero sin agua. De ahí que la elección judicial haya funcionado como detector de metales: identificó áreas donde Morena sólo existe en la lona del pendón, secretarios que no mueven ni la silla, y liderazgos municipales que todavía generan voto sin necesidad de mariachis.
El gobernador ya asoma el bisturí: vienen ajustes en secretarías estratégicas, relanzamiento de narrativa y, sobre todo, un llamado urgente a que los operadores territoriales desempolven el libreto viejo—el que dice que la política se hace a ras de suelo, no a golpe de trending topic. Porque la revocación no se gana con discursos en PowerPoint; se gana con la señora que todavía defiende la urna a pleno sol porque alguien le explicó para qué sirve.
Así que si usted estimado ciberlector pensó que la elección judicial era un trámite aburrido, reconsidere: fue el casting donde los actores que dominarán el escenario en 2026 se jugaron el papel principal.
Dicen en los pasillos del palacio Chairo que el goberbador Salomón Jata ya marcó quién pasa a la segunda ronda. Y el reloj, como siempre en política, ya empezó a descontar segundos.
¡Ay… nanita!
Sábado, ocho treita de la mañana—rara hora para convocar a reporteros que aman el café tardío—y, sin embargo, ahí estaban los dos Pepes del Verde: Pepe T. “Rizos de Oro” Estefan Garfias y el dirigente nacional Pepe Couttolenc. El escenario: uno de los restaurates de los portales del centro historico, con aroma a chocolate de agua y café. El motivo: arrancar en Oaxaca la campaña “Un voto, un árbol”—una reforestación que promete plantar un árbol por cada sufragio verde recibido en 2024.
Los números verdes
En voz de “Rizos de Oro” se soltó la cifra inicial: 30 000 árboles en 2024, escalando hasta superar las cien mil plantaciones antes de 2026. No es poca cosa para un estado que cada verano cuenta los incendios forestales como si fuesen tormentas. La meta nacional, confirmó Couttolenc, ronda los tres millones; Oaxaca abre la ruta “porque aquí el Verde ya se ganó un lugar entre las primeras fuerzas”.
Si usted estimado ciberlector se pregunta: ¿quién financia el fertilizante, el traslado, el riego? Los Pepes aseguran que se trabaja con autoridades estatales y viveros comunitarios; habrá convenios con la Coesfo y un padrón público de especies nativas para evitar palmeras playeras en la Mixteca. Falta pulir detalles, pero la intención—dicen—es que cada árbol tenga padrino y seguimiento digital. Buen propósito; la clave será cumplirlo cuando el “me gusta” en redes ya no sea noticia.
No pasó inadvertido que el Verde eligiera Oaxaca para estrenar su palada inaugural. Tras un 2024 con crecimiento en votos, la dirigencia busca proyectar la imagen de partido con agenda propia y no simple satélite. La reforestación sirve de vitrina: gesto ecológico, foto amigable, discurso fresco y, de paso, un guiño a jóvenes electores que prefieren hablar de clima más que de filias partidistas.
Celebramos que 30 000 árboles equivalen a 30 000 buenas noticias potenciales. Pero… Oaxaca arrastra experiencias pasadas de campañas donde las plántulas se marchitaron antes de la primera lluvia. Si el Verde quiere sombra política duradera, tendrá que garantizar sombra real en cada comunidad donde planten los árboles.
Asegura nuestra reportera Green, que Pepe T., tiene presente que si se riega con constancia y transparencia, dará sombra y oxígeno a más de un discurso y que, en política, como en el vivero, el verde que vale es el que prende raíces.
Estimado ciberlector, como usted recordará –y como aquí nuestra reportera Burócrata lo denunció con puntillo hace justamente un año– la Secretaría de Administración convirtió el Día del Padre 2024, destinado a festejar a los padres agremiados al Sindicato de Trabajadores de los Poderes del Estado e Instituciones Descentralizadas de Carácter Estatal de Oaxaca (STPEIDCEO), en el “Festival de la Barbacoa Dorada”: dos domos gigantes en la Unidad Deportiva El Tequio, cinco mil quinientas sillas “bien” acolchonadas, luces que hubieran “envidiado” los templeteólogos de Palacio Nacional y un menú tan opíparo como el sobreprecio que lo acompañó. Aquella fiesta costó $ 6 629 231.68 y quedó en manos de Eventos Sociales, Banquetes Gastronómicos & Espectáculos Mephisto, S.A. de C.V.—firma creada en 2019, domiciliada en un local que comparte techo con una florería y que, meses antes, ya había cobrado un desayuno navideño de 2.9 millones al DIF Estatal.
La barbacoa dorada: memoria de 2024
Todo se contrató bajo la licitación LPE-SA-SA-0018-05/2024: barbacoa con pasta de frijol, consomé, nieve oaxaqueña, dulce regional, tres grupos musicales y un “esquema de iluminación con 20 beam y 20 wash leds” para que los focos brillaran más que la transparencia.
Asegura nuestra reportera que el padrón del sindicato STPEIDCEO en 2024, registraba 4 870 padres en activo, pero el servicio se pagó para 5 500; las 630 raciones excedentes, a un promedio de $1, 205 pesos la cabeza, sumaron $ 760, 000.00 pesos. Eso alcanza, dicho sea sin retintín, para dos ambulancias de traslado básico –camilla, oxígeno y radio incluidos– que hoy mismo se echan de menos en la Mixteca, en la costa, en la Sierra, bueno en las 7 regiones de nuestro bello Estado.
#PapáPirata: perfume que hiede a ilegalidad
Como usted bien recordará estimado ciberlector, el episodio quedó bautizado en redes como #PapáPirata: cada invitado recibió un set de “Giorgo Amani Profumo”, “Versache Eros” y “Channé Nº 5”, clones comprados al mayoreo en la Central de Abasto o con los Taka-Takas. Más que perfume, el regalo esparció el olor de la ilegalidad; parece que nuestrso “inteligentes” servidores públicos no saben que distribuir mercancía apócrifa contraviene la Ley Federal de Propiedad Industrial y pisa los talones del artículo 134 constitucional, ese que habla de honradez y economía en el gasto público. Pero ni la Secretaría de Administración ni la Secretaría de la Deshonestidad levantaron la ceja: se archivó el expediente y se guardó la póliza de fianza en un cajón que el portal de transparencia nunca mostró.
Conviene refrescar otro detalle: el menú, tasado por banqueteros locales en 480 pesos por persona, se pagó a más del doble. El Comité de Adquisiciones pudo renegociar –la ley lo permite cuando aparecen “mejores condiciones de precio”–, pero prefirió brindar con mezcal y dejar que la banda sinaloense clausurara la tarde al grito de “¡Salud, papás!”.
Copy-Paste versus 2025
Todo eso ocurrió el 14 de junio de 2024. Ha pasado un año y aquí estamos, junio de 2025, con la historia lista para repetirse. Ya se adjudicó la nueva licitación, LPE-SA-SA-0022-05/2025, esta vez a Promotora de Eventos y Ferias Moscú, S. A. de C. V., por casi 6.9 millones de pesos. El festejo está fijado para el 12 de junio –sí, dentro de unos días– y promete barbacoa clonada, domo reciclado y, según los altavoces oficiales, la presencia estelar del grupo Aroma.
Como a nuetsra reportera no se le va una, descubrió que el libreto se repite casi línea por línea: misma sede, mismos 5 500 comensales sobre el papel y un presupuesto que ahora rebasa los 6.9 millones de pesos. La licitación LPE-SA-SA-0022-05/2025 –bases clonadas de la de 2024, con el año cambiado a golpe de Ctrl + H– terminó, como era previsible, en manos de Promotora de Eventos y Ferias Moscú, S. A. de C. V., solo compare las licitaciones.
Clan sindical: los mismos rostros, nuevas firmas
Detrás de la licitación 2025 se asoma el mismo titiritero: Juan Rosas, conocido en los corrillos como “señor cara de papa”. Bajo su tutela operó primero Pedro Castillejos Villalobos, dirigente que firmó la farra de 2024, y hoy lo sucede Carmen Zárate, presentada como renovación pero igual de alineada a la voz de Rosas. El modus operandi no cambia: el comité sindical entrega “carta de aval” a la Secretaría de Administración para justificar el número de invitados y —con ello— inflar las raciones; la dependencia, encabezada por el secretario Noel Rito Hernández, da luz verde a las bases, finge licitación competitiva y libera el cheque sin que la Secretaría de la Deshonestidad objete el padrón ni el sobreprecio. Con ese engranaje, las decisiones sobre un presupuesto de treinta millones en menos de 6 meses se reducen a un triángulo de lealtades personales: Rosas aprieta, Zárate firma, y Rito cobra el aplauso presupuestal. El resultado es una “democracia sindical” donde los trabajadores sólo eligen menú, mientras la élite se reparte contratos y mantiene a raya cualquier auditoría que huela a rendición de cuentas.
Moscú al mando
La empresa ganadora nació en 2019; su RFC es PEM090827AL7 y su dirección fiscal aparece en Calle Díaz Quintas 310, colonia Reforma, aunque la fachada que el padrón muestra alberga un despacho jurídico en la planta baja y un consultorio dental en la alta. Moscú nunca ha montado un convivio para cinco mil personas; su contrato más sonado fue la “Guelaguetza Infantil 2022”, un servicio de renta de toldos y sillas que costó 1.4 millones. De pronto salta a un cheque de $ 6, 900 681.08 (IVA incluido) para papá-burócrata. El padrón la mantiene activa, pero el Registro Público sólo reporta un capital social de $ 50 mil pesos. Transparencia lignita.
Las bases copian párrafos enteros de 2024: barbacoa, consomé, pasta de frijol, nieve oaxaqueña, dos domos gigantes, 20 wash-leds, 20 beams, cuatro pantallas y cinco horas de música. El apartado de “Amenización” vuelve a exigir tres grupos; sin embargo, la Secretaría de Administración y los godínes ya anunciaron como plato fuerte al grupo Aroma. Su caché ronda los $ 450, 000 pesos y no aparece desglosado; o Moscú lo absorbe –encareciendo aún más cada plato– o alguien pagará vía convenio “complementario”, la figura favorita para saltarse el Comité de Adquisiciones.
Cuentas infladas
Pero como estos chairos y los dirigentes piensan que nos pueden dar atole con el dedo, se equivocan, resulta y resalta que la aritmética del desperdicio permanece: el padrón del STPEIDCEO registra 4, 620 padres tras el decreto de recategorización publicado en enero 2025 (se jubilaron de oficio 250 plazas y 80 honorarios no renovaron). Con todo, la orden de servicio se quedó en 5, 500. Sobran 880 raciones. Al precio medio de esta licitación –1, 255 pesos por cabeza– estamos ante 1.1 millones que podrían convertirse podrían destinarse en la compra de unidades de soporte básico para los servicios de salud. Y, si el jarín primaveral decidiera que la prioridad no es la salud sino la seguridad, esa misma bolsa bastaría para adquirir al menos cuatro patrullas pick-up equipadas o para dotar de uniformes antibala a doscientos policías estatales. Cualquier opción resultaría, cuando menos, menos volátil que barbacoa de un día y perfume pirata de un rato.. Artículo 134 constitucional, inciso “honradez”, nuevamente pisoteado.
Fallo calcado, sospecha recargada
El dictamen de fallo exhibe otro déjà-vu: dos participantes, la perdedora apenas 21 mil pesos por encima –0.3 % de diferencia–, un rango tan cerrado que levanta la ceja de cualquiera que conozca el art. 59 fracción IV de la Ley de Adquisiciones (colusión punible). También repite la omisión de documentos de integridad y la ausencia de póliza de fianza en el portal, violando el art. 70 de la Ley General de Transparencia.
Mamá también cobra: el otro derroche primaveral
Pero papá no es el único festejado generosamente. Para el Día de la Madre 2025, la Secretaría desembolsó 17 millones 649 mil pesos (LPE-SA-SA-0010-04/2025) en un desayuno-espectáculo con mariachis y sin “strip-show light cariñosito”. Por cierto, también se redujo el número de madrecitas festejadas, por le famoso decreto 24. ¡Grandes ganancias!
Estimado ciberlector es hora de sacar la calculadora el el abaco, si a todos estos gastos sumamos el contrato de mochilas escolares que el mismo sindicato recibió en febrero (1.9 millones), la posada 2024 facturada en enero (3.2 millones) y el arrendamiento de autobuses para su congreso deportivo (850 mil). Sólo en la primera mitad de 2025, los burócratas de base han costado al erario casi 30 millones de pesos en convivios y souvenirs; cifra que contrasta con la austeridad Franciscana.
¿Lección aprendida? Ninguna.
El contrato 2025 es un copy-paste de 2024. No corrige el sobreprecio, no delimita número real de beneficiarios, no especifica la procedencia de regalos (¿vendrán nuevos clones Versache?), presupuesta audio e iluminación premium sin detallar honorarios artísticos y mantiene la laguna de raciones sobrantes.
Lo que debería ocurrir salta a la vista: revisar el padrón antes de licitar, exigir desglose de costos unitarios, prohibir obsequios sin marca registrada y aplicar el art. 58 para reducir precios si existe comparación de mercado. Ejecutar la garantía de cumplimiento si Moscú falla y, sobre todo, publicar íntegros los anexos técnicos y la póliza de fianza. Pero la historia nos dice que, en Oaxaca, la póliza se encajona y la barbacoa se sirve caliente.
Quedan seis días para la verbena. Tal vez este año el perfume no sea clon; quizá el grupo Aroma entone “Amor de Tres” sin desafinar y nadie se pelee por las hieleras. Lo que es seguro: habrá un aroma persistente a dinero público evaporándose bajo el domo. Y mientras tanto, en los estantes de la burocracia estatal se seguirán empolvando oficios que piden patrullas para reforzar la policía, mezcla asfáltica para tapar los baches de la Sierra Sur, tinacos para las escuelas sin agua y presupuesto para abrir el siguiente tramo de camino rural—solicitudes que, a diferencia de la barbacoa, nunca llegan a la mesa.
Nos leemos en la próxima enjabonada, porque esto promete más espuma, así que compren palomitas en combo extra grande.
En Oaxaca, tierra donde el chocolate se bate con espátula de abuela y la política con discurso de “transformación”, Flavio Sosa Villavicencio, el ex rebelde de la APPO, el azote del carnicero de Chalcatongo, el paladín de los adoquines, aquel que despotricaba contra el poder desde la calle y juraba que jamás se sentaría en el banquillo de la burocracia neoliberal… amaneció muy etnogourmet.
Sí, ese mismo Flavio que antes que no se ponía pasamontañas para enfrentar al Estado, hoy se pone filtro sepia para subir a redes una escena que huele más a catálogo de aerolínea que a política cultural: unas güeras batiendo chocolate. Y no cualquier chocolate, sino el de metate, el sagrado.
La foto no lo incluye a él, pero sí a su nueva personalidad: influencer institucional con cargo y sin plan sectorial.
“Güeras aprendiendo a batir el chocolate…”, publicó, como quien presume su clase de cocina sabatina en Airbnb, mientras porta la investidura de Secretario de Cultura. Nada como convertir la historia cultural de los pueblos originarios en postal turística, con caption amable y cero política pública detrás.
Porque eso es lo grave. No es el taller. No es el batido. No es el metate (aunque lo usen como escenografía).
Y ahí está el punto. El comentario no es inocente. Ni simpático. Ni “cercano al pueblito noble y sabio”. Es la muestra de una peligrosa disociación que define a esta generación de políticos que, tras llegar al poder con discursos de izquierda y pueblo, han adoptado sin sonrojarse las mismas prácticas que tanto criticaron de los gobiernos “conservadores”: uso del aparato público para alimentar la vanidad, explotación simbólica de la cultura sin política de fondo, y una narrativa de “buenismo” que no resiste el más mínimo análisis estructural.
Es que quien debería estar tejiendo política cultural con visión comunitaria y enfoque de derechos, anda muy ocupado armando storytimes para cautivar a las becarias del Goethe-Institut.
Y ojo: aquí nadie tiene bronca con las turistas —ni güeras, ni morenas, ni de ningún tono pantone—. ¡Bienvenidas sean! Oaxaca vive del turismo y lo hace con los brazos abiertos. Tampoco la existencia del taller, ni que se enseñe el batido de chocolate como una técnica ancestral (que lo es).
El problema es otro: la superficialidad y que el titular de la política cultural en el estado parezca no entenderlo, y use estos talleres como coreografía de inclusión, en vez de como parte de una estrategia real de acceso, formación y rescate comunitario.
Estimado ciberlector a caso usted no se pregunta: ¿Dónde están los planes sectoriales de cultura? ¿La estrategia de fortalecimiento de saberes comunitarios? ¿La garantía de que las niñas y niños oaxaqueños también accedan, sin costo, a estos saberes que hoy se venden en paquetes “experiencia mágica”?
Porque cuando lo único que promueve el “Sembrador de la Discordia” como titular de una institución es un taller para extranjeras en contexto de gentrificación salvaje, y lo hace además sin política de fondo, sin contexto histórico, sin crítica, sin estructura… pues no es promoción: es simulación. Es escenografía de una transformación que parece que nunca va a llegar al fondo.
Y como si esto fuera poco, aparece —¡redoble de metate! — el poeta-notario, Arturo David Vásquez Urdiales / “Gordiales” (como le dicen en el Colegio de Notarios), tratando de lavarse los pecados de su episodio Juan Díaz “Pimentelgate” con una pieza literaria sobre cacao, migración y tlayudas en Los Ángeles.
Que si el amor es como el chocolate. Que si los gringos… ¡Qué ternura! ¡Qué redención tan sabrosa!
Pero no se nos olvida que este personaje dejó para la posteridad joyas del léxico de la nueva clase culta de la 4T:
—“A tus órdenes, siempre cumpliendo con usted”.
—“Como sale el sol, un chingadazo diario en la prensa”.
—“Putazo diario, y mira, quedito, ¿eh?”
—“Puedo hacer una conferencia de prensa y romperles la madre como Dios manda”
Lo dicho: más que un notario, parecía gerente de contenido de “Narcos Oaxaca, temporada Morena”.
Dicen las lenguas viperinas que son frases dignas del mármol legislativo, si el Congreso se convirtiera en stand-up bar, bueno… en una de esas se le hace.
Así que no, esto no es una anécdota simpática. Es la confirmación de que muchos ex rebeldes terminaron convertidos en lo que juraban destruir: curadores de cultura para extranjeros, sin más estrategia que la que cabe en una publicación de Facebook.
Y aquí no hablamos solo de incoherencia ideológica, sino de la reproducción sistemática de prácticas que antes se señalaban como conservadoras: concentración de poder, uso faccioso del aparato estatal, imposición de narrativas oficiales, nepotismo como mecanismo operativo, y clientelismo cultural disfrazado de inclusión.
Nada de esto resulta sorprendente ya. Se ha vuelto rutina dentro de la llamada Cuarta Transformación, donde el ejercicio público parece girar alrededor de la promoción personal antes que de la gestión institucional.
Y mientras los pueblos esperan políticas de fortalecimiento cultural, los funcionarios andan más preocupados por elegir el filtro correcto para sus güeras batidoras. ¡Verdad Sembrador de la Discordia!
Flavio cambió las barricadas por los batidores.
Los discursos de clase por las dinámicas de taller.
La crítica al sistema por el hashtag #ChocolateConIdentidad.
Lo triste es que no es el único. En esta tragicomedia de cacao neoliberal y selfies institucionales, abundan los que se dicen transformadores y resultaron ser decoradores de la simulación.
Mientras tanto, el metate sigue girando.
Y el pueblo… mirando.
Pero eso no es todo, estimado ciberlector intrigoso, nuestra reportera del espejismo cultural, también nos quiere dar unos detalles de la “Talleritis aguda” que hay en la Seculta.
En Oaxaca, donde cada piedra guarda un códice y cada palenque una memoria, el actual gobierno estatal presume un despliegue cultural que, a simple vista, podría parecer vigoroso. Sin embargo, cuando se rasca un poco la superficie, salta a la vista una patología crónica que ya habíamos diagnosticado en sexenios anteriores: talleritis aguda. Un mal que consiste en disfrazar la ausencia de política cultural con un calendario atiborrado de actividades dispersas, sin plan sectorial visible, ni evaluación real de impacto. Sí, estimado ciberlector el “Sembrador de la Discordia”, aquel que decía odiar al conservadurismo, hoy repite sus mismas prácticas, y ya les damos detalles.
Resulta y resalta que, en el primer trimestre de 2025, la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta), bajo el “liderazgo” de Flavio Sosa Villavicencio, reportó con entusiasmo la realización de 202 actividades artísticas y culturales, entre talleres, exposiciones, presentaciones escénicas y ciclos de cine.
¿Suena bien? Quizá. ¿Significa algo? Eso, como decía la “Nana Goya”, esa es otra historia.
Si usted estimado ciberlector observa con lupa, muchas de estas actividades son reciclajes de eventos ya existentes, o copias ligeramente maquilladas de lo que en su momento organizó la conservadora Ana Vásquez Colmenares, secretaria durante el gobierno priista de Alejandro Murat. Sí, esa misma Ana Vásquez a la que desde la trinchera de la 4T se le acusaba de frivolizar la cultura con pasarelas, galerías de “amigos” y eventos a modo. Hoy, las pasarelas se llaman talleres comunitarios, pero el fondo es el mismo: simulación. Y que decir de como se cuelgan de eventos y talleres ajenos. ¡No bueno!
Don “Sembrador de la Discordia”, para evitarse la fatiga decidió que la carta fuerte y la coartada favorita de la Seculta sea la “talleritis”.
Ahí están el taller de cultura alimentaria con Abigail Mendoza en Teotitlán del Valle, los de lenguas originarias, los de cerámica, tejido, batido de chocolate, bordado, grabado, y una larga lista que recuerda más a la cartelera de un centro cultural independiente que a una institución con obligaciones de diseño y ejecución de política pública.
Nuestra reportera, asegura que aquí no se discute la belleza de estas prácticas, ni el talento de sus ejecutores, pero ¿dónde está la planeación de largo plazo?, ¿cómo se definen los beneficiarios?, ¿qué criterios determinan la distribución de recursos? Porque en más de un caso, los participantes parecen seleccionados más por afinidades políticas que por pertinencia territorial o comunitaria.
Lo preocupante no es solo la forma, sino el fondo. A la fecha, Don Flavio Sosa, no ha presentado públicamente su Plan Sectorial de Cultura —el documento técnico y político que debe trazar la ruta de la gestión cultural durante el sexenio. Tampoco se conocen diagnósticos territoriales actualizados, ni líneas estratégicas claras que articulen sus acciones con los derechos culturales, la economía creativa, la educación artística o la digitalización del patrimonio. ¿o ya lo hizo y nadie se enteró?
Sin estos elementos, lo que queda es una narrativa de vitrinas: muchas fotos, muchos hashtags, muchas publicaciones frívolas en redes sociales que retratan la simulación. No hay resultados estructurales.
Esperemos que Don Flavio ahora que se le subió el puesto, entienda que la crítica no es gratuita: el despliegue de talleres, por muy nobles que sean, puede convertirse en una forma de justificar el gasto público sin rendición de cuentas efectiva.
Al cierre de 2024, el presupuesto ejercido por Seculta superó los 147 millones de pesos, de los cuales al menos el 60% fue canalizado a actividades operativas, según datos del propio portal de transparencia del Gobierno del Estado. ¿Cuánto de eso se traduce en mejora real de las condiciones laborales del sector cultural? ¿Cuántos creadores han salido de la precariedad? ¿Cuántas comunidades tienen hoy más acceso a la cultura que hace dos años?
Además, la dependencia de recursos federales como el AIEC (Apoyo a Instituciones Estatales de Cultura) y Profest (Apoyo a Festivales Culturales y Artísticos) sigue siendo abrumadora. Lo vimos en la organización del XXVII Festival Eduardo Mata y otros eventos mayores. Sin esos fondos, buena parte de las actividades de Seculta no podrían llevarse a cabo, lo cual deja al descubierto una Secretaría sin músculo propio, sin autonomía operativa, y lo que es peor: sin visión.
Esta ausencia de proyecto real no solo afecta al gremio artístico, sino que perpetúa una visión utilitaria de la cultura: como ornamento turístico, como paliativo social, como elemento de gobernabilidad simbólica. En vez de convertirla en motor de transformación, se le reduce a contenido visual de corto alcance. Como si bastara con poner un metate y una güera batiendo chocolate para hablar de “intercambio de saberes”.
Flavio Sosa dejó ir 4 millones… por andar de “estrella”
A Don Flavio Sosa, el siempre “incansable sembrador de la discordia”, habría que recordarle que por andar sintiéndose la última Coca-Cola… ¡en presentación de 4 litros y en pleno desierto! (el chiste se cuenta solo), se le fueron de las manos 4 millones de pesos que una fundación alemana estaba dispuesta a donar para promover eventos culturales de primer nivel en Oaxaca.
¿La razón? Quienes intentaron reunirse con él para informarle del tema terminaron topándose con muchos filtros y largas, es más dicen que nunca estaba en sus oficinas. Entre su secretario particular Hipólito y la agenda “ultra privada” del Comandante del Caos primaveral, la reunión nunca se concretó. Resultado: el donativo se esfumó… y se lo entregaron a otro Estado, a Chihuahua, que al parecer ahí si tienen a funcionarios con los pies en la tierra y visión.
Lo irónico es que, según cuentan en los pasillos culturales, es más fácil agendar una reunión con el gobernador que con Flavio. Pero bueno, entendemos: mantener el equilibrio entre los negocios privados y la narrativa revolucionaria no ha de ser tarea fácil.
De como le llamaron la atención y lo obligaron a bajar su publicación donde llama al pueblo noble y sabio a no votar… luego les contamos.
Dicen los manuales de protocolo que, cuando vas a presumir músculo, al menos debes asegurarte de que el bíceps no sea puro aire. Pero el Festival del Medio Ambiente “Layu Stidu” terminó siendo la clase práctica de “cómo vaciar un evento antes de que comience”.
El guion arrancaba prometedor: Amparo Socorro, flamante directora de Política Ambiental de la Secretaría de medio Ambiente Biodiversidad, Energías y Sostenibilidad, juró ante quien quisiera escucharle —y ante su jefa Karime Unda Harp, a quien ya le zumba el oído de tantas notas críticas— que reuniría a “más de 100 ciclistas”. Para garantizar lleno, circularon en grupos de WhatsApps del a dependencia con la sutileza de citatorio judicial: “Se les justifica el día si van, lleven camisa institucional y sonrían para la foto”.
Llegó el jueves 5 de junio, muy temprano, andador turístico. ¿La multitud? No llegaba ni a veinte pedalazos. Entre charcos, nubes de lluvia y la música de grillos, se contaban: un policía bostezando, un funcionario de base que fue por la lista de asistencia, dos intrépidos de Mundo Ceiba con las bicis rentadas y la diputada Merlina, que terminó en el suelo por culpa de un bache de la Vallecas… sin casco, sin Cruz Roja ni Protección Civil, pero eso sí, con la selfie obligada para redes.
Los ausentes brillaron más que el sol: gobernador no fue, titulares de dependencias escondidos, alcaldes con “agenda llena” y hasta los diputados pusieron de pretexto el tráfico… ¿de WhatsApps? Ni representantes, ni saludos, ni una triste corona de florecitas recicladas.
Para rematar, la fruta prometida —naranjas y plátanos que la subsecretaria Diana Hodich había “asegurado”— nunca apareció. El módulo de hidratación terminó siendo un galón de agua tibia custodiado por el nuevo jefe administrativo, Fidel Magdaleno (ascendido de la nada tras la renuncia exprés del anterior, MABETO). La orden era “que se vea lleno”, pero olvidaron llenar el termo.
Entre tanto desánimo hubo quien bromeó que “Layu Stidu” debía leerse al revés: “Ya no insistu”. Porque si la idea era lavar la imagen de Karime ante el rumor de su salida del gabinete, el ciclo-lavado se quedó sin jabón.
La titular, cuentan, escapó veloz rumbo a Mitla para “coordinar mesas de trabajo sobre saneamiento de ríos 2025”. Ironías de la vida: estamos en junio 2025 y los planes arrancan justo cuando el agua de lluvia inunda hasta la agenda… pero nunca los drenajes.
El balance final: evento enzarzado, lista inflada, personal obligado, bici resbalosa, fruta fantasmal y zero-kcal de credibilidad ganada. Eso sí, la Secretaría justificó el día completo a quienes posaron en la foto de grupo —lo único realmente lleno del festival—.
Moraleja para la próxima rodada: menos chats coercitivos, más casco y, si van a inflar la asistencia, al menos lleven los plátanos. Porque sin gente, sin fruta y sin prensa amiga, ni el mejor filtro de Instagram evita que el evento huela… a rueda pinchada.
En política hay quienes brillan por su carisma, otros por su capacidad… y luego está Alberto “El Gis” Santiago Martínez, maestro del mimetismo que convirtió la discreción en arte. Tan eficaz ha sido su camuflaje que medio gabinete primaveral ignoraba que él dirige el Fideicomiso de Fomento para el Estado de Oaxaca (FIFEO), aquel BanOaxaca que en tiempos del exgobernador Alejandro Murat sonaba a desarrollo económico con Igmar Medina Matus (mejor conocido como “ay… Igmarcito que bonito…”) al timón. Hoy, con Santiago, suena más a sala de espera vacía: puro eco, cero beneficiados.
El directorio oficial confirma que Alberto ocupa la dirección del FIFEO desde diciembre de 2022; allí figuran su número de oficina y correo institucional en el complejo de Reyes Mantecón. Sin embargo, el 8 de enero de 2024 apareció tomando protesta como agente municipal de San Francisco Tutla, cargo “honorario” en una comunidad que administra más de 2.3 millones de pesos al año. Dos escritorios, dos sellos oficiales y—según él—ningún conflicto: por la mañana asamblea de barrio, por la tarde “gestiones” financieras, y el resto del día un aire de misterio sobre su paradero. ¡Ni Batman manejaba dos identidades con tanto descaro!
Ese doble sombrero resulta aún más chocante cuando se revisan los números. El Congreso autorizó al FIFEO 5 millones 113 mil 265 pesos para todo 2024, una alcancía modesta en papel. Pero los estados financieros del tercer trimestre exhiben más de 20 millones devorados sin detallar beneficiarios ni contratos; los archivos cargados como “egresos” en el portal se abren en blanco o arrojan error, cual caja fuerte sin combinación. Aun con la opacidad, el tabulador de mandos medios le garantiza 46 102 pesos brutos mensuales—casi 12 % del presupuesto original—sin contar prestaciones ni viáticos. Un sueldo de director premium para resultados “light”.
Peor es el balance de impacto. Mientras BanOaxaca presumía 41 500 microcréditos por 2 212 millones en el sexenio pasado, la era Santiago apenas suma un boletín donde alardea de 115 mujeres que recibieron 748 mil pesos del programa “Mujeres que Transforman” y un puñado de “créditos incluyentes” anunciados en Valles Centrales. No hay convenios con Nafin, Bancomext ni la banca de desarrollo; la sección de resultados del portal sólo exhibe frases motivacionales sobre inclusión financiera y, como cereza, un vistoso taller titulado “Aprende a Endeudarte”—ironía pura para un organismo que debería enseñar a emprender, no a empeñarse. El fideicomiso pasó de banco de fomento a meme financiero.
La falta de transparencia ya llegó a los auditores. La Secretaría de Honestidad y la Auditoría Superior del Estado admitieron en 2024 que más de 636 millones observados por la ASF carecen de respaldo documental; parte de ese boquete corresponde a fideicomisos donde el FIFEO firma, transfiere y no explica. Tampoco ayuda que el Comité Técnico lleve meses sin publicar actas ni metas cuantificables: lo único constante es el silencio administrativo, tan espeso que podría usarse de cortina.
Mientras tanto, en San Francisco Tutla los vecinos aseguran que su flamante agente municipal preside tequios y cortes de listón con la misma emoción con la que en Reyes Mantecón firma oficios genéricos. Dos cargos, cero resultados tangibles: en vez de fomento económico, lo único que se ha fomentado es el letargo institucional. El FIFEO se ha convertido en la oficina más silenciosa del corredor gubernamental; no impulsa inversión, no articula cadenas productivas y ni siquiera publica quién recibe los escasos recursos que ejerce.
No sorprende que en el Jardín Primaveral del gobernador Salomón Jara ya circule la lista roja de podas urgentes, y que Alberto Santiago aparezca subrayado. El pecado no es traición ni indisciplina; es la irrelevancia presupuestívora en un sexenio que presume transformación y austeridad franciscana.
¿Y los relevos? Ojo con no entrar de Guatemala a Guatepeor
Claro que hacer limpieza implica riesgos: lo que urge es depurar, pero con inteligencia, no con imposiciones de tribus. Porque casos como el del COBAO, donde la recién nombrada Angélica García Pérez tiene firma pero no voz ni voto, y quien realmente manda es el “sembrador de la discordia”, Flavio Sosa, solo profundizan la crisis de liderazgo en áreas clave. Es como cambiar baches por socavones sería el colmo de la metamorfosis primaveral.
Así las cosas, el contador sin cuentas claras reparte volantes en Tutla al amanecer, firma “créditos” fantasma al mediodía y, al anochecer, deja las luces apagadas en un fideicomiso que ya nadie sabe para qué sirve. Las tijeras palaciegas afilan sus filos y el rumor se hace voz: la pregunta no es si Alberto saldrá del jardín primaveral, sino cuándo… y si alcanzará a empacar su escritorio antes de que le corten la luz.
Porque, estimado lector, en esta primavera lo único que no florece es la paciencia del gobernador; y quienes sigan regando la opacidad con nuestros impuestos terminarán podados de raíz—sin maceta, sin fuero y, si la ley por fin se anima, sin salvavidas presupuestal.
¡Que suenen los tambores, que se alcen las tijeras y que caiga quien tenga que caer!
En esta humilde entrega —que huele más a bodega de cemento húmedo que a oficina de transparencia—, nuestra reportera de confianza, la “Hermanita de la Caridad”, desempolva los archivos y pone bajo la lupa a dos viejos conocidos del folclore político oaxaqueño: Rey David Hernández Villagrana y Dimas Zorrosa Morales. No, no hablamos de santos ni benefactores. Hablamos de verdaderos “estrategas del clientelismo social” (el chiste se cuenta solo), ese deporte de alto rendimiento donde se corre con el dolor ajeno y se sube con los “votos prestados” e inventados.
Como manda la receta neoliberal de la “solidaridad de conveniencia”, ambos personajes encabezan asociaciones civiles que, si bien suenan muy nobles (Reviviendo Oaxaca A.C. y Fundación Dimas Zorrosa A.C.), en realidad funcionan como instrumentos de promoción personal, no como entes legalmente constituidos para el beneficio colectivo. ¿El truco? Simulan tener una estructura legal, ofrecen “apoyos sociales” como sillas de ruedas, láminas, anteojos, pelotas, cemento, tinacos y huevo a bajo costo, pero no hay escritura pública, ni RFC, ni inscripción ante el Registro Público de la Propiedad. Ni el SAT los conoce, pues.
Lo preocupante no es solo la falta de papeles. Lo grave es que, sin ese sustento legal, no hay manera de hacerlos responsables si incumplen, defraudan o desaparecen con el dinero de quien pagó por adelantado, porque no nos dejara mentir, pero muchas veces esas Asociaciones piden el “enganche”. ¿Quién les reclama? Nadie. ¿A quién se denuncia? A un fantasma con logo y Facebook.
Estimado ciberlector, pero ¿qué dice la ley? Porque las buenas intenciones no los eximen del delito.
Según el Artículo 6 de la Ley Federal de Fomento a las Actividades Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil, las asociaciones deben estar legalmente constituidas para recibir apoyos o estímulos públicos. Más aún, si lucran sin estar registradas o recaudan dinero ofreciendo un bien o servicio que no entregan, podrían estar incurriendo en:
Fraude (Artículo 386 del Código Penal Federal): quien engaña para obtener un beneficio económico indebido.
Usurpación de funciones (Artículo 250 Bis): si simulan actuar con atribuciones que no les corresponden.
Asociación delictuosa, en los casos graves donde varias personas operan de forma estructurada para defraudar reiteradamente.
Y en Oaxaca, dice nuestra reportera “Hermanita de la caridad” que el Artículo 83 de la Ley de Desarrollo Social del Estado es claro: sin estar inscritos, no pueden recibir ni ofrecer apoyos de programas públicos. Pero a Rey David y a Dimas eso no les importa.
Entonces, si venden productos diciendo que “gestionan con el gobierno” o con “almas de buena caridad”, como ellos mismos publican en sus grupos de WhatsApp, estarían no solo mintiendo, sino violando la normativa vigente, porque como dijo el mismísimo cabecita de algodón, AMLO: “Los apoyos van directo, sin intermediarios. Bueno… solo intermediarios designados por ellos.
Pero usted estimado ciberlector, se preguntará, ¿y de dónde sacan tanto dinero par comprar todo lo que andan malvendiendo? ¿Milagros sociales o bodega electoral?
Si ya no hay intermediarios oficiales, ¿cómo logran conseguir tantos insumos para repartir? ¿Qué proveedor les suelta toneladas de cemento y huevo sin factura? ¿Quién paga la gasolina para llegar hasta las comunidades más alejadas?, porque millonarios no son, ni Carlos Slim se atreve a tanto.
Nuestra reportera “Hermanita de la Caridad”, asegura que la hipótesis más razonable es también la más inquietante: muchos de estos productos no se donan, se venden. Y no hay control sobre los ingresos obtenidos. Así, los anticipos entregados por personas en situación vulnerable —en efectivo, sin recibo— se convierten en caja chica de campañas anticipadas.
Estas ultra ofertas dirigidas para el pueblito noble y sabio que menos tiene, se organizan por WhatsApp, se promueven con fotos en redes, presumen “entregas” y “gestiones” que nadie fiscaliza, y al final del día, los beneficiarios terminan siendo el propio candidato y su ambición.
Pero usted seguramente se preguntará quiénes son estos personajes que ni en sus casas los conocen.
Rey David Villagrana: el “chapulín” de lámina y huevo
De agente municipal de Pueblo Nuevo en 2014, a candidato fallido por Nueva Alianza. Durante su paso por el PRI, dicen las lenguas viperinas que era operador del PRI con Javier Villacaña, después pasó a las filas de los Naranjitas Podridas, y ahora su corazón es chairo porque se convirtió en promotor del “carnal” Marcelo Ebrard.
Si algo ha demostrado Villagrana es versatilidad partidista… y una puntería de halcón para detectar cuándo brincar de color.
Hoy su “asociación” Reviviendo Oaxaca reparte beneficios sociales sin estar legalmente registrada. No tiene RFC, no tiene estatutos inscritos y —¡sorpresa! — tampoco tiene rendición de cuentas. Pero eso sí: tiene Facebook, y redes de WhatsApp donde circulan listas sus ofertas y en tiempo de elecciones la lista de “beneficiarios” para acarrear votos al mejor postor. Y ya viene la elección de judicial.
Ahora vamos con Dimas Zorrosa: el mártir caminante que reparte a pie y cobra en capital político que por cierto solo está en su imaginación.
Originario de Santa María Huazolotitlán, ubicado en la región de la Costa, Dimas ha recorrido kilómetros con pancarta en mano y discurso de “víctima del sistema”, pero no camina solo: lo acompañan fotos de entrega de “apoyos”, y su soldad para defender su aspiración de ser presidente municipal y, claro, una “fundación” que tampoco tiene registro legal, ni agremiados.
Fundación Dimas Zorrosa A.C. opera con una lógica casi religiosa: promesas, sacrificios y esperanzas. Pero sin transparencia, sin documentos, sin estructura. Es una iglesia con tinacos en lugar de milagros.
Estos “filántropos de ocasión” se camuflan de benefactores, pero actúan como comerciantes electorales. Y si las autoridades no investigan de dónde proviene su financiamiento, entonces el fraude seguirá disfrazado de solidaridad.
Porque en Oaxaca, ciberlector, no todas las asociaciones están para ayudar… algunas solo están para asociarse con el poder.
¡Alabado sea San Tinaco, patrón de los anticipos no devueltos y las láminas que nunca llegan!
Con bombo y platillo, el Gobierno Federal ha anunciado la construcción de la nueva Ciudad Salud allá por los rumbos de San Lorenzo Cacaotepec: el Hospital Regional del ISSSTE, un hospital del IMSS y nueva infraestructura médica en la zona de La Primavera.
Hasta ahí todo muy bien por parte del Gobierno. Pero de lo que nadie habla —ni en conferencias, ni en boletines— es de la demanda de agua que se necesitará para el funcionamiento de esta nueva ciudad sanitaria.
Así es, amigos ciberlectores:
¿De dónde van a sacar el agua?
Porque no hay que olvidar que hace apenas unas semanas varios hospitales de la capital tuvieron que abastecerse mediante pipas, debido a la crisis hídrica que se vive en Oaxaca.
¿Tendrá acaso San Agustín Etla la capacidad suficiente en metros cúbicos del vital líquido para surtir a todo este complejo de nosocomios?
Aquí les dejamos la pregunta a los sesudos asesores del gobierno. Ojalá pronto nos den una respuesta… antes de que nos manden al quirófano, pero con sed.
Dice nuestro reportero Flechador del Sol que Huajuapan de León no es tan conocida por su feria, ni por sus fiestas, ni por sus matachines, ni por sus tapetes de aserrín, sino por las cuentas —y los cuentos— del presidente Chupón.
En una mirada rápida, dice también nuestro reportero, basta con echar un ojo al pasado reciente para recordar los millones y millones de pesos desaparecidos durante la actual y la anterior administración municipal, ambas encabezadas por Luis “Chupón” Martínez.
El protagonista de cada función diaria en ese ayuntamiento es él. Se le reconoce como experto en firmar convenios, y más aún, en hacer desaparecer recursos públicos sin dejar otra huella que una sonrisa y los aplausos de sus ediles.
Recordemos, por ejemplo, aquellos uniformes de lujo comprados a Camager. El Ayuntamiento pagó 1 millón 123 mil 649 pesos por el equipamiento de los trabajadores del Sitresugah. Pero haciendo cuentas honestas, el gasto real no debió superar los 170 mil pesos, incluso duplicando la dotación. Es decir, hay un excedente de 953 mil pesos que simplemente se esfumó entre facturas maquilladas.
En un espacio anterior, nuestro Flechador del Sol expuso un audio en el que se escucha a la regidora de agencias y colonias, Ithalivi Salazar López, decir —en nombre del presidente Chupón— que no habría recursos para las agencias municipales. Según ella, el presidente firmó un convenio con la Presidenta de la República para entregar 7 millones de pesos al INPI, con la promesa de que ese dinero “bajaría” a las comunidades indígenas de Huajuapan.
Nuestro reportero investigó ese supuesto convenio. Hasta el momento, no existe rastro alguno: ni acta de cabildo, ni documento público, ni oficio validado por ninguna instancia federal. Nada. Lo único que queda claro es que estamos ante otro descarado robo a las arcas del municipio.
Otro caso confirmado por instancias oficiales: la Auditoría Superior de la Federación (ASF) documentó que, en 2023 —primer periodo del gobierno de Chupón—, el Ayuntamiento desvió más de 8 millones de pesos del fondo FORTAMUN en obras y adquisiciones sin sustento.
Entre lo observado:
*S5.6 millones en compras supuestamente destinadas a patrullas, uniformes y accesorios, sin contratos, actas o comprobantes de entrega.
*S2.4 millones en rehabilitación de alumbrado público en calles como Allende y 2 de Abril, sin una sola firma que acredite que los trabajos se realizaron.
Aunque presentaron los oficios PM/079/2024 y PM/089/2024 como defensa, la ASF concluyó que no aclaran nada y, en cambio, confirman todo. Se emitieron dos pliegos de observación (folios 2023-D-20039-19-1550-06-001 y 06-002) y se promovieron sanciones. Pero en Huajuapan, esas medidas suelen dormir en algún cajón olvidado.
Y si esos 8 millones ya escandalizan, otros 19 millones desaparecieron entre intereses turbios y excusas. Hoy, el monto sin destino claro suma 25 millones de pesos. ¿En qué se usaron? ¿Qué licitación los respalda? Ninguna. No hay calles pavimentadas, ni patrullas nuevas, ni servicios mejorados. Solo dinero público convertido en silencio institucional.
Y aún hay más. Se señala que el presidente recibe 3 millones de pesos a cambio de “tolerar” expendios de alcohol sin inspecciones ni regulaciones. Un tipo de impuesto de protección no oficial que se mueve por debajo de la ley y fuera del escrutinio ciudadano. ¿Dónde está ese dinero? ¿Quién lo maneja? ¿A qué cuenta fue a parar? La opacidad, como siempre, lo cubre todo.
Si aún queda duda del tamaño del saqueo, ahí está el caso de la famosa “Chupelancia”. Una ambulancia con valor real de 875 mil pesos fue facturada por más de 2 millones 400 mil. Es decir, una diferencia de 1 millón 525 mil pesos que —según fuentes internas— presuntamente terminaron en los bolsillos del propio Chupón y del regidor de salud, Carlos David López Mora.
Con esa cantidad pudieron haberse comprado tres ambulancias más, equipado centros de salud o rehabilitado clínicas comunitarias. Pero aquí, la salud se convirtió en otro negocio del Ayuntamiento.
Mientras tanto, la ciudadanía enfrenta calles oscuras, servicios precarios y un silencio oficial que ensordece. No hay conferencias de prensa, ni informes con sustento, ni respuestas claras, pues la mayoría de los medios de comunicación de Huajuapan, están al servicio de este ayuntamiento. Con ese respaldo, la administración prefiere no explicar nada y confiar en que la gente se olvide.
Lo más grave no es el tamaño del robo, sino cómo se ha normalizado. Porque cuando un presidente usa el presupuesto como caja chica, firma convenios con personajes invisibles, infla ambulancias y desaparece millones, lo que realmente se pierde no es solo dinero: es la confianza de la gente.
Lo único que brilla en Huajuapan, por ahora, es el camino hacia la impunidad.
Y si la ciudadanía deja de exigir, vigilar, documentar e incomodar, pronto también se apagará esa última luz.
No hay que olvidar, asegura nuestro reportero Flechador del Sol, aquellos 19 millones que fueron “hackeados” durante la gestión de Juanita Cruz Cruz. Curiosamente, esa cifra se transformó en 25 millones, los cuales el banco reintegró al Ayuntamiento ya bajo el mandato de Chupón.
Hasta hoy, nadie sabe con certeza qué ocurrió con ese dinero. Se estima que, con los intereses generados, la cantidad podría rondar los 30 millones. Lo único claro es que el presidente jamás volvió a mencionarlo en ningún informe de gobierno. Solo se sabe que el dinero fue retirado del banco original y transferido a otra institución, presuntamente para borrar el rastro.
También, nuestro mismo reportero descubrió lo que parece una caja chica municipal. Los jóvenes que se inscriben a cursos “gratuitos” ofrecidos por oficinas del Ayuntamiento tienen que pagar. Y si se les ocurre ir al baño en el parque Bicentenario, también deben pagar. Hasta orinar se volvió un lujo.
Lo recaudado por las ligas deportivas también desaparece como por arte de magia. Ese dinero tampoco llega a la tesorería.
Y por si fuera poco, a la exdirectora del Imjuve le exigieron firmar una factura de más de 3 millones de pesos por cascos. Para sorpresa de muchos, el dinero no ingresaba a las arcas municipales: lo recogía un sujeto que no aparecía en nómina, ni en el padrón, ni en la memoria colectiva.
Lo que nos cuenta nuestro reportero en la Mixteca es alarmante. Pero si quieres arquear la ceja, déjame decirte que intentaron obligar a la exdirectora a firmar pagos por torneos y premios de eventos que nunca existieron: torneos fantasma, viajes imaginarios y gastos inventados.
Cuando presentó su renuncia, el presidente Chupón, intentando cubrir su corrupción, ordenó a su secretaria que modificara el documento. Quería que dijera que renunciaba “por motivos personales”. Fue la típica estrategia de alguien que le teme más al escándalo que a la cárcel.
Total estimado de dinero involucrado:
78 millones 478 mil pesos
Algunas irregularidades no tienen monto especificado (como el cobro en baños, ligas deportivas, torneos fantasma o renuncia manipulada), por lo que el total real podría ser aún mayor.
Si ustedes creen que eso es todo lo que este gobierno ha desaparecido, esperen a que salga algo que esta preparando nuestro reportero que es mucho más escandaloso.
Vivirá poco quien no entienda lo aquí dicho, recuerde estimado ciberlector, la frase de la semana:
En política, como en el chocolate, hay que saber cuándo parar de batir… porque si no, se corta.