Lavadero Político 29/06/25

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marsupiales2Tal como se los prometimos, aquí les damos los detalles de un clavado de uña que hicieron en la Secretaría de Medio Ambiente, Biodiversidad, Energías y Sostenibilidad. Sera mejor que se siente.

Entre los coloridos plumajes y la algarabía de binocular en mano, se asoma una historia que va mucho más allá de las calandrias y de los colibríes: la de Aves de Oaxaca A.C., una organización que nació —al menos públicamente— en septiembre de 2015 con un loable afán de promover la observación y conservación de las aves. Diez años después, su “Festival de las Aves de Oaxaca” no solo convoca pajareros, sino que despliega un entramado de contratos, licitaciones y nombramientos que bien merecen un vuelo rasante de investigación.

De pasatiempo juvenil a proyecto gubernamental

Aves de Oaxaca A.C. surgió como un grupo de jóvenes entusiastas que, en 2016, estrenó el festival homónimo con presupuestos tan ligeros como una pluma. La propia Secretaría de Medio Ambiente, Biodiversidad, Energías y Sostenibilidad (SEMAEDESO) hoy presume —¡y con razón!— que el estado alberga 776 especies de aves, 57 de ellas endémicas, lo que otorga alto valor a cualquier iniciativa de divulgación científica.

La ficha curiosa: su sitio web oficial a ratos queda “volando” sin contenido actualizado —cual cotorra distraída—, detalle menor pero sintomático de la poca transparencia digital avesdeoaxaca.org.

Desde 2016 el timón del festival lo lleva Karime Unda Harp, hoy secretaria de SEMAEDESO. Y aquí inicia el canto polémico: al arribar a la dependencia, convirtió el festival en “proyecto de inversión” gubernamental con etiqueta de casi dos millones de pesos.

El expediente de los $1, 995, 200.00 pesos

Una inspección en el portal de la Secretaría de Administración revela la Invitación Abierta Estatal IAE-SA-SM-0066-10/2024 para contratar un “servicio integral” del Festival de las Aves Oaxaca: Nuestro Tesoro Nacional 2024; el origen de los recursos es 100 % estatal y la partida presupuestal descansa, muy ornitológicamente, en el rubro de “reuniones, congresos y convenciones”.

El acta de recepción de propuestas muestra que la Corporación en Servicios Especializados MUSOF S.A. de C.V. cumplió la documentación y resultó ganadora.

¿Su especialidad? Organización de eventos, no precisamente la anidación de zanates. Para más inri, el listado de adjudicaciones de finanzas estatales consigna el mismo clave-proyecto y adjudicación a MUSOF como “mejor propuesta”.

Aquí cabe el primer silbido irónico: el festival que antes volaba con alas de voluntariado ahora despega con presupuestos dignos de un águila real… contratando a una banquetera. Pero veamos quién y a que se dedica MUSOF.

Nuevo huésped en el aviario: Corporación en Servicios Especializados MUSOF S.A. de C.V.

Para entender por qué el “Festival de las Aves de Oaxaca” terminó en manos de una firma que vende escenarios, bocinas y mesas de banquete, hay que seguirle el rastro a Corporación en Servicios Especializados MUSOF S.A. de C.V.: un proveedor que, como colibrí recién salido del capullo, alzó vuelo directo hacia los contratos públicos de alto octanaje.

Acta de nacimiento, RFC y nido fiscal

RFC: CSE-231124-KFA—el código revela la fecha de constitución 24 de noviembre de 2023. Domicilio fiscal: Calle Emilio Carranza 501, Colonia Reforma, Oaxaca de Juárez, Oaxaca (frente al Mercado Hidalgo, para más señas).

Objeto social (según el Padrón de Proveedores): “Comercio al por menor de instrumentos musicales y sus accesorios, promotores de espectáculos artísticos, alquiler de salones y convenciones, distribución de material publicitario”.

Traducido al español llano: se especializa más en amplificadores y manteles que en aves y conservación. ¡No bueno!

Estimado ciberlector veamos el timeline exprés: de polluelo a halcón contratista:

La ruta contractual de Corporación en Servicios Especializados MUSOF S.A. de C.V. se despliega, curiosamente, en sólo tres brincos de “pajarito” y con dos dependencias distintas:

Primero, al registrarse en el Padrón de Proveedores del Gobierno estatal el 31 de mayo de 2024 (folio PV-15749), con un giro tan amplio como un ala de zopilote —“promotores de espectáculos, renta de salones, distribución de material publicitario” y hasta “comercio al por menor de instrumentos musicales”—.

Apenas seis meses más tarde llegó su primer gran contrato: la Invitación Abierta Estatal IAE-SA-SM-0066-10/2024, solicitada por la Secretaría de Medio Ambiente, Biodiversidad, Energías y Sostenibilidad (SEMAEDESO). El objeto: producir el “Festival de las Aves Oaxaca: Nuestro Tesoro Nacional 2024”. El fallo, emitido el 13 de noviembre de 2024, adjudicó a MUSOF un monto de $ 1, 995, 200.00 pesos como “mejor propuesta”.

El segundo brinco ocurrió al calor de la Guelaguetza: la Licitación Pública Estatal LPE-SA-SA-0027-05/2025, lanzada por la Secretaría de Administración para contratar “servicio de sonorización y ambientación de diversas presentaciones artísticas” de la fiesta de julio. Las bases oficiales identifican a esa dependencia como solicitante y a MUSOF como uno de los licitantes principales que cumplió requisitos de recepción en junio de 2025. El fallo no fue a su favor quedando fuera del reparto o quiza siendo parte de la simulación.

Finalmente, los registros de adjudicaciones del cuarto trimestre de 2024 también incluyen a MUSOF en otra licitación con una propuesta económica por los casi 15 millones de pesos —clasificado como “servicio integral / estudios”— tramitado igualmente por la Secretaría de Administración, aunque el detalle del objeto específico se mantiene en hojas de cálculo que la propia dependencia publica sin texto legible en PDF.

¿Facturera, todóloga o casualidad?

Musof hasta el momento no tiene huella en listas negras. No aparece—por ahora—en los listados 69-B del SAT, pero la velocidad con que obtuvo ese contrato millonario horas después de abrir su RFC recuerda más a los “factureros” de pasarela que a un proveedor con trayectoria comprobada.

Dicen que las águilas ven un ratón a 3 km; MUSOF vio un contrato gubernamental a 90 días de nacer. Je, je, je.

Por qué importa en el caso Aves de Oaxaca A.C.

La licitación de $1.99 millones del festival no fue para la A.C., sino para MUSOF, que “terceriza” la operación.

Karime Unda Harp mejor conocida como “Betty Pinzón” validó a un proveedor cuyo giro principal es la renta de equipo de eventos, no la educación ambiental. Estimado ciberlector, es evidente el conflicto de interés indirecto: la A.C. fundada por la secretaria cede la producción a una firma recién creada, mientras sus propios integrantes cobran dentro de SEMAEDESO.

En suma, el festival voló de la rama del altruismo juvenil al mástil del outsourcing millonario.

¿A.C. registrada o ave de paso?
Quien busque el acta constitutiva de “Aves de Oaxaca A.C.”, se topará con un silencio más amplio que los Valles Centrales: el nombre no aparece en el buscador del Instituto de la Función Registral del Estado de Oaxaca (IFREO). Eso no prueba inexistencia, pero sí exige que la organización exhiba su registro y RFC si pretende recibir (o canalizar) recursos públicos.

Jóvenes becarios… o “pichones” institucionales

Desde 2023 varios miembros del colectivo aterrizaron en la nómina: posiciones en el Departamento de Cultura Ambiental y en el Centro de Educación Ambiental Ñuú Kuu. Esa área la dirige Antonio Robles Brena, quien también funge como coordinador de Comunicación Social y brazo derecho de la secretaria. La escena es tan exclusiva que ninguna otra asociación ambiental figura con licitaciones equivalentes; organismos como UMAFOR Istmo-Pacífico o ECOCE participan apenas como invitados sin recurso asignado —sus nombres ni asoman en los listados de adjudicaciones estatales—, lo que confirma un claro monopolio de la tribuna ambiental.

Legalidad con plumas erizadas

La Ley de Equilibrio Ecológico del Estado de Oaxaca no contempla apoyos laborales directos ni la asignación de espacios institucionales permanentes a una A.C.; cualquier transferencia debiera seguir convocatorias abiertas y requisitos de interés público. De ahí las preguntas que vuelan en bandada para Lety Reyes de la Secretaría de las Deshonestidad:

¿Puede la fundadora del festival (Karime Unda) licitar su propio proyecto desde la silla de secretaria?

¿Qué entregables justifican 1.99 millones frente a los festivales de 2016-2022, que sobrevivían sin tal inflada?

Sin RFC visible, ¿cómo emite facturas la A.C., o la empresa MUSOF triangula servicios por ella?

¿Cómo acreditó MUSOF la experiencia técnica para elaborar “estudios” y producir un festival ambiental?

¿Quiénes son sus accionistas reales y tienen vínculos con servidores públicos?

¿Se verificó su capacidad operativa y plantilla de personal? (en Emilio Carranza 501 hay locales de ropa, comida y una clínica dental; ¿dónde guardan los telescopios ornitológicos?).

¿Por qué no hubo convocatorias abiertas que permitieran competir a ONG ambientales consolidadas?

Estimado ciberlector, nadie regatea la necesidad de divulgar la avifauna oaxaqueña. El estado sigue ostentando la mayor riqueza de especies del país. Sin embargo, la preservación se debilita cuando el diálogo ciudadano se sustituye por actos protagónicos y licitaciones en fast-track.

“Dicen que el canto del cenzontle tiene cuatrocientas voces; el del festival, apenas un solo tono: ‘¡Yo invito, yo cobro, yo decido!’.

De las notas que ha mandado a pagar para que hablen bien de ella y tachen al gobernador de corrupto, luego les contamos…

¡Ay… Karime!

Por hoy basta de husmear; dejemos que la nariz experta de nuestra protagonista respire un poco. La próxima semana exhibiremos cómo convierte ideas ajenas en “obra propia” —con nombres, fechas y capturas—. Vayan enfriando el café y afilando la indignación: esto apenas comienza.

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Dicen en los pasillos de Ciudad Peluche que las lluvias de junio no las trae sólo el huracán “Erick”, sino también la nube de billetes que cae –como papel picado artesanal– sobre la Secretaría de Turismo. El 20 de junio se dictó el fallo de la licitación LPE-SA-ST-0029-06/2025 que les hablamos la semana pasada, y el reparto quedó así:

Papeloa-X, S.A. de C.V. se llevó el lote 1 por $628,970.10.

Aplicaciones Tecnológicas Linux, S.A. de C.V. agarró los lotes 2 y 6 por $598,293.20.

Distribuidora y Comercializadora Flor de Piña, S.A. de C.V. se embolsa los lotes 3, 4 y 5 por $874,377.00.

Realización de Eventos y Festines La Calenda, S.A. de C.V. brinca al ruedo con el gordo: lote 7 por $21,176 359.12.

Víctor Hugo Santiago Escobar –proveedor estrella de pirotecnia– cobra el lote 8 por $691,360.00.

Grupo Transportistas Sureste Merly, S.A. de C.V. acapara el lote 9 por $6,745 400.00.

La sumatoria –redobles, por favor– toca $30,714 759.42.

Estimado ciberlector iniciemos con la lupa para saber unos datos curiosos sobre los campeones de esta licitación multimillonaria.

Papeloa-X

Empresa 100 % oaxaqueña –dice su cédula de padrones– dedicada a “papelería y consumibles”. Ya fue beneficiaria de compras directas en 2023 (material de oficina para la misma Sectur) y en 2024 proveyó los kits de bienvenida de la Guelaguetza infantil. No registra sanciones; sí, curiosamente, un ingreso anual inferior a los dos millones (según su declaración 2024 en Compranet local), pero hoy recibe un contrato que triplica su facturación.

Aplicaciones Tecnológicas Linux

En papel vende “equipo de cómputo”; en la práctica, su racha turística es notable: en 2023 ganó la renta de pantallas LED para el desfile de delegaciones y en 2024 el servicio de ‘streaming’ de la Cumbre de los Pueblos Indígenas. Su razón social existe desde 2019, pero hasta 2022 facturaba a la Universidad Tecnológica de la Mixteca; el brinco festivo le llegó con Saymi Pineda al frente de la Sectur. No figuran denuncias, aunque la ASF la menciona como proveedora “sin experiencia demostrable” en un informe 2023 sobre gasto cultural.

Distribuidora y Comercializadora Flor de Piña

Instalada en Tuxtepec, reporta actividad principal “venta de frutas exóticas” (sí, leyó bien) y secundaria “organización de eventos”. El padrón estatal la habilitó en febrero de 2024. Desde entonces ha ganado al menos tres adjudicaciones menores para refrigerios en ruedas de prensa. No aparece en SAT como EFOS, pero el objeto social y el tipo de servicios que ahora ofrece pintan rayas de facturera camaleónica.

La Calenda SA de CV

Vieja conocida de los convites: despachó servicios de logística en la Guelaguetza 2023 y 2024 (total acumulado ≈ $32 millones). El Registro Público muestra reformas estatutarias en marzo pasado para ampliar de “banquetes” a “producción de espectáculos”, justo antes de esta licitación. En la contraloría municipal de Oaxaca aparece una queja por incumplir montaje de escenario en el Paseo Juárez en 2022 –el expediente duerme en archivo.

Víctor Hugo Santiago Escobar

Persona física, pirotécnico con registro de riesgo alto en SEDENA. Ha cobrado a Ayuntamientos mixtecos y a la misma Sectur por “eventos de luces” desde 2018; en 2023 le pagaron $534 000 por el show del cierre de la Guelaguetza. No hay sanciones formales, pero Protección Civil lo multó en 2021 por detonar sin permiso en Santa Cruz Xoxocotlán .

Grupo Transportistas Sureste Merly

Su fuerte eran los traslados de productos agrícolas; en 2022 viró a “transporte turístico” y desde entonces amarra cada temporada de la Guelaguetza: $4 millones en 2023 y $5.9 millones en 2024 . Ninguna infracción registrada, pero el SAT la ubica en el régimen de “pago por honorarios” con once choferes… ¿y flotillas de autobuses de lujo?

Esta empresa a la que, con sorprendente entusiasmo, la Secretaría de Turismo vuelve a entregarle—esta vez por 6 millones 745 mil pesos—el lote 9 que cubre “el servicio de transporte para delegaciones, bandas y la Diosa Centéotl” durante todo julio. Sobre el papel suena solemne; en la práctica, el contrato describe 64 autobuses y dos urban de diez plazas que deben recorrer medio estado para traer y llevar a las comparsas a la capital, más los traslados dentro de la ciudad “sin límite de kilometraje y con combustible incluido”. Si usted estimado ciberlector hojea la propia base licitatoria (páginas 42-46) descubrirá cómo se enumeran uno a uno los municipios de origen—Chinas Oaxaqueñas de Casilda, Santa María Tlahuitoltepec, San Pedro Pochutla, etcétera—como si fuera la primera vez que la fiesta cubre los boletos de ida y vuelta.

El problema es que ese viaje ya está pagado. Cualquier edil que aspire a desfilar en la Guelaguetza debe cubrir el autobús de su delegación hasta Oaxaca de Juárez y de regreso. Es condición de participación. ASÍ QUE SAYMI PINEDA ADJUDICA UN CONTRATO MILLONARIO PARA SOLVENTAR UN GASTO… QUE LOS MUNICIPIOS YA SOLVENTARON. Dinero fresco por un servicio duplicado—un auténtico “turismo de viáticos” que ni los gobiernos conservadores con sus suburbans blindadas se atrevían a facturar tan alegremente.

La escena interna, cuentan testigos, fue digna de vodevil: el Director Jurídico de Turismo llegó con su folder manoseado a Ciudad Peluche escoltado por su ayudante para ver homólogo de la Secretaría de Deshonestidad—perdón, Honestidad—y recibió una sonora reprimenda. “¡Por tercer año consecutivo les digo que separen los traslados del aeropuerto al hotel, del hotel al Cerro del Fortín y los de cada delegación!”, tronó el funcionario de Leticia Reyes. Frente a él, los funcionarios de Sectur guardaban silencio y veían como les hacian las correcciones, cambiaban comas, les decían donde poner que y como justificar ese gasto, eso sí, nunca cuestionaron el monto global, ese lo dejaron intacto: seis veces lo que costaría alquilar la misma flota durante un mes en cualquier arrendadora de Puebla o Veracruz.

El reclamo cayó en saco roto y el fallo quedó igual—con la friolera engordando la cuenta de Saymi y de la empresa que, por cierto, hasta 2021 se dedicaba a transportar jitomate y chile de la Sierra Norte a la Central de Abasto, y que desde 2022 “reconvirtió” sus remolques en “autobuses turísticos de primera” a pura declaración de objeto social.

Indigna, claro. Porque mientras el Ejecutivo presume “austeridad franciscana”, aquí se reproduce la lógica de las suburbans para invitados V.I.P.: un convoy para funcionarios federales, otro para el séquito local… y ahora un tercero “para las delegaciones” que ya traen su propio camión pagado con recursos municipales.

Que el gobernador Salomón Jara ponga oreja: la próxima vez que le hablen de “traslados imprescindibles” quizá valga la pena preguntar quién ya los pagó. Porque entre autobuses multiplicados y urban de utilería, el único viaje real es el del dinero público… directo al bolsillo de ya saben quien, que cada julio se reinventa como reina del volante.

El nuevo antojo: licitación 0041

La fresquecita LPE-SA-ST-0041-06/2025 pide un “servicio integral” para ocho Expo-Ferias alternas: desde domos de 30 × 27 m, entarimados de 9.7 × 9.7 m, generadores de 75 kVA y 2 100 metros de papel picado “personalizado con nahual” hasta un espectáculo regional de 20 cabezas móviles, 22 estrobos y pantalla LED de 16 m lineales (Página 19-35 del documento base). Todo debe estar montado, desmontado y con operadores de audio e iluminación (mínimo ocho) durante tres semanas.

El pliego no incluye tope presupuestal –campo en blanco– y, aunque exige “evidencia de solvencia económica”, no pide estados financieros auditados. Entre las omisiones brillan: tolera que la oferta económica llegue en Word (editable) en USB -– canasta de oro para sobre-costos; no define criterios de evaluación ponderada: “procedimiento binario” y ya; pide fotografías de 4 ángulos de las instalaciones del licitante, pero no la opinión 32-D del SAT actualizada a 5 días; la cláusula de anticipo está vacía (“No se otorgará… salvo que se solicite”).

Por lo pronto dos son los que participan, y costará más de 6 millones 600 mil pesos. Sume estimado ciberlector, porque aquí no estamos contando lo que gastan en las demás secretarías involucradas, los hospedajes y avión clase VIP que suelen venir después.

¿Y los proyectos prioritarios?

Los focos y la utilería lucen fantásticos… pero, en paralelo, hay obras prioritarias que siguen esperando y que con los montos triplicados de doña Saymi, bien se pudieran destinar a ellos.

¿Qué pasó con el CIRRSU (Centro Integral para Residuos Sólidos Urbanos)? Hace ya más de un año que el gobierno anunció un presupuesto de 100 millones de pesos para acabar con la crisis de la basura; incluso mostró el terreno propuesto en Totolapan. ¿Para cuándo estará listo?

Y qué pasó con el Hospital de la Mujer y el Niño Oaxaqueño. La obra civil se terminó, se cortó listón, y se prometió apertura “en el primer trimestre de 2024”. Nueve meses después el edificio continúa encendido sólo por las luces de emergencia: faltan equipo de alta especialidad, plantillas médicas y contratos de mantenimiento, hablamos de lo palpable, no las promesas de discurso, porque hay paredes impecables, pero parece que todo es de utilería.

Y hay más proyectos y programas importantes con el que el gobierno del estado nos ha ilusionado, pero que no avanzan porque no hay dinero, sin embargo, con los gastos que realiza doña Saymi, todos nos damos cuenta que sí hay recursos a manos llenas.

Estimado ciberlectir que quede claro que no se trata de apagar la fiesta—Oaxaca vive del turismo y de sus ferias—sino de ponerle fundamento a la tarima. Un vertedero concluido, un hospital bien equipado.

Si el presupuesto sigue bailando al ritmo de la pirotecnia y de doña Saymi, el baile se quedará sin pista… y el público sin salida de emergencia. En la pasarela presupuestal de la Guelaguetza, se repiten apellidos, razones sociales y hasta géneros musicales –como si el baile fuera de calenda perpetua.

Mis lágrimas de mezcal –no de cocuy, diría la Flor de Piña– brindan por un Oaxaca que un día suelte el papel picado y se amarre los pantalones financieros. Porque, como dice el refrán, “cuando la calenda pasa, el pavimento cruje”… y la cuenta la pagamos todos.

Al tiempo…

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Nuestra reportera chinteña asegura que, si Darwin hubiera pasado por San Jacinto Amilpas, habría escrito “El origen de las tranzas” en lugar de “El origen de las especies”. El nuevo capítulo de esta saga lo protagoniza Hilda Graciela Pérez Luis –en Facebook firma simplemente “Hilda Luis”, quizá para despistar auditorías–, actual regidora de Equidad de Género y flamante oriunda de San Martín Mexicápam, a quien ya apodan “la mangoneadora honoris causa”.

Con una cancha política aprendida de la expresidenta Yolanda Santos Montaño, famosa por sus sanciones electorales y tropezones financieros, Hilda se brincó sin pudor al presidente municipal en funciones, Fidel Alejandro Díaz Díaz, quien apenas tomó protesta el 1 de enero de 2025.

Bajo el pretexto de empoderar a la ciudadanía, la regidora convocó –sin perifoneo ni invitación abierta– la asamblea para integrar la Contraloría Social. El chiste se cuenta solo: terminó conformada por una estudiante de sexto semestre de “ciencias ocultas”, un chofer de mototaxi y un ama de casa que firmará lo que le pongan por delante. Oficios honrados, sí, pero divorciados de cualquier noción de auditoría. Sin capacitación oficial de la Secretaría de Honestidad ni acta pública disponible, su principal función será darle “enter” a las obras que Hilda girará desde la regiduría octava. El método recuerda a los comités de La Clínica es Nuestra del IMSS-Bienestar, donde el tesorero se evaporó con el dinero y los pacientes siguieron haciendo fila con puro aire en los bolsillos.

Todo es “por amor al pueblo”, aclaran, porque esos cargos no cobran un peso. Pero nuestra reportera apostaría una tlayuda a que, si las cosas se calientan, la regidora les soltará unas monedas para que sacrifiquen su prestigio; total, al final del túnel asoman “muchos, pero muchos ceros” –y no precisamente en la boleta de calificaciones. Cuando llegue el momento de avalar la pavimentación invisible o el alumbrado que no alumbra, la firma ciudadana estará lista y la obra quedará legalmente “concluida”. Así se perpetúa el saqueo histórico que inició con Yolanda, perfeccionó su ex amiga Gabriela Adriana Díaz Pérez –hoy denunciada por un faltante de más de cinco millones de pesos– y ahora parece que continúa con doña Hilda.

Para cubrir el teatro con barniz cultural apareció Ramón Ezequiel Ricárdez Zárate, quien se autonombró “cronista del pueblo”. Con verbo rebuscado y aire de doctor honoris causa, se lanzó contra los vecinos con estudios, alegando que el único título válido es nacer “en el casco”. Sus dos libritos autoeditados –irrelevantes hasta para el club de lectura de la tiendita– sirven de escudo para insultar sin groserías; al fin que, si el auditorio no entiende los sinónimos, él se siente Sócrates y los demás, bárbaros.

En medio de esta carpa de tres pistas conviene recordar que la paridad es una puerta, no una patente de corso. El discurso de equidad se desmorona cuando se utiliza para colocar perfiles sin competencia técnica, porque abrir la puerta sin verificar quién sostiene la llave equivale a entregarle el cofre del erario al primer ladrón con credencial. Las leyes de Obras Públicas y los lineamientos de contraloría ciudadana exigen actas, registros y, sobre todo, capacitación; cualquier documento firmado por un comité “patito” se le puede revertir al cabildo y derivar en responsabilidades administrativas e, incluso, penales.

Mientras tanto, las calles de San Jacinto Amilpas continúan llenas de baches tan profundos como las cuentas públicas por aclarar. La obra brillando por su ausencia, la transparencia drenada, y la gente viendo cómo “chinto tapa a chinto y chinto a sanmartinenses”, porque los mexicapeños llegan, hacen y deshacen, mientras los verdaderos chinteños apenas alcanzan a distinguir, entre el polvo y el lodo, las promesas rotas que se les escurren por las cunetas.

Para muestra, el famosísimo puente sobre el río Plata, enclavado entre la colonia La República y la Nuevo México. La obra nació con bombo y platillo el 26 de mayo cuando Misael Olmedo, regidor de Obras de don Alejandro, juró que en cuanto la estructura metálica estuviera lista se revestiría la calle y, de paso, se secarían los charcos dignos de documental del Discovery. Han pasado más de un mes y lo único que se secó fue el entusiasmo: el “puentencito” quedó abandonado hace tres semanas –hoy es 29 de junio–, sin piso, con los fierros desnudos y el terreno convertido en una trampa de lodo que engulle llantas y paciencia.

Mientras tanto, dicen los vecinos, Misael anda más ocupado cuidando a su novia que supervisando a los albañiles; la obra se volvió pasarela, sí, pero de promesas huecas y charcos fangosos. El amarillo chillón del barandal resalta sobre el paisaje como señal de advertencia: “Peligro, gestión amorosamente ausente”. Así, la pasarela que prometía conectar dos colonias solo une la frustración de quienes ya no saben si esperar el concreto o sacar la lancha para cruzar.

Así las cosas, estimado ciberlector: equidad sin capacidad, contraloría sin control y un cronista sin lectores. Si alguien creía que el saqueo dependía del género, que voltee a ver a Hilda Pérez Luis y comprobará que la corrupción no discrimina; simplemente se maquilla con nuevas siglas y un discurso incluyente.

Seguiremos atentos a este caso donde la mugre que siempre aflora.

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resbala

 

El que anda muy apurado, tratando de emular las hazañas de nuestro reportero Iron Man, es el acateco Jesús Ortega Marín, actual subsecretario de Patrimonio, Recursos Materiales y Servicios de la Secretaría de Administración, quien al parecer ha decidido dejar de ser gordo y meterse de lleno a la vida fit. Pero, por favor, Carlitos Doubleclick, oriéntalo o asesóralo para que no ande, en horario laboral, escapándose a entrenar.

Dicen los que conocen al ex “preciso” de Acatlán de Pérez que, en un mismo día, llega a tener hasta dos o tres sesiones de pádel; quizá, para su salud, sea bueno… pero que no chifle: ¡que atienda el changarro también!

Nuestro reportero, en sus tiempos de gloria, saliendo del Paseo, se quedaba tirado en el Llano —¡ups, perdón!—: entrenaba todos los domingos partiendo desde el Llano y no andaba tirando aceite en el Polideportivo.

Mientras algunos en el gobierno de la Primavera se llenan la boca diciendo que hacen lo que nadie había hecho, este mozalbete anda haciendo lo que ni la gente del INDEPORTE.

¿Alcanzará un día este subsecretario llegarle a los talones a nuestro reportero?

Pero bueno…

Juzgue y vea usted.

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Dicen que los huracanes se llevan techos, pero también arrasan con máscaras institucionales, discursos vacíos y simulaciones de escritorio. Erick no fue solo un fenómeno natural: fue una sacudida moral que ventiló omisiones, ausencias y un catálogo de funcionarios que ante la tragedia prefirieron la comodidad del descanso a la responsabilidad del deber. Mientras la Costa oaxaqueña resistía el embate de la tormenta, en las oficinas públicas soplaba otro viento: el de la negligencia maquillada con comunicados.

Nuestra reportera costeña —chancla en mano y sarcasmo afilado— caminó entre lodo, albergues y testimonios para confirmar lo que ya se intuía desde lejos: mientras el pueblo resistía, varios funcionarios se escabullían. El huracán desbarató techos, sí, pero también barrió máscaras cuidadosamente sostenidas por la simulación.

Los alcaldes de utilería

En su conferencia matutina, el gobernador Salomón Jara afirmó que todos los presidentes municipales estaban atentos a sus demarcaciones. Un mensaje que buscaba evitar confrontaciones en plena emergencia. Pero en territorio, la verdad soplaba en otra dirección. Durante su gira por agencias de Santiago Jamiltepec y Santiago Pinotepa Nacional, gobernados por Auberto Ramos Acevedo y Héctor Domingo Baños Toscano, respectivamente, la realidad reventó la narrativa oficial: los ediles no aparecieron en la gran mayoría de las agencias municipales durante la contingencia, y mucho menos enviaron representación.

Creyendo que su presencia en la reunión del Consejo Regional de Protección Civil bastaba para justificar su “compromiso”, ambos se refugiaron detrás de reportes superficiales que sus subordinados les elaboraban con la misma solidez que una sombrilla de papel en medio del huracán. Cuando el gobernador pisó territorio y escuchó a los ciudadanos, no necesitó más: la ausencia de los alcaldes fue confirmada con reclamos directos, y el engaño quedó al descubierto. Las miradas duras de la población y el gesto serio del gobernador pintaron el retrato de dos presidentes que prefirieron huir a enfrentar.

El gabinete que prefiere la sombra al lodo

La irresponsabilidad no fue exclusiva de los presidentes municipales. Dentro del gabinete estatal también hubo quienes intentaron evadir la instrucción clara y directa que dio el gobernador desde días antes: desplazarse a la región de la Costa, anticiparse a la emergencia y actuar de forma preventiva. Para algunos funcionarios, la previsión fue tomada como exageración. Para otros, como licencia para el descanso.

Mientras algunos secretarios y directores cumplían la instrucción con profesionalismo, otros vieron la alerta como una oportunidad para apagar el celular y mirar hacia otro lado. La desgracia natural evidenció la desgracia institucional: funcionarios que solo actúan cuando la cámara está encendida, pero que desaparecen cuando toca embarrarse los zapatos. El gabinete de papel empezó a arder con los vientos de Erick.

Los desaparecidos de siempre

Uno de los ejemplos más visibles de abandono institucional que les adelantamos la semana pasada fue el profesor Enrique Misael “Profe Feria” Rodríguez, director general de Vivienda Bienestar, quien no solo no apareció, sino que tampoco envió equipo alguno a las zonas siniestradas. La ironía es dolorosa: el titular de Vivienda se borró justo cuando cientos de familias perdieron su casa.

Otro caso que raya en el cinismo es el del director del IEEPO, Emilio Montero, quien delegó su responsabilidad en José de Jesús Núñez Grijalva, jefe de Protección Civil Escolar. Lo malo es que el pobre funcionario, según los testigos, no sabía ni para qué lado agarrar. Emilio, nos cuentan, tenía otras prioridades: cuidar la plaza juchiteca que se le está saliendo de control y amenaza con estallarle en las manos si la suerte (o la justicia chaira) no le sonríe pronto.

Solo cuando el gobernador giró instrucciones tajantes, el funcionario apareció, pero solo un día. Al día siguiente, alegó una reunión con la Sección 22 como pretexto para retirarse. Pero podía regresar al día siguiente, y no quiso, su pretexto fue una reforestación, a la que bien pudo mandar un representante. Para dejar en claro que los problemas en los que anda metido no le roban la sonrisa y tranquilidad, en redes sociales, subió una imagen con su esposa con la leyenda “con la mejor compañía”. Nadie niega el amor, pero en horas de trabajo y con cientos de niños en desgracia por el huracán, la ternura resulta ofensiva.

El desayuno de la impudicia

El titular del IOCIED, Emmanuel Alejandro López Jarquín, también ignoró la instrucción del gobernador. Lejos de acudir a revisar daños en escuelas o coordinar medidas preventivas, optó por limitarse a postear frases religiosas mientras su equipo retuiteaba al gobernador. Cuando fue obligado a presentarse en la Costa, su primer mensaje en redes fue una fotografía… de su desayuno, como si eso fuera solidaridad institucional.

Que alguien le diga que la devoción es válida, pero el fanatismo de escritorio no reemplaza el trabajo de campo. Ni Dios justifica la negligencia cuando hay recursos públicos de por medio.

Mano firme: el gobernador los baja del pedestal

Al notar la ausencia de varios miembros de su equipo, Salomón Jara recurrió a una medida drástica pero necesaria: en su mañanera, ordenó el traslado inmediato de todo el gabinete a la región de la Costa. Y no fue un llamado simbólico. Lo refrendó más tarde en reunión privada, donde varios funcionarios no ocultaron su incomodidad al imaginar sus zapatos de diseñador atrapados en el lodo costeño.

La medida, sin embargo, fue inapelable. Algunos pretendieron enviar a sus subsecretarios con el viejo pretexto de tener “compromisos previos”, léase: eventos sociales, comidas privadas o cierres de negocios personales. A todos se les recordó que la instrucción del gobernador no tenía plan “B” ni cabida para simulación.

Diputadas en pantimedias y Judas en tribuna

La orden también alcanzó al Congreso. Diputadas y diputados fueron invitados a sumarse. Los de Morena no tuvieron opción; los sin partido y los disfrazados de “oposición crítica” prefirieron la comodidad de la tribuna antes que el esfuerzo del territorio. Ya los veremos el martes, con el guion listo para atacar lo que no quisieron ir a ver con sus propios ojos.

Hay legisladores que conocen más los pasillos del Congreso que las agencias sin agua ni energía eléctrica. Su “indignación” solo aparece cuando hay cámara y reflectores, pero nunca cuando hay damnificados y lodo.

Viáticos de aire

Las lenguas viperinas conocedoras nos informan que para variar la secretaria de Medio Ambiente, Karime Unda Harp, se negó inicialmente a ir a la Costa. Alegó que enviaría a dos subsecretarios. Desde Palacio de Gobierno le recordaron que la instrucción era directa y sin delegación posible.

Terminó yendo, sí, pero acompañada de sus protegidos de la llamada “Asociación de las Aves”, jóvenes contratados por honorarios que no podían justificar viáticos, así que se valió de personal de base para lograrlo. Es decir, montó una operación de simulación perfectamente planeada: generar contenido, simular presencia, justificar gastos. Todo, menos asumir responsabilidad.

Y mientras viajaba a regañadientes, su vocero se encargaba de filtrar notas a medios para acusar al gobernador de corrupción. Qué ironía: se cuelga de la estructura que la sostiene mientras la socava desde las sombras. Escupir al cielo no solo es ingrato, también es torpe.

Asegura nuestra reportera Costeña que al final, el único que verdaderamente se movilizó, coordinó y recorrió las zonas afectadas fue el propio gobernador. El resto del gabinete se movió por obligación, no por convicción. Y eso debería darles vergüenza: mientras Jara hacía el trabajo de todos, ellos cobran dietas como si hubieran cruzado ríos y montado brigadas.

La tragedia no solo desnuda a los pueblos. Desnuda a los gobiernos. Y aquí, la emergencia dejó claro quién está para la foto y quién está para el trabajo.

Tres años bastaron para que muchos olvidaran lo que significa ser “de territorio”. Aquellos que antes presumían austeridad franciscana hoy caminan con cinturones y bolsos de marca, incapaces de pisar el lodo sin gesto de asco.

Con suerte, el lodo les devolverá la memoria. Y si no, el pueblo se encargará de refrescárselas… en las urnas, en la plaza pública o en la historia.

 

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Esta semana, nuestro reportero Flechador del Sol, nos trae una crónica de una humillación pública. Dice que en política, los símbolos no se improvisan. Cada gesto, cada acomodo, cada distancia en un acto público comunica algo. En ocasiones hay gestos impúdicos como reveladores. Esta semana, Luis “Chupón” Martínez, presidente municipal de Huajuapan de León, inauguró el obelisco que mandó construir desde su administración anterior. Una obra levantada sin el aval del Cabildo, sin consulta ciudadana y sin más respaldo que el de su propio apellido, heredado de una familia que ha gobernado esta región como si fuera finca personal.

Así, pues, inauguró su obelisco. Su obelisco. No el de la ciudad, no el de la comunidad, no el del pueblo que representa. El obelisco no es un adorno urbano. Es una figura vertical, dura, impositiva, con carga histórica, política y sexual. Lo hizo como quien siembra una piedra para decir “aquí el que manda soy yo”.

El obelisco no es solo una figura decorativa. Tiene historia y tiene carga. Es un monumento vertical, duro, impositivo. Desde el Antiguo Egipto hasta Washington D.C., desde Roma hasta París, ha sido símbolo de poder. Pero no de cualquier poder: del masculino, del fálico, del que se alza para marcar, no para escuchar. No es una invitación al diálogo: es una advertencia. Es una pieza que no invita al diálogo, se impone. Como quien orina una esquina para dejar su olor. Como quien se cree eterno por haber dejado su piedra.

La escena de la inauguración fue aún más elocuente que la propia obra: desde Tezoatlán partió una cabalgata que evocaba más a los desfiles del porfiriato que a un acto cívico del siglo XXI. Algunos regidores avanzaban a su ritmo, cada uno montado como podía. Pero el Chupón no: él al frente, como prócer. Y detrás de él, abrazándolo por la cintura, una mujer joven. No era su esposa. No era funcionaria. No era parte del protocolo.

Su aparición rompió con toda la ética pública y reforzó una narrativa profundamente machista: la del hombre que exhibe su poder no solo como obras, sino con cuerpos. Le dijeron a nuestro flechador del sol, que en una de sus borracheras aseguró tener más mujeres que el gobernador.

Así es como el presidente municipal decidió montar su espectáculo: cabalgando como caudillo revolucionario, luciendo un caballo, falo y amante en una misma toma. Fue una postal que no necesita pie de foto: el poder montado, con la mujer como adorno, y el pueblo como espectador.

Fue un ritual de poder patriarcal, cuidadosamente diseñado para marcar quién manda y qué linaje lo respalda. El caballo le representó fuerza, control, virilidad.

El llevar a una mujer atrás de él, fue una doble bofetada: una para la primera dama, quien esperaba en el presídium, y otra para toda la población, que presenció como su presidente convertía un acto cívico en un espectáculo de machismo y descaro. Hay que recordar que en política, lo privado se vuelve público, y lo simbólico se vuelve real. El mensaje fue claro: el poder no tiene límites, ni en lo institucional ni en lo moral.

Lo más grave no fue el gesto en sí, sino su intención. Porque no fue un descuido. Fue una declaración. Fue un mensaje calculado que mezcló símbolos patriarcales, desplantes de poder personal y gestos profundamente misóginos.

En los actos oficiales, la cercanía entre figuras públicas no son una cuestión de protocolo: es una afirmación de unidad, de proyecto común, de respeto mutuo. La separación entre el presidente y su esposa en un evento que él mismo protagonizó con tintes de espectáculo personal, revela una fractura no solo íntima, sino institucional.

La imagen que proyectó el Chupón, debería ser un escándalo para los medios locales, sin embargo, todos callaron. Es un síntoma claro de sometimiento. No hubo crónicas, ni notas críticas, ni columnas encendidas. El silencio fue tan ruidoso como el espectáculo. Y en ese silencio se revela lo más podrido: el miedo, la complicidad o el sometimiento. Porque cuando la prensa se calla ante el abuso, deja de ser prensa y se convierte en florero.

Además, con todo esto, demuestra un estilo de gobierno que desprecia la rendición de cuentas a nadie, ni a su familia ni a su cabildo ni a su pueblo. Se burla de la ciudadanía y convierte los actos públicos en escenarios personales. Como ciudadanos, los huajuapeños no deben permitir que el poder se ejerza sin ética, sin respeto y sin memoria.

Aquella frase cínica de Paco Ignacio Taibo II, dicha en otro contexto –“se las metimos doblada” – cobra aquí una nueva forma, una forma de piedra. El obelisco del Chupón es eso: una expresión brutal del poder que se impone sin consentimiento, del gobierno que no escucha, pero si humilla. Con su machismo es claro que no gobierna, pero se exhibe Mientras los huajuapeños no le cuestionen, seguirá creyendo que puede hacerlo una y otra vez.

Por eso, en política, los símbolos importan. Porque lo que hoy es un obelisco, mañana puede ser una ley. Lo que hoy es una amante a caballo, mañana puede ser una decisión tomada entre sombras. Y lo que hoy es silencio de los medios, mañana es complicidad con el abuso.

El poder, cuando no se controla, se desborda. Y en Huajuapan, se está desbordando con forma de falo. Con gesto de patrón. Con olor a viejo cacicazgo disfrazado de modernidad.

Él no se conforma con mandar, le recuerda el pueblo que el poder tiene forma, tiene dueño y se mete hasta el fondo, sin preguntar. Así actúa el Chupón porque no entiende la democracia, pero si la dominación. El no gobierna con ideas, sino con símbolos fálicos, escenografías coloniales y desplantes autoritarios.

El obelisco no honra a la paz. No honra al general Antonio de León. No honra a Huajuapan. Es un monumento al ego, al machismo y a la tradición de nuestras raíces. Porque mientras izaban banderas extranjeras – la de España, la de Estados Unidos –, la Diosa Centéotl, madre del maíz e icono de los pueblos indígenas, fue ignorada. Le invitaron como adorno, pero no la reconocieron como símbolo.

Y así, piedra sobre piedra, bandera sobre historia, se fue construyendo el verdadero mensaje de esa inauguración: el poder no es para servir, es para exhibirse. Y si duele, mejor.

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Como sabemos, Huajuapan es tierra de contradicciones y decretazos. El presidente municipal y su séquito decidieron que el desarrollo sostenible no se logra con políticas públicas ni presupuestos bien ejercidos… sino a punta de tequios obligatorios.

Así como lo lee: esta semana, por circular oficial —con membrete, sello y todo el peso de Recursos Humanos— se ordenó a síndicos, regidores, directores, coordinadores y jefes de área asistir a un tequio masivo, con lista de asistencia, pase de lista a las 6:45 de la mañana y sanción administrativa para quien no se presente.

Todo el personal tenía la obligación de Llevar rastrillos, palas, botas y costales. Pero de su propia bolsa, claro. Porque en la nueva política municipal, la austeridad no aplica para cabalgatas, obeliscos ni playeras bordadas… pero sí para el trabajador que apenas tiene para el el colectivo y un bolillo con frijoles.

Lo más triste de esto, es la perversión del concepto. El tequio, tradición noble y comunitaria, nace del acuerdo, la cooperación y el bien común. Pero para el Chupón significa instrumento de obediencia burocrática, en el que quienes fueron contratados para gestionar, coordinar o planear, terminan barridos por la simulación y las amenazas administrativas.

Lo nos engañemos: esto no es participación ciudadana. Es castigo.
Según la circular, la orden obedece al Plan Municipal de Desarrollo, Eje Transversal Dos: Desarrollo Sostenible y Cambio Climático. Y uno se pregunta: ¿el cambio climático se revierte con palas prestadas? ¿Se combate con costales rotulados a mano por funcionarios que no saben si al otro mes tendrán contrato?

Claro que no. Pero sirve para la foto, para el informe, para la narrativa. Y para ocultar que no hay políticas reales, solo ocurrencias chuonescas.

Mientras tanto, los altos mandos seguirán tomándose selfies con el eslogan de “Juntos Transformamos” o alguna frase dominguera, caro. Pero no estarán cuando a una trabajadora se le reviente el zapato entre el lodo, ni cuando una secretaria gaste sus últimos cien pesos en una pala “porque si no, me descuentan”.

Lo verdaderamente sostenible sería dejar de explotar al personal como si fueran peones sin contrato. Tal vez haya que limpiar la ciudad… pero empezando por la dignidad que algunos arrastran como si fuera basura.

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Nos comenta nuestro reportero Flechador del Sol, que de algo sirve el Lavadero Político. Como bien saben nuestros lectores, la semana pasada nos habló de la Escuela Secundaria para Trabajadores “Ricardo Flores Magón”, y después de eso, el agua estancada empezó a moverse. Durante años, un grupo de docentes convirtió ese plantel en su feudo personal: controlaban la cooperativa, manejaban el estacionamiento como caja chica, desaparecían recursos del programa La Escuela es Nuestra sin rendir cuentas y usaban el plantel como si fuera un negocio privado.

Pero esta semana, algo cambió. El comité de obras, legítimamente conformado por padres de familia, recibió la tarjeta bancaria del programa federal La Escuela es Nuestra, lo que significa que, por fin, el dinero llegará a quienes verdaderamente lo necesitan: los estudiantes. Un triunfo para el director Víctor Hugo Oropeza López, quien ha sido blanco de ataques, justamente por haberle arrebatado el poder financiero a ese grupo que ya saboreaba el tercer bocado presupuestal.

No es casualidad que los profesores inconformes —liderados por Francisco Morales Juárez, María Isabel Niño Flores y Gema Ruiz Sánchez— hayan iniciado una campaña de acoso, difamación y hostigamiento en contra del director y del comité de obras. Mucho menos que hayan denunciado en asambleas sindicales a madres de familia que solo buscan dignificar la escuela de sus hijos. Estos profesores, que tanto se rasgan las vestiduras por la educación pública, no tienen empacho en dejar grupos sin clase, en ausentarse sin justificación y en reunirse en horario laboral para maquinar su próxima jugada.

Se habla de más de 60 mil pesos de cooperativa que no han sido transparentados, de al menos 25 mil pesos obtenidos en unos días de feria por el estacionamiento que jamás se reportaron, y de hechos más graves: alumnas despojadas de sus zapatos por acusaciones sin pruebas, libretas de estudiantes arrojadas a la basura, y presiones emocionales para que menores firmen documentos en favor del personal acusado.

A pesar de la tormenta, hay padres de familia que han salido a dar la cara. Y lo han hecho sin miedo. Gracias a esa presión, hoy el programa federal La Escuela es Nuestra vuelve a tener sentido en esa secundaria: los recursos se usarán para construir un techado en un espacio de 30 x 33 metros que beneficiará a toda la comunidad estudiantil. El presidente municipal se comprometió a completar el 80% restante de la obra, lo que también ha generado molestias entre quienes preferían que no pasara nada, para seguir sacando ventaja.

En política —y en educación— hay batallas que no se pelean solo con discursos: se pelean con comunidad, con ética y con firmeza. Hoy, en la Ricardo Flores Magón, el agua ya se movió. Y cuando el agua se mueve, lo que flota se nota.

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Dicen que la escuela es el segundo hogar… pero en la primaria federal Beatriz Ávila García, parece que la pedagogía ya no viene en libros, sino en corridos bélicos y frases sacadas de un video de TikTok.

La maestra Yukari Concepción López Cortés, en lugar de agarrar el cuaderno de planeación o abrir el reglamento escolar, prefiere prender el altavoz y que suene El Komander mientras lanza indirectas —no tan indirectas— contra los padres de familia. Eso sí, con una ortografía que haría llorar a Benito Juárez y una sintaxis digna de examen extraordinario.

Ella da clases en el 6º “A”. Y uno se pregunta: ¿está es la nueva normalidad educativa? ¿Ahora las diferencias con los papás se ventilan al ritmo del cuerno de chivo?

Mientras en el discurso oficial se presume que los maestros son agentes de cambio, constructores de ciudadanía y garantes de valores, en la práctica hay quienes prefieren posar como influencers frustrados quejándose de los papás que “no puede organizar a 25 padres de familia”. Pero sin mover un dedo para construir un puente de diálogo.

No es solo una canción. Es un mensaje. Es la normalización de una estética del poder que exalta al que manda con pistola, al que “arregla todo” sin protocolos, al que grita más fuerte en lugar de argumentar.

Y lo peor: es una burla pública con nombre y apellido dirigida a quienes llevan a sus hijos a aprender, no a ser humillados.

Aquí caben muchas preguntas: ¿Dónde está la supervisión escolar? ¿La dirección de la escuela ya vio el video? ¿Esto es parte del nuevo plan de estudios? ¿Habrá una clase de “civismo narcofónico” o una olimpiada escolar de influencers?

Porque si lo que se enseña con el ejemplo es que un maestro puede exhibir a padres con tono burlón y música de fondo criminal, entonces el aula dejó de ser espacio formativo para convertirse en ring.

No cabe duda que hay docentes que confunden autoridad con abuso, libertad de expresión con vulgaridad, y enseñanza con desquite personal.

Lo más doloroso no es la canción. Es el desprecio disfrazado de sarcasmo, el desprecio por la comunidad, por el rol que cada padre o madre juega —a veces con poco, con mucho esfuerzo, con miedo, con hambre— pero siempre con la esperanza de que sus hijos reciban algo mejor que el mundo que les tocó.

La escuela no debe ser un escenario para el ego del maestro, ni un karaoke para desahogos personales. Si una docente necesita música de narcos para “educar”, lo que necesita urgentemente es una buena leída al artículo tercero constitucional.

La educación puede transformar vidas, pero también puede arruinarlas cuando cae en manos equivocadas.

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Vivirá poco quien no entienda lo aquí dicho, recuerde estimado ciberlector, la frase de la semana:

En política, la moda cambia tan rápido que lo que hoy es tendencia, mañana puede ser un fracaso.