Cuando el huracán Erick derribó techos, postes y la calma de tres docenas de municipios oaxaqueños, la atención pública se inundó con imágenes de esteras empapadas y caminos partidos en dos. Justo entonces, en la siempre fresca sala de juntas de Tlalixtac, la Secretaría de Administración mal comandada por Noel Rito –con la bendición “sonriente” de Saymi Pineda Velasco, Secretaria de Turismo– deshojaba sobres y firmaba fallos para la Guelaguetza 2025 como quien parte pan bendito: rápido, calientito y sin testigos de más.
Así se adjudicó, de un plumazo, el contrato de los cinco alebrijes monumentales “Guenda Ne Nuna” – IAE-SA-ST-0012-06/2025– por dos millones doscientos quince mil seiscientos pesos a Suministros Comerciales Pantoja. Dicho de otro modo: cada pieza de fibra de vidrio y metal de cuatro metros costará al erario algo así como cuatrocientos cuarenta y tres mil pesos.
Nuestra reportera Coquette-Ratette, consultó a tres talleres capitalinos que se dedican al ramo: todos cifran un ejemplar semejante –material, soldadura, pintura automotiva, transporte y montaje incluidos– entre cincuenta y setenta mil. El sobreprecio, pues, escala como felino en celo: de seis a nueve veces el valor real, suficiente para bañarlo en hoja de oro, ponerle luces LED y aún dejar resguardo para el spray fijador con el que la titular de Turismo asegura su cargado maquillaje y sus pestañas extremadamente buchonas.
La misma comercializadora Pantoja ya había colgado papel picado por casi seis millones en 2023 y vendió souvenirs y refrigerios por casi cuatro millones el verano pasado, el cual fue un escándalo. Las cifras, igual que los colores del jaguar, cambian de tonalidad, pero las garras son idénticas.
Y mientras el felino sonríe, aparece un banquete -licitación IAE-SA-ST-0011-06/2025-: Eventos y Banquetería Centenario se presentó en solitario a la invitación para proporcionar “bienes promocionales” –léase desayunos gourmet, hostesses de sonrisa fotogénica y un stand con luces para que la Coquette-R de Saymi se autopromocione en cada evento turístico– y se lleva a casa dos millones y medio. Sin rival a la vista, la licitación se volvió una pasarela de un solo vestido; el jurado no tuvo opción más que conceder la corona.
Lo verdaderamente jugoso, sin embargo, está en la licitación “gordota” —la LPE-SA-ST-0029-06/2025, todavía sin fallo oficial—, la de los nueve lotes que todavía aguarda fallo oficial. Si uno suma, a vuelo de pájaro, las posturas económicas reveladas en la apertura (veintún millones de La Calenda para el lote de producción escénica; seis millones setecientos mil de Transportistas Merly; veintiún millones ciento once mil de Saldáña Eventos para el mismo lote 7, más otra docena de ofertas que van de seiscientos a un millón doscientos mil pesos), el contador supera los 54 millones de pesos, IVA incluido, antes de que el Comité de Adquisiciones decida a quién corona. Es decir, medio centenar de millones que bailarán entre templetes, pirotecnia, papelería, Suburbans y, claro, un discreto rubro para las cuentas de doña Saymi.
El reparto suena a vieja orquesta afinada: los mismos nombres que animaron la fiesta en 2023 y 2024, los mismos domicilios fiscales compartidos y los mismos “rivales” de utilería que comparecen solo para dejarse vencer. Son firmas que han girado de abarrotes a espectáculos o de ferretería a banquetería con la velocidad con la que cambia un danzante la pluma de su penacho.
¿Y dónde caben tantas cifras mientras la Costa contaba damnificados? En los tweets de Saymi Pineda Velasco, por supuesto, quien apareció entre lodo y cocoteros hablando de “solidaridad total” y “Oaxaca que lo puede todo”.
Las cámaras la siguieron como moscas a la miel, y ella –dicen sus cercanos– repartía despensas y selfies a partes iguales, no porque piense en la gobernatura, faltaría más, sino porque “el pueblo noble” debe saber que su secretaria es una suerte de Madre Teresa de Calcuta con gloss color rojo intenso resistente al agua.
Estimado ciberlector, no nos dejará mentir, pero la aritmética duele más que el viento: un jaguar, un coyote, un chapulín y un toro de colores costarán, juntos, lo que valdría reconstruir medio centenar de techos de lámina arrancados por Erick.
Los desayunos con influencers rebasan por mil por ciento el precio de mercado de un catering ejecutivo.
Y la sonorización contratada por veintiún millones duplica lo que cobran productoras de renombre que montan festivales enteros en la Ciudad de México.
Cualquiera pensaría que, con semejante dispendio, las danzas del Cerro del Fortín retumbarán como Coachella y que las figuras brillarán más que los desvelados milagros de Tilma; la realidad es que, entre los vientos y los ceros añadidos, apenas si se escucha el susurro de los billetes volando.
No sorprende, pues, que los nombres de Pantoja, La Calenda, Centenario y compañía vuelvan a tallarse en la placa conmemorativa de este julio. Son los mismos que maquillaron el 2023, que perfumaron el 2024 y que, con la complicidad de los reflectores desviados por la tormenta, cerraron negocio redondo para el 2025.
Y mientras los artesanos auténticos miran de lejos –ellos que harían un alebrije por una décima parte del precio–, la Secretaría de Turismo celebra con la vista puesta en 2028, cuando llegue la hora de las corcholatas y Saymi levante la mano envuelta en plástico picado -biodegradable, según ella-, sonriendo como si todo esto hubiera sido un préstamo y no un huracán de pesos que, a diferencia de Erick, nadie quiso reportar.
Ya veremos con qué justificación “creativa” sale esta vez: cuando se clava a leer sus tarjetitas —sin razonar siquiera— no se da cuenta de que ella solita se aprieta la soga al cuello. Mucho menos percibe la tensión del momento cuando el gobernador la escucha, incrédulo y con el gesto torcido ante semejante robo en despoblado. No es para menos: otra vez tendrá que ordenar a sus “limpiadores fiscales” que compongan y justifiquen los desvíos de la costeña.
Ojalá el mandatario entienda pronto que ese maquillaje contable se paga caro ante un pueblo noble y sabio que vive al día… y que ya se enteró de cómo la costeña y otros funcionarios primaverales despilfarran los recursos públicos.
Al tiempo…
Nuestra siempre bien entaconada y estirada reportera La Fedataria Intrépida nos confirma lo que ya era un rumor que zumbaba como mosco en ventanilla: le dieron palo definitivo al amparo de Edna Fernanda Pérez Zárate, la fedataria exprés del muratismo que hoy se cuece en su propio jugo legal… o mejor dicho, huye de él, rumbo a España, donde el jamón ibérico es más fácil de conseguir que una justificación legal para su patente de notaría.
Sí, estimado ciberlector, esta historia tiene de todo: amor, poder, notarios, corrupción, y hasta un viaje romántico al viejo continente con pasaporte judicial pendiente. Y si usted cree que exageramos, abróchese el cinturón, porque esto va para serie: “Notaría sin ley: Crónicas de un Fiat Express”.
Retrocedamos al mes de octubre de 2023. El consejero jurídico de la Primavera Oaxaqueña, Geovany Vásquez Sagrero -mejor conocido como el Espíritu Santo- soltaba la bomba: la notaría pública número 21, a cargo de Edna Fernanda Pérez Zárate, quedaba suspendida. El motivo: su patente como fedataria otorgada el último día del sexenio de Alejandro Murat, bajo sospecha de haber sido entregada con más prisa que legalidad. Algo así como cuando se reparten los postres antes de que llegue la cuenta.
La notificación llegó, pero la fedataria ya estaba pensando en otras tierras. Dice nuestra reportera que el jueves pasado fue requerida formalmente por la Dirección de Notarías, pero su silla ya estaba vacía. No solo cerró la oficina, cerró la maleta y despegó a España, en un vuelo cargado de romance… y sobre todo de indicios.
¿Y con quién se fue? Nada menos que con el hombre que fue su jefe, su amigo, su no salvador jurídico (y dicen que algo más): José Octavio Tinajero Zenil, mejor conocido entre las columnas de los pasillos judiciales como “El Muppette”. Ex consejero jurídico del cachorro Murat, y actualmente inactivo en su propia notaría en el Estado de México.
¿QUÉ DICEN LOS DATOS?
Estimado ciberlector, por si usted no recuerda, Edna Fernanda es hija del notario Marcial Pérez Hernández (titular de la notaría 74), quien fue acusado en 2020 de haber vendido fiats —sí, esos documentos sagrados del notariado— en hasta cuatro millones de pesos. Y no lo dijo cualquier chismoso, bueno… sí, Jorge Merlo Gómez, ex fedatario, quien sabe perfectamente cómo se cuecen las notarías… y cómo se venden.
Edna no es ajena al poder: fue titular fugaz del Instituto de la Juventud del Estado de Oaxaca (Injeo), pero su carrera despegó más en la Consejería Jurídica, allí con el Muppet. Los fifís mexiqueses dicen que su cercanía con Tinajero Zenil es ampliamente conocida: fue su asistente, confidente y —según voces internas— la gran debilidad del ex funcionario muratista.
El problema no es solo de forma, sino de fondo legal: ¿cumplió Edna con los requisitos del artículo 12 de la Ley del Notariado para el Estado de Oaxaca? Ese artículo exige antigüedad profesional comprobable, exámenes de oposición, convocatoria pública y publicación en el Periódico Oficial. Pero su nombramiento se dio el último día del sexenio Muratista, sin claridad sobre el concurso y con fuertes presunciones de tráfico de influencias.
¿Y TINAJERO?
Asegura nuestra reportera fedataria que mientras tanto, José Octavio Tinajero Zenil, que debería estar atendiendo su notaría en el Estado de México, anda de luna de miel judicial en la madre patria.
Su nombre apareció también en el contexto de otras patentes entregadas “a modo”, y se menciona su participación directa para darle el empujoncito a la designación exprés de Edna Fernanda y de otras patentes, porque recordemos que quien le dio la Fiat fue su padre, y la tenía guardad en el cajón mientras cumplía con la edad requerida. Y que, decir de las acusaciones en su contra por los presuntos cobros de derecho de piso en el IFREO, Catastro, Registro Civil y demás. Dicen que se llevó sus buenos milloncitos, porque eso ahora puede viajar con su azote del corazón a cualquier parte del mundo.
Aunque no hay todavía proceso penal en su contra, la justicia chaira de Oaxaca tiene en la mira transferencias, vínculos y beneficios irregulares. ¡Ay… nanita!
FUGA DE AMOR… ¿Y DE LA JUSTICIA?
Lo que sigue, ciberlector, es de pronóstico reservado. Porque sin el amparo, Edna debe entregar sus libros notariales —documentos que podrían confirmar (o sepultar) más de una ilegalidad—. La justicia primaveral tiene ahora una prueba de fuego: ¿seguirá el expediente hasta sus últimas consecuencias o dejará que la parejita disfrute del amor en tierras europeas sin consecuencias legales?
Cabe recordar que si existieran elementos suficientes y el Ministerio Público lo solicitara, la Fiscalía podría activar una ficha roja ante la Interpol, y solicitar extradición por usurpación de funciones públicas, falsedad de documentos o uso indebido de atribuciones, según se configure el caso.
El caso de Edna, el ex Mayordomo Totalmente Palacio, el propio ex Consejero Jurídico, no solo exhibe el uso faccioso de las notarías en Oaxaca y en todo México, sino que abre un tema de fondo: la necesidad de una profunda reforma al sistema notarial en México, para impedir que sigan siendo monedas de cambio político.
¿Será que el amor puede más que la ley… o que la ley, cuando quiere, también sabe romper corazones? (Coff, coff, Espíritu Santo.)
Mientras el huracán Erick arrancaba láminas y convertía centenares de viviendas en rompecabezas de palos y cartón, uno habría esperado ver al director general de Vivienda Bienestar, Enrique Misael Feria Rodríguez, caminando entre los escombros, tomando nota de los techos perdidos y desplegando cuadrillas de emergencia. Al fin y al cabo, su dependencia existe para garantizar que, en tragedias como ésta, el «bienestar» empiece justamente por un techo decente sobre la cabeza de la gente.
Pero no: el funcionario brilló… por su ausencia. Ni un tuit, ni una visita, ni siquiera una foto borrosa con casco prestado. Su oficina, según confirman los propios teléfonos permanecieron en modo contestadora todo el fin de semana.
La omisión duele doble porque Erick castigó sobre todo las cubiertas: techumbres de lámina arrancadas, palapas que volaron como papalotes y paredes desnudas al cielo abierto. Era la tormenta perfecta —literal— para que Vivienda Bienestar saliera a demostrar su razón de ser.
En vez de eso, la brújula solidaria la marcaron otras dependencias que acudieron sin invitación “formal”: SINFRA, comandada por Carlos Vichido Hernández, mandó cuadrillas a apuntalar caminos y puentes; SEFADER, con Víctor López Leyva -mejor conocido en el jardín primaveral como el “Just For Man” o el “Dog Dormilón ina, ina ina…-, entregó pacas y alimento a pequeños ganaderos que perdieron corrales; Agua Bienestar, con Neftalí Amigdael López Hernández al frente, improvisó cisternas y potabilizadoras portátiles en la Costa; e incluso IMSS-Bienestar despachó brigadas médicas.
En cambio, Feria Rodríguez se quedó en el limbo administrativo, confirmando que en Oaxaca existen dos tipos de servidores: los que acarrean despensas para la foto y los que ni el Google Maps logra encontrar en zona de desastre. El contraste exhibe los extremos del gabinete: mientras Saymi Pineda Velasco recorría albergues con sonrisa de «salvadora» (el huracán perfecto para su campaña pre-pre-pre-gubernatura), el responsable de los techos se acomodaba el suyo, sin asomarse a la lluvia, porque se enferma de su “pechito”.
Para colmo, al «profe» no le faltan razones para sentirse intocable: su hijo, Enrique Feria Romero, funge nada menos que como subsecretario de Desarrollo, Control de la Gestión Pública y Recursos Humanos en la Secretaría de Administración. Y en el Congreso local despacha otro hijo de barba pos-ti-za —el diputado Nicolás Enrique Feria Romero, célebre agitador de tribuna y municipios cuando le conviene— que presume sus credenciales de defensor del pueblo cada que el micrófono lo permite. Con semejante red familiar, ¿para qué correr al temporal?
El gobernador Salomón Jara —ese que sí se empapó de lodo y sudor en los recorridos— debería tomar nota: una cosa es lidiar con funcionarios que lucran con la desgracia y otra, quizá peor, es cargar con quienes la ignoran olímpicamente, seguros de que su sueldo caerá puntual el día quince.
En la tragedia, las ausencias hablan más alto que los discursos. Y el vacío que dejó Vivienda Bienestar se midió en cada gotera que nadie fue a tapar.
Si el mandatario quiere de verdad limpiar su gabinete, que empiece por quienes no aparecen ni en la foto para el recuerdo. Porque, cuando el viento tumba paredes, el pueblo noble y sabio distingue muy bien entre los servidores que acarrean esperanza y los que sólo acarrean su quincena.
Al tiempo…
En vísperas del Día del Abogado, nuestra reportera universitaria “Estrellita Dorada” volvió con información documentada —y no precisamente para bien—: lo que ocurre en las facultades de Derecho no es mera grilla estudiantil, sino una crisis estructural que ya huele a colapso.
Desde hace semanas, nuestra “reportera universitaria estrellita Dorada” ha recorrido instituciones públicas y privadas para descubrir qué está pasando con la formación de futuros abogad@s. Y lo que encontró no es poca cosa. Esta es la primera parada con motivo de la próxima celebración del Día del Abogado. Lo que encontró pone en evidencia un panorama preocupante: abandono académico, corrupción, acoso y desinterés institucional. Aquí va la primera entrega.
Estimado ciberlector que le parece si iniciamos con la facultad de Derecho UABJO: la dinastía Martínez Helmes en modo serie de Netflix.
La escena arranca con la directora Rocío Martínez Helmes, pidiendo auxilio porque su propia facultad lleva un mes tomada por porros armados. Según audios filtrados, quien opera tras bambalinas es nada menos que su padre, el ex-rector Abraham Martínez Alavés, experto en lidiar por la mala cuando de mantener el control se trata, y va parejo no se tienta su corazón si se trata de sus hijos.
La trama se espesa: Abraham ya consiguió que otro de sus hijos, Eduardo Martínez Helmes—ex-rector también—terminara en prisión preventiva por un “fraude millonario”, que nunca se supo más.
El clan, acusado desde hace años de desviar recursos públicos, convirtió los pasillos universitarios en territorio privado: becas, plazas y hasta las llaves del estacionamiento se reparten en familia.
El saldo para los estudiantes es brutal: laboratorios cerrados, plan de estudios a media luz y una práctica jurídica que se aprende más en el café internet que en clase.
Estimado ciberlector no nos dejará mentir pero, el “alma máter” de juristas históricos hoy parece una franquicia familiar atrapada en bucle de poder.
¿Hasta cuándo reaccionarán las juventudes y el profesorado?
URSE: clon barato de la facultad de derecho de la UABJO, con tarifa “págalo y pásalo”
La Universidad Regional del Sureste presume modernos murales motivacionales, pero los alumnos lo resumen así: “mini-UABJO con Wi-Fi”. Entre pasillos se cuenta —y se paga— la venta exprés de exámenes; si repruebas, “con una lanita, si repruebas el examen, el profe dobla la manita”, cuentan los estudiantes.
La directora Olivia Carolina Pérez Ojeda, más conocida como WIPPO, recibe denuncias y responde con talleres de autoestima institucional, asea no hace nada. Por cierto, la acusan de proteger a sus allegados, de apapachar a profesores incumplidos y, según testimonios, de tener un comportamiento inadecuado con algunas alumnas.
Las acusaciones de acoso sexual flotan sin investigación formal; rectoría aplica el modo mute, ese que soluciona todo mandando correos donde “se tomarán medidas”.
En los pasillos de esa facultad los alumnos han expresado su preocupación por el nivel del profesorado, pero más aún, por la normalización del acoso sexual. La falta de atención institucional ha generado un clima de impunidad alarmante.
La lógica es perversa pero clara: si el escándalo no aterriza en TikTok, no existe.
Si usted estimado ciberlector piensa que La Salle Oaxaca se salva, se equivoca, y es que el acoso sigue sin respuesta
Asegura nuestra “reportera universitaria estrellita Dorada” que los futuros abogados lasallistas sienten que estudian en modo “invisible”. El Director Académico, Sergio Estuardo García Herrera, aparece más en boletines que en salones, y el Coordinador Ruiz Juárez —quien además da clases en la URSE— es señalado como la compuerta que frena cualquier queja.
No es paranoia: la universidad ya cargaba con expedientes por violencia digital y acoso desde 2021, año en que tuvo que despedir a dos profesores a regañadientes.
Los estudiantes llegaron al punto de tapizar el edificio de Derecho con pancartas, exponiendo a los acosadores. ¿Y qué pasó? Nada. Dicen que las cartulinas duran menos que una historia de Instagram: las quitan al amanecer y asunto enterrado.
Por cierto, el principal señalado, incluso, es el propio Director Académico. Dicen que tiene más cola que le pisen, que autoridad académica. Vaya nivel académico; así de grave la cosa.
Anáhuac Oaxaca: “líderes de acción positiva”… en el after
En Jalpan, nuestra reportera topó con estudiantes saliendo de un bar llamado “La Rotonda”. Se hacen llamar líderes de acción positiva, aunque más bien estaban en plan relax. ¿Estudian Derecho? Sí. ¿Están satisfechos? No.
La queja principal es la misma: deficiencia docente. Muchos profesores son los mismos que circulan entre La Salle, URSE y BUO, lo cual genera un efecto dominó de malas prácticas.
Dicen los que saben que en la Anáhuac vende excelencia académica, pero su director, Héctor Humberto Vásquez Quevedo, – conocido por los estudiantes y docentes como “el sin maestría”, pues no tiene grado— no está nunca en su oficina. El señor está más ocupado en su cargo en la Fiscalía del Estado, donde ocupa un puesto menor – Director General de Asuntos Jurídicos-, pero presume jerarquía. Lo que debería de explicar es cómo le hace para dobletear, porque un funcionario de su “nivel” (el chiste se cuenta solo), debería estar 24/7.
Los estudiantes dicen que la vida académica está apagada o mejor dicho que esa facultad está muerta. Un ejemplo claro son las conferencias recicladas: el Magistrado Ricardo Sodi llegó con volante de campaña en mano, en lugar de compartir conocimiento jurídico —misma charla, misma foto, distintos auditorios—y las preguntas académicas quedaron para mejor ocasión.
Para colmo, el operativo de alcoholímetro dentro del campus ya rebasó la anécdota, aunque pensando bien, ese operativo es necesario, porque de no hacerlo muchos de ellos en un futuro terminarían atrapados en la red del operativo pescador y en los anexos que no son nada agradables.
Por ultimo, en esta lista negra también está la BUO: ¿Refugio o reciclaje académico?
La Benemérita Universidad de Oaxaca se vende como “alternativa fresca”, pero muchos profes desertores hallan ahí su segunda residencia—con los mismos atrasos, las malas prácticas: ausentismo, falta de compromiso y métodos obsoletos.
¿Resultado? Una educación jurídica mediocre, disfrazada de modernidad. ¿Será?
La moraleja que nadie quiere leer
Lo que une a estas casas de estudio es un cóctel de negligencia institucional, cacicazgos familiares, acoso normalizado y una corrupción que pasa la charola como si fuera cuota de biblioteca. El rector que no quiera verse señalado tiene dos caminos: fingir demencia o abrir expedientes—con nombres y sanciones—antes de que el enojo juvenil transforme la protesta en éxodo.
Los estudiantes ya no se tragan comunicados vacíos; organizan grupos de Telegram, comparten capturas y preparan demandas colectivas. El poder de la vieja guardia se fractura cuando un hilo viral hace en minutos lo que veinte oficios no lograron en años.
¿Llegará la sacudida antes de que celebremos (o lloremos) el próximo Día del Abogado? La toga huele a naftalina, y la justicia—en teoría el corazón de estas carreras—está atrapada en un campus secuestrado por cuotas y complicidades. Si las autoridades siguen bostezando, la crisis ya no se medirá en paros sino en futuros rotos.
Para la próxima entrega: chats filtrados, tarifas de “examen exprés” y el costo real de un cárdex intachable. No apaguen el celular; la audiencia apenas comienza, será mejor que compren palomitas en combo ultra mega grande.
Y bueno, hablando de traidores, el que parece que no tienen límites es un militante del Partido Verde, como ya no tiene aliados ahora se le ve junto al triple A. Seguramente algo trama, y no es nada bueno para Oaxaca. ¿Será que el triple le compra todos los espejitos que le vende este traidor personaje?
Y es que este par ha sido visto muy de cerca últimamente, aunque nadie sabe exactamente para qué. A Raúl Bolaños, básicamente, el gobierno primaveral ya no lo ve con buenos ojos, luego de que se dedicara a ir y venir en sus intentos por quedar bien con todos. En Oaxaca capital, al menos, quedó totalmente fustigado por quienes ganaron gracias al Partido Verde, porque él fue el único que no tuvo la sensibilidad ni la congruencia de mantener la prudencia, y fue a tomarse fotos con el principal adversario de Ray Chagoya.
Lejos de mostrar algún tipo de recato, decidió imprimir velocidad en su loco periplo político y se ha rodeado de lo peorcito que tiene el partido al que dice pertenecer —aunque ya nadie sabe si eso es verdad o no. Se pegó a Ricardo Monreal pensando que ahí estaba el futuro político, y simplemente no le tocó nada. Imaginó que se iría al gobierno federal, pero su amiga, la doctora Clau, nunca se acordó de él.
Así que ahora está refugiado en su curul como diputado federal, pero sin ninguna trascendencia. Todo su equipo —y él mismo— siguen cerca del exgobernador Alejandro Murat, y todos se preguntan si en realidad sigue trabajando para él desde esa posición en la que dice ser “Verde”, pero no lo es, y dice ser “morenista”, aunque en realidad su corazón sigue siendo tan rojo PRI como siempre… aunque, valga decir, ahí tampoco lo quieren.
En fin. El caso es que decía que “tenía todas las de ganar”, pero hasta a su papá ya le quitaron la posición de cónsul en São Paulo, Brasil. Queda claro que no tiene la influencia que presume, y que el sospechosismo de su actuar lo tiene más identificado con la causa de enfrente que con la de casa. Vaya, pues, que seguro sigue haciendo política e intentando volver a Oaxaca, a pesar de que aquí, ni troyanos ni tirios lo ven con buenos ojos.
Perdónalos tú, Diosito, que puedes… porque el pueblito bueno y sabio, ése sí, seguro que no lo hará.
Cómo cambian los tiempos para algunos neo morenistas, a los que parece que ya se les olvidó su feo pasado con lo más rancio de la política del país. Es el caso de la diputada local de triste memoria, llamada Concepción Rueda Gómez, mejor conocida como Conny Rueda, a la que ya se le olvidó su pasado panista y ahora se siente con derecho de criticar hasta al partido que la aceptó —aunque entró por la puerta de atrás, siempre como la rémora de la senadora Susana Harp.
Esta personita parece haber olvidado que ella viene, nada más y nada menos, que del PAN. Y no sólo eso, sino que viene del panismo del expresidente Felipe Calderón Hinojosa. ¿A Conny Rueda ya se le olvidó que, con Felipe Calderón, fue delegada de la entonces Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, en donde robó cientos de millones de pesos que les quitaba por moches a las comunidades que querían alguna obra con recursos de esa dependencia? ¿Ya se le olvidó que ella misma soltó el bulo de que Felipe Calderón había tenido una relación sentimental con ella? ¿Ya se le olvidó que Calderón le puso una escolta armada de la Policía Federal a ella y a su familia, luego de que se inventara agresiones físicas que no eran sino producto de la pertenencia de sus retoños a la llamada chikimafia?
Ahora resulta que es la voz disidente y discordante dentro de su partido y de su grupo parlamentario… aunque la verdad es que dicen que para tener el pico largo hay que tener la cola corta, y parece que este no es el caso.
Y hablando de los que rápido se les olvida su pasado, también es el caso de Dante Montaño, alias Tachidito, quien se jacta de ser lo que dice que es, pero se le olvida que detrás están las pésimas cuentas que dejó en Santa Lucía del Camino. Ahora se asumen como paladines de la democracia, pero no tienen ninguna forma de sostenerse frente a un pasado que los persigue —y los perseguirá— en todo lugar donde se paren.
Lo peor del caso es que no tienen una sola idea innovadora, ni tampoco una posición opositora que pueda considerarse que vale la pena. Sólo se dedican a decir que no sin ton ni son, a criticar lo que se hace, a restar en lugar de sumar. Y eso, se los va a cobrar irremediablemente el juicio de la historia.
¡Que no digan que no se los advertimos!
Nuestro reportero ambientalista, nos informa que todo parece indicar que después de tres años al frente de la Secretaría de Medio Ambiente, Biodiversidad, Energías y Sostenibilidad (Semabes), la doctora Karime Unda Harp —ingeniera-ecóloga de formación— pasa de flor de invernadero a hoja marchita. Su comparecencia del 29 de enero de 2025 ante la Comisión de Medio Ambiente terminó con peticiones de “información complementaria” para justificar el gasto operativo de 2024-2025.
Dicen en los pasillos de la secretaría que el golpe de gracia llegó la semana pasada, cuando apareció en su puerta Liz Hernández Matus —bióloga, ex-diputada y pieza de confianza de la familia Jara— con nombramiento de “asesora” y poderes de interventora. Solo vean el rostro desencajado de Karime, al estar su nueva sombra, y si nos apuran hasta remplazo.
El vacío que grita
La “mega” rodada ciclista del 15 de junio apenas reunió veinte pedalistas, todos le hicieron el vacío, nadie acudió a su convocatoria fallida, y eso es producto de su arrogancia.
Mientras el rostro de Betty Pinzó -como también la conocen- el mandato ya corre: todo subsecretario, director y jefe de departamento debe despachar primero con Liz, exponer planes, metas y tiempos. Traducción: se acabó el juego de espejos para Karime.
Guerra de cubículos y auditorías
En represalia, Unda para mandar un mensaje claro al gobernador Salomón Jara que no le gusta imposiciones, relegó a Hernández Matus a un cubículo pegado a los baños, mientras su asesor, convertido por ella en Jefe de la unidad administrativa Fidel López Magdaleno sigue atrincherado en el “privadito” contiguo a la titular, es más, ni en el directorio ha mandado a poner el nombre de la ex diputada y nueva jefa. Je, je, je.
Si usted estimado ciberlector se pregunta, porque Fidel no despacha desde la oficina que ocupaba Mario Alberto “Mabeto” Guzmán Jaime, es porque permanece clausurado por presuntos desvíos; sin embargo, se le ha visto empacando documentos —dicen que ya tiene nuevo acomodo, quizá en un municipio “amigo” o en otra dependencia estatal. Pese a la auditoría en curso, todo indica que su aterrizaje laboral fue suavizado por las palancas que aún le quedan.
El caso Manuel Acevedo: traición y cerrojazo
Contrario al run-run mediático, el ex-procurador ambiental Manuel Alejandro Acevedo Cruz no salió por incapaz, sino porque Karime le hizo la vida imposible: le cerró expedientes, frenó operativos y lo dejó sin recursos para inspecciones. Para colmo, Raúl Bolaños Cacho Cué —quien se vendía como su “hermano político”— jamás lo defendió. Y para que quede claro, la plaza de Acevedo en PROPAEO no se la debe a Raúl, y el silencio del hoy diputado federal confirma su fama de traidor: primero cosecha lealtades, luego las poda.
Huida por la puerta trasera
No es el único damnificado. El ex-subsecretario Lino Velásquez también abandonó Semabes por la puerta de atrás meses atrás, cuando los expedientes alzaron demasiado humo. Su salida silenciosa fue la práctica estándar del grupo Bolaños cuando se incendian los papeles.
Blindaje familiar
Para blindarse, Karime llamó refuerzos de su pariente Helena Rojas Iturribarría, operadora histórica de ese mismo clan. Llegan técnicos “de confianza” que estuvieron en la administración pasada, cuya misión implícita es blindar contratos y expedientes antes de una eventual salida. ¿Alguien dijo miedo?
Redes saturadas, logros evaporados
Mientras tanto, Antonio Robles Brena, vocero multitask convertido en generador de “contenido de humo”, recibe la instrucción de inundar redes con reels y copys de “reuniones exitosas”. Pero, como dice la Arrolladora: “ya es muy tarde, el mal ya está hecho”. La exhibición de soberbia (insultos a alcaldes, desdén al gabinete, llegadas tardías) tiene expediente propio en el escritorio del gobernador Salomón Jara. El último reporte público de la Semabes presume 100 % de cumplimiento de metas en 2023, aunque los indicadores son más cualitativos que cuantitativo
Relevo exprés: Liz vs. Karina
Palacio ya perfila las dos cartas fuertes. Liz Hernández Matus cuenta con respaldo absoluto de la familia Jara y un historial legislativo en temas verdes; su desventaja es la falta de experiencia administrativa, pero la consigna de “limpiar la casa” pesa más que los reparos. Diana Karina Hodich Toledo, actual subsecretaria y sobrina política del gobernador.
El ocaso de Raúl Bolaños Cacho Cué
La Semabes era su joya de cuota; ahora es el símbolo de un naufragio. Con Karime tambaleando, Mabeto auditado, Lino auto-exiliado y Acevedo defenestrado, el hoy diputado federal se queda sin vitrinas en el gobierno de Oaxaca. Su bancada verde en San Lázaro apenas ofrece un escaño sin reflectores. Los operadores de Morena hablan ya del “síndrome Bolaños”: una figura que traiciona a sus aliados y termina sin aliados que lo sostengan. Sin territorio, sin cuotas, su única carta es la alianza coyuntural en campañas de 2027; pero nadie olvida que Raúl vende caro… y entrega poco. Por eso, quien va a liderear esa carta, será Pepe T, así que ya saben.
Quien no entienda que “Raúl sólo es amigo de Raúl” —repite la fauna del Verde— no ha estudiado zoología política básica.
¿Qué sigue para Karime?
Auditorías paralelas de la Auditoría y la Secretaría de Honestidad sobre contratos de reforestación, verificaciones y campañas de divulgación: se investigan 92 millones de pesos ejercidos en 2023-2024.
Reingeniería presupuestal: el gobernador exige un perfil “de botas y no de pasarela” para salvar el saneamiento del Atoyac antes de octubre 2025.
Efecto dominó: si Liz toma las riendas, pedirá renuncias en bloque para retribar la nave y cerrar fugas.
La primavera de Karime se marchita por exceso de sol propio: soberbia, ausencias y cálculos cortesanos. En política ambiental, la forma sí es fondo y su relevo será la prueba de que la 4T oaxaqueña aún castiga la simulación.
Estimado ciberlector, francamente vemos casi imposible que Karime se libre del vendaval. Sus excesos son innumerables y el legajo de quejas que ya reposa en el escritorio del gobernador habla por sí solo. Para que se dé una idea del calibre: acaba de destaparse un desvío millonario cuya ruta del dinero —con cifras y nombres— le revelaremos, con santo y seña, la próxima semana.
A modo de anticipo, le soltamos esta pista con tonada pegajosa: «Pajaritos a bailar, cuando acaban de nacer, su colita has de mover…».
Ese día, más vale que la secretaria se abstenga del aguacate, porque el “amuinamiento” que le espera será de campeonato.
Esta semana nuestro carnicero de Chalcatongo salió con cuchillo en mano y se fue en contra de nuestro noble y regordete secretario de Cultura, recordándole todas sus pillerías; y bueno, hasta nos enteramos de que don Flavio pertenece al cártel del dulce regional (por lo azucarado).
Bien dicen aquello de que: “Peléense las comadres y saldrán las verdades”.
El 2006 es un capítulo que marcó la vida de los oaxaqueños y estos dos personajes tienen tanta responsabilidad que ambos deberían, mejor, estar alejados de la vida pública porque, como dijo Gloria Trevi: en el recuento de los daños… nos salen debiendo.
Por un lado, “El Chueco” y su Chucky hicieron un mal cálculo al desalojar del Zócalo la protesta de los flojonazos del magisterio, motivo que desencadenó lo que ya todos conocemos y padecimos.
En la otra esquina, las organizaciones sociales, pseudolíderes, agitadores sociales, aviadores e intelectuales antigobiernistas encontraron el mejor caldo de cultivo en la protesta e hicieron un desmadrito de época.
Barricadas, tanquetas, gases, balas de goma, policías, negocios cerrados, afectaciones al patrimonio, medios extranjeros, marchas, bazucas de cohetones, el Santo Niño de la APPO, Radio Universidad, cacerolas, sangre y hasta difuntitos son parte de la herencia maldita que nos han dejado nuestros políticos a todos los oaxaqueños.
El precio de esta revuelta lo sigue pagando el pueblo noble y sabio, y aquellos que en ese tiempo protestaban en contra del gobierno hoy están donde querían: haciendo lo mismo que los malos priistas a quienes combatieron, pero solo son una mala copia de ellos; eso sí, llenándose las bolsas de forma vil y descarada, tomando como bandera a la primavera.
Para nadie es un secreto que, detrás de todos los pasados gobiernos, la mano del Viejo de Polanco se ha hecho presente, porque, si hay un dueño de la franquicia local, pues es él; y todos los demonios los tiene en su caja de Pandora para soltarlos en cuanto alguien no se cuadre.
¿Verdad, URO?
Vergüenza y calidad moral son dos cosas que no tienen estos políticos.
Reciban el saludo de la Porra.
Esta semana, nuestro reportero Flechador del Sol, que es bien metiche en la Mixteca, estuvo presente en la inauguración del obelisco levantado sin autorización del Cabildo ni consulta ciudadana. El mensaje simbólico de este adefesio lo mandó hacer el presidente municipal Luis “Chupón” Martínez. Fue otro de sus actos que, según él, no requieren ni aprobación ni justificación. El nombre que le puso: Obelisco de la Paz, General Antonio de León. El mensaje de fondo: “Aquí mando yo, y aquí se queda mi segundo nombre.”
No es la primera piedra que coloca esta familia. Ya lo hicieron su papá, su tío, él mismo en su primer mandato, y ahora repite en el segundo. Todos han sido diputados locales o federales. Así que más que un monumento a la paz, lo que inauguraron fue un mojón territorial de un clan político que se siente dueño del municipio.
La ceremonia no se quedó corta en símbolos. Mientras el pueblo observaba desde abajo, en lo alto flameaban banderas extranjeras: la de Estados Unidos y la de España. No es broma. En pleno suelo mixteco, con historia de resistencia y orgullo indígena, se ondearon los colores de quienes vinieron a quemar códices, imponer lenguas ajenas y repartir el país como botín.
Y mientras eso ocurría, ahí estaba la Diosa Centeótl, madre del maíz, invitada pero ignorada, relegada a lo decorativo. No hubo palabra, mención ni respeto. A ella, que representa la raíz, la tierra y la vida de los pueblos oaxaqueños, la dejaron como estampa de utilería, mientras el acto oficial se rendía al “buen gusto” y a las banderas del imperio que durante siglos se empeñó en borrar, precisamente, lo que Centeótl representa.
El obelisco, por sí mismo, es un símbolo. No es neutral. En muchas culturas representa el falo: el poder vertical, impositivo, penetrante. El que se alza para marcar territorio, no para dialogar. El que domina el paisaje para que nadie olvide quién lo mandó a hacer. En este caso, no conmemora al pueblo: conmemora al apellido Martínez.
Por si alguien dudaba, el mismo presidente lo dejó claro en Cabildo: “La mayoría de nosotros tiene sangre española”, como si eso fuera mérito, como si fuera credencial de superioridad, como si ser mixteco fuera algo que debe esconderse o corregirse con una bandera extranjera.
Llamarlo “Obelisco de la Paz” es otra ofensa. No hay paz donde no hay respeto. No hay paz cuando se ignora la voz del pueblo. No hay paz cuando se homenajea a los símbolos de la conquista y se margina lo profundo como si estorbara. Eso no es reconciliación: es borrado. Es humillación simbólica. Es teatro de poder.
Huajuapan no necesita obeliscos. Necesita respeto, inclusión y memoria. Lo que se construye sin diálogo, sin transparencia y sin dignidad, no será nunca símbolo de paz. Será, en todo caso, otra piedra más en el muro que separa al gobierno de su gente.
La paz no se impone con piedra. Mucho menos con banderas ajenas ondeando sobre la cabeza de una diosa olvidada. En Huajuapan, lo que se inauguró no fue un monumento: fue una advertencia.
Y no es contra el pasado: es contra el presente.
El obelisco no conmemora una historia compartida; marca el poder de un linaje. El obelisco dice, aunque no hable, que este es:
un territorio que ya tiene dueño,
una sangre que manda y no el voto,
un apellido que vale más que la historia indígena,
una afirmación de que lo extranjero es superior,
y que ese apellido, a través del obelisco, se decora.
El pueblo tiene derecho a responder, a recordar y a decir —aunque dudamos que lo haga, dice nuestro reportero Flechador del Sol— que Huajuapan no es propiedad de nadie. Y mucho menos de un apellido.
Desde el Antiguo Egipto hasta las capitales coloniales, el obelisco ha sido usado para marcar territorio, imponer autoridad y dejar claro quién manda. En este caso, lo que se alza en Huajuapan no es solo una estructura de piedra: es la firma del clan Martínez tallada a golpe de poder.
Nuestro reportero Flechador del Sol, nos cuenta que en Huajuapan de León hay una escuela pública que dejó de ser espacio de formación para convertirse en terreno fértil del abuso, la impunidad y la corrupción organizada. Se trata de la Escuela para Trabajadores “Ricardo Flores Magón”, ubicada en la calle Morelia #8, colonia Aviación, primera sección. Aunque su nombre apunta a una misión noble, ocurre lo contrario: nuestro reportero cuenta con evidencias brutales de cómo puede corromperse una institución educativa cuando un grupo de trabajadores se aferra al poder no por vocación, sino por negocio.
Apenas inició el ciclo escolar, el personal fue notificado de que, por tercera vez, llegaría el recurso federal del programa La Escuela es Nuestra. De inmediato, convocaron a una reunión interna —a espaldas de los padres— donde se acordó repetir la fórmula anterior: manejar el dinero sin licitaciones, sin transparencia, sin rendición de cuentas.
El argumento fue tan burdo como cínico: como una trabajadora de intendencia, Zayra, tiene a su hija estudiando ahí, podía “representar” a los padres y así justificar que el dinero volviera a quedar en manos del mismo grupo.
Pero esta vez hubo un quiebre. El director, Víctor Hugo Oropeza López, se opuso. Convocó a una reunión formal con padres de familia para informarles que el recurso estaba por llegar y que, como establece la norma, debía integrarse un Comité de Obras. Durante la reunión, varios docentes intentaron impedirlo. El subdirector Vicente, junto a las maestras Alba, Ivonne, María Isabel, y los trabajadores Francisco, Cristian, Salomé e Ita, trataron de imponer que el recurso lo siguieran manejando ellos, bajo el viejo pretexto de que “ya lo habían hecho bien antes”.
Pero dos madres de familia se levantaron y propusieron la creación de un comité legítimo. Y ganaron. Desde entonces comenzó la represalia: una campaña de acoso contra el director y contra los padres organizados. Los acusan, sin pruebas, de “robar el dinero”, cuando lo que han hecho es romper con años de opacidad y negocios internos.
el nuevo Comité de Obras, junto con el director, empezó a trabajar en un proyecto para techar un espacio de 30×33 metros que brinde sombra y seguridad a los alumnos. Buscaron apoyo del presidente municipal. Aunque la respuesta fue lenta, se logró el compromiso de cubrir hasta el 80% del costo. Paralelamente, el comité impulsó otras mejoras para el plantel, mientras el grupo opositor se dedicaba a boicotear y sembrar discordia.
en ese plantel, el terreno es grande. Una parte se renta como estacionamiento. Hay evidencia de ingresos económicos que nunca se han transparentado. La cooperativa escolar, por ejemplo, recaudó más de 60 mil pesos, sin un solo corte de caja. Durante la feria de julio, el estacionamiento temporal que instalan apenas reportó 25 mil pesos en 15 o 20 días, cuando los ingresos reales deberían ser mucho mayores. ¿Dónde quedó ese dinero? Nadie lo sabe. Y quienes lo saben, no lo dicen.
el sindicato de la Sección 22 también está en contra de los padres. Sus representantes —Francisco, Gema y María Isabel— han reunido a sus leales: Salomé, Ita, Verónica, Cristian, Omar, Héctor, Nayeli, Zayra, María Inés, Lilia, Laura, Julissa… para orquestar una campaña de difamación y desprestigio. Denunciaron al comité y al director en una asamblea sindical realizada en la cancha del Bicentenario, en la colonia La Merced. ¿Cuál es la acusación? Que están atentando contra sus derechos laborales, cuando en realidad lo que se exige es transparencia y rendición de cuentas.
desde que se formó ese comité legítimo, el grupo sindicalizado se ha empeñado en sacar al director, que ya representa una amenaza para sus intereses. Durante años han lucrado con la escuela: la usan como estacionamiento durante ferias, venden productos para su beneficio y no rinden informes de ingresos. Se cubren entre ellos, faltan sin justificar, abandonan clases y se autoprotegen.
Y el daño no es solo administrativo o financiero. Es también humano. Se han documentado maltratos verbales y físicos contra estudiantes. El caso más alarmante: una niña fue despojada de sus calcetas y zapatos, acusada —sin prueba alguna— de haber robado 500 pesos. A otros alumnos les han tirado sus libretas a la basura. Algunos menores cuentan que se les presiona emocionalmente para firmar papeles a favor del personal acusado. Otros narran cómo han presenciado a maestras llorando frente a ellos para manipularlos emocionalmente.
Lo que debería ser un espacio de formación se ha convertido en un entorno hostil, injusto y peligrosamente tóxico.
Los padres de familia no piden mucho: una auditoría externa y el relevo de la plantilla responsable. Quieren limpiar la escuela de intereses mezquinos y devolverle la dignidad que merece cada niño que pisa ese plantel.
Lo que hay ahí no es un conflicto escolar. Es un sistema enquistado que se defiende con uñas y dientes porque lo que está en juego es un negocio.
La educación, tristemente, es lo de menos.
Vivirá poco quien no entienda lo aquí dicho, recuerde estimado ciberlector, la frase de la semana:
En política recuerda: “a río revuelto, ganancia de veranos que están intentando dejar atrás la primavera”.