El Papa a los mafiosos: “Aún hay tiempo de convertirse”

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11-Papa_FranciscoEl poder y el dinero que tienen ahora por muchos negocios sucios, por crímenes mafiosos, está lleno de sangre. ¡Conviértanse, aún hay tiempo de convertirse y de no ir al infierno! Dejen de hacer el mal, conviértanse, por favor, se los pido de rodillas, es por su bien. “

Visiblemente emocionado y evocando el mismo pedido de conversión que hizo Juan Pablo II en 1993, en Sicilia, tierra de la Cosa Nostra, Francisco llamó ayer a los integrantes del crimen organizado a cambiar sus vidas.

Lo hizo en el primer encuentro de la historia de un papa con familiares de las casi 850 víctimas de la mafia, durante una vigilia de oración organizada por Libera, la fundación antimafia creada por el sacerdote Luigi Ciotti, en la jornada en recuerdo de las víctimas inocentes de la mafia.

Junto a don Ciotti, con quien se abrazó cálidamente en el comienzo de la ceremonia, y en un discurso que evocó a Juan Pablo II, pero con el tono de una oración y un lenguaje típicamente jesuita, Francisco fue simple y directo.

“Conviértanse para no terminar en el infierno. Tuvieron un papá y una mamá, piensen en ellos y conviértanse”, pidió, desde la iglesia de Gregorio VII en Roma, situada a pocos metros del Vaticano.

“El deseo que siento es el de compartir con ustedes una esperanza: que el sentido de responsabilidad despacito pueda ganarle a la corrupción en cada parte del mundo y esto debe salir de la conciencia y, desde allí, sanar las relaciones, las elecciones, el tejido social, para que la justicia tome el lugar de la inequidad”, agregó.

Uno de los momentos más impactantes de la vigilia fue cuando se leyó la lista íntegra de esos 842 muertos de la mafia, llena de nombres de personalidades famosas, pero también de gente anónima.

Se oyó el nombre de los jueces antimafia Paolo Borsellino y Giovanni Falcone, de sindicalistas, policías, gente que simplemente estaba en un lugar errado cuando la mafia se estaba acribillando a tiros entre ella, empresarios que se negaron a pagar extorsiones, testigos incómodos y, también, el de nada menos que 20 niños, dos de ellos asesinados este año, el último esta misma semana.

Si a esa cifra se le suma la de los mafiosos que murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y, sobre todo, en las guerras entre clanes rivales, la cifra total de muertos del crimen organizado desde 1893 hasta hoy es de 15.000.

Francisco escuchó esa interminable lista, que tardó más de media hora en ser leída, con rostro serio, adusto, sufriente. Después, tomó la palabra y lanzó un fortísimo “j’accuse” contra la mafia. Al concluir su discurso, otro momento de gran emotividad fue cuando impartió la bendición a los presentes con la estola de Giuseppe Diana, un sacerdote asesinado hace 20 años por la Camorra, la mafia napolitana, por predicar en su contra.

“Quisiera rezar por ustedes: lo hago de corazón, por todas las víctimas de las mafias”, dijo Francisco, que quiso recordar que hace pocos días en Taranto, al sur de Italia, la mafia ni siquiera mostró piedad por un chico de tres años, Domenico, acribillado junto a sus padres y ante sus dos hermanitos, que sobrevivieron fingiendo estar muertos. “Recemos todos para tener la fuerza de seguir adelante, de no desalentarnos, sino de seguir luchando contra la corrupción”, exhortó.

Al principio de la vigilia, don Ciotti -cuya asociación ya conocía desde hace tiempo el trabajo del ex arzobispo de Buenos Aires en contra de la trata de personas y de las mafias- hizo autocrítica. De hecho, recordó que “no siempre la Iglesia mostró atención a las víctimas de las mafias y al fenómeno del crimen organizado”.

“No faltó el exceso de prudencia, pero por suerte también hubo mucha luz: el grito profético de Juan Pablo II en el Valle de los Templos y la invitación de Benedicto XVI en Palermo, cuando nos dijo: «No cedan a las sugestiones de la mafia, que es un camino de muerte». Pero no basta”, dijo don Ciotti.

“Las mafias, la corrupción, la ilegalidad, la violencia asesinan la esperanza”, agregó, al destacar que entre los familiares aún existe una desesperada necesidad de saber la verdad.

“El 70% de los familiares de las víctimas no conoce la verdad”, denunció don Ciotti, que enumeró varios casos de homicidios aún irresueltos. “Necesitamos verdad”, dijo.

Agencias