Santa Claus migrante y los Reyes Magos: *Francisco Ángel Maldonado Martínez

Print Friendly, PDF & Email

Uno de los debates más interesantes sobre los personajes legítimos que debían encarnar el espíritu navideño y liderar la entrega de regalos a los niños en México sucedió en la etapa posrevolucionaria. Durante el Porfiriato se publicaron algunas notas en las que se aludía a familias estadounidenses radicadas en México que colocaban el Christmas tree y cuyos niños dejaban calcetines, no en las chimeneas, porque casi no había, sino en los balcones, esperando a que Santa Claus los llenara de dulces y juguetes.

En 1930 el gobierno de Pascual Ortiz Rubio decretó que el nuevo símbolo de las navidades mexicanas debía ser el dios mesoamericano Quetzalcóatl; esta singular disposición oficial de imponer el mito indígena a la religión católica provocó que muchos creyeran que Quetzalcóatl sustituiría a los Reyes Magos. El decreto de Ortiz Rubio fracasó y el 23 de diciembre de 1930 en el estadio nacional se celebró el primer y último festival en el que Quetzalcóatl recibió a 15mil niños en un templo construido.

Con el paso de los años México siguió creciendo y sus tradiciones también se transformaron, el detonante que propició diferencias muy marcadas entre los Reyes Magos y Santa Claus se dio en el contexto de la segunda guerra mundial, etapa de la historia que permitió la reactivación económica del continente americano, así como la cada vez más creciente influencia de ideas, productos y aspectos de la cultura estadounidense en nuestro país.

Experiencias documentadas de estas diferencias se pueden ejemplificar con lo sucedido en 1958 cuando la iglesia católica mexicana sugirió a los padres que dijeran a sus hijos que los regalos provenían del Niño Jesús y no de Santa Claus, además, pidió instruir a los niños para que representaran escenas del nacimiento en casa, una costumbre “auténticamente mexicana y bellísimamente cristiana”, así el árbol navideño, tradición muy bonita, no suplantaría al nacimiento, al que se consideraba, junto con la piñata, como verdaderamente mexicano y no una influencia trasnacional.

Santa Claus estaba provocando un cambio en las celebraciones y una “americanización” de las costumbres mexicanas. El movimiento de la opinión pública contra Santa Claus que se dio en México, si bien no alcanzó las dimensiones de la quema pública de un Santa Claus que varios centenares de niños realizaron en 1951 en el atrio de la catedral de San Benigno, en Dijon, Francia; puede entenderse como una forma de resistencia a la cada vez más poderosa influencia comercial y cultural de Estados Unidos en México y el mundo.

Hoy en día las nuevas generaciones poco saben o desconocen de lo antes narrado: Santa Claus vs los Reyes Magos; en el siglo XXI una festividad religiosa mexicana encarnada por los Reyes Magos tuvo que aprender a coexistir con una nueva tradición divulgada por la sociedad de consumo a través de la publicidad y algunas producciones culturales transmitidas por los medios de comunicación. No tuvieron que pasar muchos años para que Reyes Magos y Santa Claus aprendieran a convivir, no sólo en las calles y plazas, sino también en los centros comerciales y en los hogares mexicanos.

Finalmente Santa Claus se entretejió con el catolicismo mexicano y los nacimientos se empezaron a ubicar al pie de los árboles de Navidad; Santa Claus fue un extranjero migrante que llegó a México para quedarse y convertirse en parte de nuestras tradiciones navideñas. Pasó de ser un “extranjero indeseable” a un extranjero apreciado.

Hoy en día los mexicanos no entenderíamos estas bellas fechas sin la presencia de Santa Claus y los Reyes Magos; para muchos la Navidad y el Año Nuevo son un tiempo de tristeza porque a algunos les recuerda y les hace vivir con más intensidad las ausencias presentes de seres queridos. Para otros la Navidad significa la gratuidad del regalo que recibimos del cielo. Para mí es el momento más especial del año, la única época de los 12 meses en que la gente se desea felicidad, paz, amor, prosperidad. Qué decir de los niños, ellos y ellas lo viven sin remilgos ni falsos razonamientos.

Deseo a todas y todos una Feliz Navidad y próspero año nuevo.

*Coordinador de Giras y Protocolo del Titular del Poder Ejecutivo de Oaxaca