Participación Ciudadana: El reto de los partidos Políticos: Ernesto Ruiz.

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ernestoEl festejo ciudadano, que inició con la “transición democrática” del año 2000, terminó más temprano de lo previsto. Decepcionado, el ciudadano, ha dejado de participar con ánimo en la elección; desilusionado, se dio cuenta de que la transición democrática no era lo que esperaba. Por ello, ha decidido participar solo cuando el cargo a elegir es ejecutivo y aun así, lo hace con timidez.

 No es un asunto menor, ¿Democracia representativa, sin mayoría? Las decisiones de nuestro país las están tomando los que no tienen la aprobación de la gran mayoría de los mexicanos; las cifras en Oaxaca, nos enseñan que es más alto el porcentaje de abstencionismo, es decir, son más los ciudadanos que prefieren no salir a votar, que la suma de los votos obtenidos por todos los partidos políticos. Ejemplifiquemos con algunos datos: En Oaxaca, durante el proceso para elegir Diputados Federales en 2009, el Distrito con menor participación fue el de Tlacolula de Matamoros con 33.26%; mientras que solo dos distritos tuvieron más del 50% de participación, de los cuales Teotitlán de Flores Magón fue el distrito más participativo con el 52.41%. Haciendo una media de participación en el estado de tan solo el 41.37%  para el citado proceso. (Fuente: www.ine.mx)

 En 2013, durante el proceso para elegir a Diputados Locales, el distrito con mayor participación fue el XXV con el 79.90 % en contraste con los distritos IV y XX, que alcanzaron solo el 35.53 y 30.55% respectivamente.

 ¿Por qué el ciudadano no quiere ejercer su voto? Promesas no cumplidas, valemadrismo, hastío, mala praxis política, corrupción y demás argumentos que los comunes dirigen a los políticos en forma de reclamos e improperios, son solo algunos factores.

 Mucho tiene que ver, todo esto, con la efervescencia por incursionar en política desde cualquier partido. “La democracia” en México despertó, o al menos eso creímos. Se destaparon muchos intereses y aspirantes, quienes empezaron a ver la participación de los partidos con reales posibilidades de triunfo y eso desató una lucha intestina por ser postulados a toda costa. Convirtieron lo que tenía que ser un baluarte democrático, en un festín antropófago, que el ciudadano atestigua, hasta con morbo, cada tres años; lo mismo para un cargo de legislador federal, que para el más humilde cargo local.

 Lógico, eso provoca que el ciudadano se retire inmediatamente de la participación política, mientras su aversión es cada vez más evidente; pues las precampañas para ser ungidos candidatos y luego, las campañas para ser electos, están plagadas de insultos, perversos manejos de información, coacción y propaganda negra; al fin que las propuestas y futuros beneficios al ciudadano pueden esperar, primero el poder.

 La falta de participación, nos deja en claro que, el ciudadano no comprende a fondo el poder que posee a través no solo de su  voto, sino de su participación constante; provocando que la nuestra, se transforme en una democracia participativa. Parte importante de esa incomprensión se debe a que los mismos partidos y actores políticos prefieren que no se sepa cuáles son sus obligaciones. Así, tenemos Diputados que prefieren promover caravanas con servicios “gratuitos” para la población, que comprometerse a legislar en materia de servicios, desarrollo económico o infraestructura; Senadores que traen programas de lectura o de información planetaria, pero que no han legislado en materia de educación; que no se han preocupado ni los unos ni los otros, sean del partido que sean, en procurar a través de su poder legislativo mejorar las condiciones de nuestro estado, que en un mediano plazo traerían mayor beneficio al ciudadano que los paliativos ofrecidos con estricto fondo electoral; a estos pues, les ocupa más la rentabilidad de sus “programas” que el beneficio real para la población.

 En esta elección, en la que el porcentaje de participación ciudadana se reducirá, por ser intermedia, recuerde que no se elige –al menos en Oaxaca- ningún cargo ejecutivo, tendrán los partidos un gran reto: ganar la simpatía del ciudadano. Todos los partidos tendrían, forzosamente, que presentar propuestas claras, candidatos frescos y limpios que generen empatía con el ciudadano.

 Sin embargo, sabemos que muchos no lo harán, la mayoría apostará a los mismos de siempre, en su lógica, les interesa más que les generen más sentido de lealtad que producción legislativa. Muchos le seguirán apostando todo a la guerra sucia más que a la difusión clara de propuestas concretas. Parece que en nuestra democracia es mejor echarle lodo al oponente que transmitir con eficacia cuál es el objetivo de alcanzar el poder.

 El ciudadano debe entender que también tiene un gran reto, participar. Y que ello implica hacerlo con responsabilidad. Usted debe distinguir primero, entre todos los mensajes basura que habrá, cuáles son las propuestas y luego, cuáles son las mejores. No se deje timar una vez más. Después, vea detenidamente quiénes son los mejores candidatos, ese que usted crea que es congruente, que lo que dice y hace va de acuerdo con lo que usted requiere en un legislador. Usted va a elegir a sus Diputados al Congreso de la Unión, no es para menos. Entre otras muchas cosas, por ejemplo: Ellos deciden el presupuesto que ejercerá su Estado.

 A México y a Oaxaca le hacen más falta campañas limpias y propositivas, debates con ideas y ciudadanos participativos; que campañas denigrantes, sucias y violentas o políticos profesionales de la corrupción.

 No deje las decisiones en manos de una minoría, salga a votar, nos conviene a todos.