La visita del Embajador de Francia a Oaxaca: señal de progreso: Francisco Ángel Maldonado Martínez*

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Las visitas de dignatarios y representantes de otras naciones a tierras oaxaqueñas siempre son un indicador de dos situaciones: una histórica y otra contingente. La primera es producto del atractivo que nuestro estado ofrece con tesoros que son Patrimonio de la Humanidad como el templo y ex convento de Santo Domingo de Guzmán y la zona arqueológica de Monte Albán. Nadie puede negar que caminar bajo el cielo oaxaqueño es un privilegio, pero más si se visitan recintos que hablan de la grandeza de las civilizaciones prehispánicas y el pasado colonial, dos elementos que se fundieron y dieron origen a un pueblo concreto: el oaxaqueño. Nuestro pueblo y su cultura nunca han estado desligados de sus orígenes, como lo demuestra que hasta la fecha seamos el referente nacional en pueblos indígenas y nuestro mestizaje sea una fiesta reconocida a nivel internacional: la Guelaguetza. En Oaxaca convergen muchos pasados, pero la certeza es que aquí hay algo distintivo, que como nos enseñaron nuestros maestros desde la primaria: éste bien podría ser un país pequeño.

 

La situación contingente es resultado del esfuerzo de gobierno que se realiza y que marca diferencias con el pasado. Proyectar la grandeza no es solo dormirse en los laureles de ser un destino internacional probado, o contar con una exquisita gastronomía originaria. Realmente importa e importa mucho cómo las entidades del país promueven sus valores culturales, ofrecen oportunidades para la inversión y otorgan garantías para que empresas de otras partes del mundo. Si lo primero es fundamental: ser atractivo y contar con una marca reconocida, lo segundo es aún más valioso: construir la narrativa del éxito; brindar todo el apoyo para que las cosas sucedan. En este contexto se inserta la visita a Oaxaca del Embajador de Francia en México, Jean-Pierre Asvazadourian, quien además de conocer la oferta única de atractivos oaxaqueños, sostuvo importantes reuniones de trabajo con el Gobernador Alejandro Murat Hinojosa.

 

En la reunión de trabajo celebrada en Palacio de Gobierno y en la posterior conferencia de prensa conjunta, el Mandatario oaxaqueño y el Embajador Asvazadourian resaltaron los lazos de cooperación que hoy se establecen con una entidad federativa como Oaxaca. Creo que es un signo muy positivo de cara al futuro. El Embajador resaltó el interés de participar en el proyecto del Corredor interoceánico, uno de los proyectos estratégicos que en conjunto con la federación impulsa el gobierno del estado. La intención es que empresas francesas puedan participar en acciones de transporte y logística. Sin embargo, la gran ventaja de la cooperación internacional es que no se limita a un solo proyecto, sino que a menudo abarca variedad de ámbitos, y por ello hoy Oaxaca y Francia avanzan en una agenda conjunta en temas como la educación, la cultura, la salud, el medio ambiente, la economía y el turismo.

 

Vale la pena señalar que no son solo buenas intenciones. Si bien la diplomacia parte de este presupuesto, en este caso la visita del Embajador también implica un acuerdo de colaboración para que en conjunto con la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y el Hospital General Aurelio Valdivieso, se desarrolle una investigación molecular que haga frente a la pandemia por Covid-19. Son buenas noticias por donde se vea, pues muchas veces las redes de cooperación científica dependen de que se establezcan este tipo de acuerdos intergubernamentales. En este sentido, la participación de los estados, o lo que es igual, el nivel subnacional, se vuelve crucial. En otras palabras: los gobiernos nacionales no pueden atender todas las aristas de la relación con otros países y estados como el nuestro tienen una gran área de oportunidad para desarrollar lo que los internacionalistas han denominado: la paradiplomacia. Más que verla como una opción adicional, el Oaxaca de Alejandro Murat lo ha concebido como una política transversal, que hoy rinde frutos.

 

Para un estudioso de este ámbito, el académico Jorge Schiavon: “el aumento de las relaciones externas de los gobiernos subnacionales se debe a la combinación de dos conjuntos de factores: a) en la arena internacional, la creciente interdependencia y globalización del sistema; b) en el ámbito interno, los procesos de democratización, descentralización y reforma estructural”. De este modo, lo que hoy podemos observar como un fenómeno nuevo, no es solo nuevo, sino creciente y apunta a convertirse en una de las áreas de gobernanza más interesantes en los próximos años y décadas. Así, la visita del Embajador Asvazadourian se suma a otras visitas relevantes en los últimos meses, como la del Embajador estadounidense Christopher Landau, quien ha terminado su misión en México, pero que en aquel momento se expresó en los mejores términos del estado de Oaxaca. Lograr estos puntos de encuentro debería llenarnos de entusiasmo, no solo porque es relevante que los embajadores de países hermanos vengan a México, sino porque también se trata de potencias que pueden contribuir de forma determinante al progreso de Oaxaca.

 

Finalmente, en este 21 de marzo, aniversario del natalicio de nuestro mayor héroe: don Benito Juárez, hay una nota que no quiero pasar por alto. En el marco de su visita, el Embajador Jean-Pierre Asvazadourian visitó Teotitlán del Valle para hacer entrega de El Principito, la obra maestra de Antoine de Saint-Exupéry, traducido al zapoteco. Esta nota me parece el gesto más noble y promisorio tanto de la paradiplomacia como de la renovada relación entre Oaxaca y Francia. Ahora El Principito podrá ser pronunciado como ‘Bi’ngîxh Nazakae’n’ en zapoteco, una traducción en la que hay que reconocer el gran trabajo de los maestros Ambrocio Gutiérrez, Ana María Gutiérrez, Domingo Gutiérrez y Luis Antonio González. Este equipo conquistó un sueño que hoy hermana a Oaxaca con Francia: leer las aventuras de un pequeño que ha conquistado los corazones de la humanidad por su defensa de la inocencia, del amor y de la vida. Desde su publicación en 1943, la obra se ha traducido a más de 250 idiomas y solo después de la Biblia es el libro más traducido del mundo.

 

Es gran noticia que en Teotitlán del Valle se imprimirán cerca de mil ejemplares que podrán destinarse a las bibliotecas y centros comunitarios de una región de gran orgullo zapoteca, mi querida región: Tlacolula-Yautepec, donde seguramente muchas niñas y niños encontrarán inspiración para viajar y conquistar nuevos mundos. Esas son las grandes posibilidades que brinda la cooperación internacional, donde se funden política, desarrollo y literatura. En resumen: Oaxaca en el plano internacional, hoy más que nunca.

 

@pacoangelm