Impondrá el COVID-19 biopolítica autoritaria: Alfredo Martínez de Aguilar

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* Expresa su miedo que la pandemia sea un arma política global para que se impongan regímenes de vigilancia y cuarentenas biopolíticas, pérdida de libertad, fin del buen vivir y falta de humanidad generada por la histeria y el miedo colectivo.
* La virología desempodera a la teología. Todos escuchan a los virólogos, que tienen soberanía absoluta de interpretación. La narrativa de la resurrección da paso a la ideología de la salud y de supervivencia, advierte el filósofo surcoreano Byung-Chul Han.

 

Por su trascendencia vital, asunto de vida o muerte, migro en esta entrega al análisis de la real politik desde el punto de vista de los filósofos en busca de las luces de la sabiduría y la verdad.

No hay mucho optimismo de cara al futuro en filósofos como Byung-Chul Han. “Sobrevivir se convertirá en algo absoluto, como si estuviéramos en un estado de guerra permanente”.

Byung-Chul Han es considerado una de las mentes más importantes del momento y se animó a revelar algunos cambios sociales y políticos que se están viviendo globalmente por la pandemia.

Con visión realista sobre el futuro, el filósofo surcoreano, de 61 años, que nació en Seúl, estudió Filosofía, Literatura y Teología en Alemania. Actualmente vive en ese país. Vislumbra el peligro.

Expresa su miedo que la pandemia sea un arma política global para que se impongan regímenes de vigilancia y cuarentenas biopolíticas, a través del llamado Nuevo Orden Mundial (NOM).

El costo a pagar por los países libres, liberales y de economía de mercado, sería la pérdida de libertad, fin del buen vivir o una falta de humanidad generada por la histeria y el miedo colectivo.

Es la implantación del reinado del terror y de la muerte, mediante la prefabricada hambruna con las consecuentes secuelas de las enfermedades de la pobreza y el hambre por la desnutrición.

Sin alarmismo ni menos tremendismo, no es nada exagerado sostener que la primera etapa de la debacle final es la creciente inseguridad y cada vez más brutal violencia, según la Teoría del caos.

El filósofo surcoreano redactó las nueve definiciones de la pandemia que flagelan al mundo y que recupero para nuestros queridos lectores, a fin de obtener información sobre aristas no conocidas. 

“El coronavirus muestra que la vulnerabilidad o mortalidad humanas no son democráticas, sino que dependen del estatus social. La muerte no es democrática”, dice contrario a lo que se cree.

“La Covid-19 no ha cambiado nada al respecto. La muerte nunca ha sido democrática. La pandemia pone de relieve los problemas sociales, los fallos y las diferencias de cada sociedad”.

Pone el dedo en la purulenta llaga: “Con la Covid-19 enferman y mueren los trabajadores pobres de origen inmigrante en las zonas periféricas de las grandes ciudades. Tienen que trabajar”.

“El teletrabajo no se lo pueden permitir los cuidadores, los trabajadores de las fábricas, los que limpian, las vendedoras o los que recogen la basura. Los ricos, se mudan a sus casas en el campo”.

“La pandemia no es un problema médico, sino social. En Alemania no han muerto tantas personas porque no hay problemas sociales graves como en otros países europeos y Estados Unidos.

Además, el sistema sanitario es mucho mejor en Alemania que en los Estados Unidos de América, Francia, Inglaterra o Italia”, sostiene de manera clara y directa el filósofo Byung-Chul Han.

“El segundo problema es que la Covid-19 no sustenta a la democracia. Como es bien sabido, del miedo se alimentan los autócratas. En la crisis, las personas vuelven a buscar líderes iluminados.

Señala el caso concreto del húngaro Viktor Orban, se beneficia enormemente de ello, “declara el estado de emergencia y lo convierte en una situación normal. Ese es el final de la democracia”.

“Con la pandemia vamos hacia un régimen de vigilancia biopolítica. No sólo nuestras comunicaciones, sino incluso nuestro cuerpo, nuestro estado de salud, se convierten en objetos de vigilancia digital.

“El choque pandémico hará que la biopolítica digital se consolide a nivel mundial, que con su control y su sistema de vigilancia se apodere de nuestro cuerpo, dará lugar a una sociedad disciplinaria en la que también se monitorizará constantemente nuestro estado de salud”.

“El virus es un espejo, muestra en qué sociedad vivimos. Y vivimos en una sociedad de supervivencia que se basa en última instancia en el miedo a la muerte. Ahora sobrevivir se convertirá en algo absoluto, como si estuviéramos en un estado de guerra permanente”.

“Todas las fuerzas vitales se emplearán para prolongar la vida. En una sociedad de la supervivencia se pierde todo sentido de la buena vida. El placer también se sacrificará al propósito más elevado de la propia salud”.

“La pandemia vuelve a hacer visible la muerte, que habíamos suprimido y relegado. La presencia de la muerte en los medios de comunicación está poniendo nerviosa a la gente”.

“La histeria de la supervivencia hace que la sociedad sea tan inhumana. A quien tenemos al lado es un potencial portador del virus y hay que mantenerse a distancia. Los ancianos mueren solos en los asilos porque nadie puede visitarles por el riesgo de infección.

“¿Esa vida prolongada unos meses es mejor que morir solo? En nuestra histeria por la supervivencia olvidamos por completo lo que es la buena vida y el amor a los integrantes de la familia”.

 “Por sobrevivir, sacrificamos voluntariamente todo lo que hace que valga la pena vivir, la sociabilidad, el sentimiento de comunidad y la cercanía.

“Con la pandemia además se acepta sin cuestionamiento la limitación o supresión de los derechos humanos fundamentales, incluso, se prohíben los servicios religiosos”.

“Los sacerdotes también practican el distanciamiento social y usan máscaras protectoras. Sacrifican la creencia a la supervivencia. La caridad se manifiesta mediante el distanciamiento”.

“La virología desempodera a la teología. Todos escuchan a los virólogos, que tienen soberanía absoluta de interpretación. La narrativa de la resurrección da paso a la ideología de la salud y de supervivencia. Ante el virus, la creencia se convierte en una farsa”.

“El pánico ante el virus es exagerado. La edad promedio de quienes mueren en Alemania por Covid-19 es 80 u 81 años y la esperanza media de vida es de 80,5 años. Lo que muestra nuestra reacción de pánico ante el virus es que algo anda mal en nuestra sociedad”.

“El nuevo coronavirus del SARS-COV-2-COVID-19 probablemente no sea un buen presagio para Europa y Estados Unidos de América. El virus es una prueba para el sistema liberal establecido”.

“Los países asiáticos, que creen poco en el liberalismo, han asumido con bastante rapidez el control de la pandemia, especialmente en el aspecto de la vigilancia digital y biopolítica, inimaginables para Occidente. Europa y Estados Unidos de América están tropezando”.

Ante la pandemia están perdiendo su brillo. El virus no detiene el avance de China. China venderá su estado de vigilancia autocrática como modelo de éxito contra la epidemia. Exhibirá por todo el mundo aún con más orgullo la superioridad de su sistema. “La Covid-19 hará que el poder mundial se desplace un poco más hacia Asia. Visto así, el virus marca un cambio de era”.

 

alfredo_daguilar@hotmail.com

director@revista-mujeres.com

@efektoaguila