El meteorito de Chicxulub y el PRI: Rubén Mújica Vélez

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Los científicos aportan hipótesis. Una de las más socorridas es la relacionada con la extinción súbita de los grandes saurios. El meteorito de Chicxulub cobra visos verídicos. Su impacto en tierras yucatecas originó una gigantesca nube de polvo que impidió el paso de los rayos solares, provocó el agostamiento de la vegetación y la muerte de esos hervíboros. Supervivieron algunos que devinieron eslabones en la evolución de los seres vivos. Esa causa natural remite a fuerzas incontrolables que metamorfosearon la historia del planeta.

 

Ahora, en nuestros días contemplamos algo similar solo que en el mundo político, pero con otras causas: se percibe el suicidio de los dinosaurios. Se extinguen  mediante su gradual autodestrucción. No es ironía. Es una verdad escueta. El PRI insiste en ir- diría Carlos Marx- “al basurero de la historia”  La Plaza de las Tres Culturas”, de “las Sepulturas” la rebautizaron los jóvenes “post68”, fue campanada fúnebre del PRI. Intentó rehabilitarse “cooptando”, comprando, a centenas de jóvenes mediante su incorporación a la nómina federal y puestos de elección. Con eso solo difirió su agonía política. Fue incapaz de refundarse y asumir los costos de una creciente corrupción que los viejos priístas nacionalistas denunciaron como cáncer partidario. Así se mantuvo en el gobierno, que no en el poder, secuestrado por los plutócratas nacionales y extranjeros. 

Los sexenios del PRI desnacionalizado hasta devenir tecnocrático, contempló candidatos y presidentes priístas cada vez más lejanos del pueblo, hasta resultar sus peores enemigos: De la Madrid, Salinas De Gortari y Zedillo. Por eso perdieron el gobierno. El poder, con el PAN en el gobierno, en el paradigmático año 2000, quedó en manos de la peor derecha nacional y extranjera. A los reaccionarios nacionales, panista, Castillo Peraza la definió: “miones de agua bendita”. Además con Calderón, infantilmente belicosa. La derecha internacional, voraz, neoconquistadora, medieval.

Ahora el PRI pretende regresar a la historia nacional. Busca desesperado la restauración Solo que apenas maquillado. Sus actuales “prohombres”  resultan saldos descalificados de gubernaturas en que saquearon las arcas: Moreira ¡Des-Peña Nieto ahora pide se le castigue!; Fidel Herrera que dejó una deuda eterna a los jarochos y una violencia creciente; Ulises Ruíz que en Oaxaca recupera presencia mientras lo exoneran de todo cargo; Mario Marín pederasta connotado que dejó temblando a Puebla; Montiel cobijado por su sobrino “Des-Peña Nieto”; Murillo Karam que hizo los máximos negocios con el presupuesto hidalguense; los Osorio Chong del mismo Hidalgo con su “guardadito” en el que llaman “El Lanal de Panamá” y el mismísimo “Des-Peña Nieto” que escamotea los datos reales del saqueo en el Estado de México, al ocultarlos la diputación que él seleccionó. La lista de hampones del PRI no se acaba. Ni su afán de volver a los viejos tiempos en que el “carro completo” garantizaba fortunas personales crecientes y aviadurías para todos los familiares. Al grado que asaltaban y asaltan la nómina como zopilotes, en “parvadas familiares”.

Pero el problema es que si el PRI no aprendió la lección de Tlatelolco en 1968 ahora es incapaz de entender los nuevos tiempos. Ahora México y el mundo atraviesan por el escenario de la protesta social mundializada como en 1968. Ha emergido la resistencia juvenil al estado de cosas actual. Sthépane Hesell la explica lapidariamente:

“El motivo de la resistencia es la indignación”.

En su anquilosamiento el PRI y su candidato no entienden ni entenderán que la algarada de la Iberoamericana es por la indignación juvenil ante el regreso del dinosaurio sin maquillaje. ¿Habrá mayor prueba de estulticia priísta que las palabras de Pedro Joaquín Coldwell?:

¿Cómo es que critican al puntero?

Coldwell solo entiende el mitin del “aplausómetro” eufórico para su candidato. No entiende que la rabia de los jóvenes es no por el retorno de los brujos, sino de los archiconocidos corruptos, mendaces sempiternos. Los que “Des-Peña Nieto” llama “modernos” mientras enseñan una larga cola de corruptelas. Además que ante los reclamos juveniles pretenden acallarlos,  desvirtuar su crítica e incluso atemorizarlos. Con medios televisivos que no transmiten la debacle peñista y personajes como el valetudinario Vázquez Raña que dice “a Peña Nieto le fue muy bien en la Ibero”

Por eso lo que acontece con “Des-Peña Nieto” y el PRI evoca el meteorito de Chicxulub. Éste acabó con dinosaurios. Ahora la incomprensión de los seniles priístas del protagonismo juvenil, su tozudo aferramiento al pasado, augura el suicidio de los saurios del PRI. En los días próximos veremos más represión y sangre en las filas opositoras, pero los dinosaurios están en agonía. Provocada por el consumo de su cicuta: la ignorancia de los nuevos tiempos.