Conversaciones con garganta abismal: Raúl Castellanos

Print Friendly, PDF & Email

“Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. Tienen las armas, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. LA HISTORIA ES NUESTRA Y LA HACEN LOS PUEBLOS”.

 

SALVADOR ALLENDE

 

El 11 de septiembre es una fecha paradigmática en varios sentidos. En 1971, considerado como una réplica de Woodstock, se celebró el concierto de Avándaro, único, inolvidable e irrrepetible hasta hoy. Ocurrió en el contexto del Movimiento Contracultural conocido como “La Onda”, celebrando la vida, la paz, el amor, la ecología y las artes en general.

 

Ese día, al ritmo de rock psicodélico, jazz rock, folk rock, rock experimental, rock en español y jazz fusión, los miles de asistentes, jóvenes en su mayoría, practicaron el arte contracultural, hicieron uso abierto de las drogas que estaban de moda, por supuesto de manera preponderante la marihuana, incluyendo orgullosamente la producida en Oaxaca y se dio rienda suelta al amor libre al aire libre -valga el pleonasmo- con singular entusiasmo…y pasión por supuesto.

 

Un 11 de septiembre de 1988, después de una controvertida elección, en la que se aplicó a fondo el Manual de cómo trampear un proceso electoral, incluyendo desde el ratón loco hasta la “caída del sistema”, el Colegió Electoral en la Cámara de Diputados de San Lázaro aprobó el Dictamen que calificó la elección presidencial a favor de Carlos Salinas de Gortari. También un 11 de septiembre de 2001 se dio el ataque a las Torres Gemelas, que vino a constituir, para mal, un cambio radical en la geopolítica mundial.

 

Ya entrado en las remembranzas de septiembre, nuestro mes patrio, en que celebramos la independencia de México, de la cual seguimos conociendo detalles inéditos, como el de que Doña Leona Vicario realizaba aportaciones en “cash” para la causa, llamé a Garganta Abismal para degustar, acordes con la temporada, unos exquisitos chiles en nogada que está ocasión hicimos acompañar con un vino Cabernet Sauvignon Paso Robles de San Simeon, artesanal con aromas de vainilla.

 

Ya en la charla conceptual, Garganta Abismal recordó aquellas conversaciones que sostuve para Sin Censura, con dos personalidades presenciales de otro 11 de Septiembre, aquel del 11 de septiembre de 1973, en que fue consumado el golpe de Estado en Chile, encabezado por Augusto Pinochet, personaje que ya ocupa un lugar destacadísimo en el basurero de la historia.

 

El 28 de julio de 2004, en el marco de una reunión internacional de partidos de izquierda que se celebró en la Ciudad de México y gracias a los buenos oficios de interlocución de mi inolvidable y siempre querido amigo Cuauhtémoc Sandoval, conversé con la Diputada Isabel Allende. Fue una charla larga, vale recordar, porque cobran relevancia en nuestra controvertida realidad actual algunos de los conceptos por ella expresados.

 

“Aquellos fueron momentos muy complejos. Es importante señalar que mi padre encarna, incluso hasta el día de hoy para los jóvenes, para aquellos que no lo conocieron, un proyecto que trataba de hacer una sociedad más justa, más solidaria, con mejores oportunidades. Mi padre había sido parlamentario por muchos años, conocía muy bien su país, sabía la situación de la mujer, del campesino, del joven y la necesidad de hacer cambios profundos”.

 

“Una cosa notable también es que fue una persona que se adelantó mucho a su época. Estamos hablando de los años sesentas, estaba la revolución cubana, había mucha simpatía por las causas revolucionarias, se hablaba de la teología de la liberación, de revolución por aquí por allá, por acá, pero mi padre siempre se propuso que los cambios profundos se dieran dentro de la institucionalidad y la legalidad vigente en Chile, esa era la esencia de su comportamiento, la esencia de sus valores”.

 

Garganta abismal recordó aquel 11 de septiembre. Esa tarde noche estábamos reunidos intentando celebrar un año más de haber arribado a este mundo cruel pero maravilloso. Y digo intentando, porque desde el mediodía se tenían noticias a cuentagotas de lo que estaba ocurriendo en Chile. Hay que precisar que eran tiempos en que aún no habían evolucionado las tecnologías en comunicación; ya por la noche nuestro anfitrión, Héctor Popoca, logró captar Radio Habana, en algún momento se escuchó hablar de una contraofensiva encabezada por el General Prats, asesinado tiempo después por la dictadura. No era así, desde las dos de la tarde el Presidente Salvador Allende había muerto en el Palacio de Moneda.

 

El 10 de septiembre de 2003, para el mismo programa, conversé con Patricio Sepúlveda, amigo muy cercano a mis afectos. Él fue un testigo activo de aquel día, formaba parte de los círculos concéntricos que rodeaban al Presidente Allende, aquí algunos fragmentos de aquel emotivo encuentro:

 

“Yo salí el 25 de febrero de 1974. Los tiempos son siempre relativos; estábamos ya viviendo la parte más violenta de la represión a la Unidad Popular, yo tenía una orden de detención y la acusación de atentar contra la institucionalidad. La verdad nunca supe cuándo me convertí en un violador o destructor de la institucionalidad chilena, cuando tengo la seguridad de que era un defensor de la institucionalidad, bueno Allende fue asesinado defendiendo la Constitución Política Chilena. Así ese día salí después de estar 36 días en la Embajada de México, salí camino a México, llegué una madrugada del 26 de febrero del 74 y desde ese momento México ha sido mi otra patria”.

 

A la distancia de tantos años, Patricio reflexionó “yo diría, la Unidad Popular tuvo muchos aciertos, pero también errores. En algunos sentidos creo que nosotros caímos en el juego del todo o nada, en momentos no supimos dialogar ni negociar políticamente, pero la Unidad Popular nunca cometió errores de golpear o reprimir. Uno de los errores fue no haber tenido una posición un análisis más flexible hacia la Democracia Cristiana y hacia sectores que no necesariamente tenían que sentirse identificados con el proyecto de la Unidad Popular”.

 

Hubo muchas más reflexiones, incluyendo la diversidad de grupos, visiones y hasta intereses que confluían en la Unidad Popular.

 

Ya al despedirnos, Garganta Abismal me dijo: “cómo me gustaría que la 4-T tomara como referente lo ocurrido ese año en Chile, no cabe duda que tienes razón cuando afirmas que la historia es cíclica”.

 

Y concluyó: “Hubo una encuesta sobre quién debe dirigir Morena. El más votado Lázaro Cárdenas Batel, muy cercano, en segundo lugar Porfirio Muñoz Ledo, luego Alejandro Encinas, en cuarto lugar Yeidckol y al final Mario Delgado. Por supuesto han anunciado su interés varías y varios más, todo apunta a que no habrá consenso y la famosa encuesta terminará en los tribunales”.

 

Nos despedimos. Por mi parte llegué a casa, me serví un Jack Daniel’s invocando, aún en domingo, la paradigmática conseja de Germán Dehesa “Es viernes. Hoy toca”.

 

¡VOLVEREMOS A ABRAZARNOS!