Cataluña: que las urnas decidan: Raúl Castellanos

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Mañana es un día cardinal en Cataluña; el más relevante desde que fueron convocadas elecciones a partir de la intervención del Gobierno español para impedir que prosperara la declaración de independencia proclamada por los independentistas con Puigdemont al frente; a partir de ese momento muchas cosas han ocurrido, desde la aplicación del artículo 155 de la Constitución que condujo a la desaparición de facto del Parlamento Catalán, la fuga a Bélgica de los líderes secesionistas, acusados de rebelión y sedición, el encarcelamiento de otros, movilizaciones permanentes, hasta la votación de mañana; en términos reales aceptada por todos los partidos, que pretenden formar gobierno, lo cual no implica independientemente del resultado que la separación de Cataluña de España vaya a prosperar y que las ordenes de detención de los indiciados se cancelen. Tampoco es un referéndum sobre la independencia, que hubiera –lo sigo sosteniendo- resuelto el diferendo de fondo.

Lo cierto es que el resultado es impredecible; aunque las tendencias electorales han sufrido corrimientos importantes; serán determinantes los indecisos y la gran mayoría silenciosa, si la gente sale a votar la reedición de una mayoría secesionista, está en entredicho. Factor fundamental para perfilar un resultado lo han sido las estrategias seguidas por los partidos; mientras el PSC –socialistas catalanes- llaman a la reconciliación e incluso han insinuado la posibilidad de una amnistía –hoy tan de mode- aunque luego Miquel Iceta consideró prematura la propuesta; el partido Ciudadanos, ha centrado su discurso y sus propuestas en una declaratoria frontal contra el procés –independentismo-; por su parte el PP de Mariano Rajoy está pagando los costos de las decisiones de gobierno y se ubica en el último lugar de los sondeos. En cuanto a los partidos cesionistas, la percepción es, que han perdido una notable base de apoyo, fundamentalmente por sus planteamientos contradictorios, que se perciben como medias verdades en el mejor de los casos, reivindicar que la separación –de España- puede prosperar si son mayoría y que comenzaran a partir de la anterior declaratoria es un despropósito en las condiciones actuales.

En este escenario, Inés Arrimadas, la combativa líder de Ciudadanos, de acuerdo con las últimas encuestas, cuenta con serias posibilidades de convertir a su partido en la fuerza más votada; de acuerdo con Sigma que realizó un sondeo para El Mundo, obtendría el 22.9% de los sufragios; ERC le sigue con el 22.5% aunque con esas cifras alcanzaría más escaños debido a la disposición electoral que concede mayor valor a los votos de las zonas rurales, donde el independentismo tiene sus reductos. Ya en una prospectiva de resultados totales, ERC, Junts per Catalunya y la CUP –Partidos separatistas- pueden lograr entre 64 y 69 diputados; siendo 68 los necesarios para hacer mayoría, la moneda está en el aire, aunque comparativamente con las elecciones plebiscitarias del 27-S de 2015 en las que alcanzaron 72 curules, es evidente la pérdida de apoyo que se refleja en hasta ocho diputados menos.

Paradójicamente los radicales pueden decidir el destino de estas elecciones; en el porcentaje que obtengan los antisistema de la CUP –a la que se le pronostica entre el 6.3% y 6.5% de intención de votos- que pueden ser entre 5 y 7 diputados, estos serían determinantes para que ERC y Junts per Catalunya logren la mayoría. Otro factor decisorio es el pulso que mantienen quienes hicieron pareja en el proceso independentista, que ahora son candidatos de sus organizaciones, Oriol Junqueras –preso- y Carles Puigdemont –refugiado en Bélgica-; Junqueras que fue vicepresidente, supera en preferencia a Puigdemont, lo que le reduce por no decir le cancela la posibilidad de que ERC lo avale como presidente. Si bien hasta hoy mantiene el apoyo y es cabeza de lista de Junts per Catalunya, su desgaste ha sido en caída libre, su “partida” a Bélgica, si bien lo libro de ser arrestado y encarcelado, provocó serias controversias y críticas, al día de hoy los sondeos ubican a su partido en el tercer lugar de votación, atrás de Ciudadanos y ERC.

En este juego de espejos, en que se han convertido las elecciones de mañana en Cataluña, es posible que el independentismo logre mantener el control del Parlamento aún perdiendo en votación directa –como le sucedió a Hillary guardadas las proporciones-; de esta forma se repetiría la historia del 27-S de 2015; en aquella ocasión los separatistas solo obtuvieron el 47.7% de la votación y los partidos contrarios a la secesión rebasaron el 50.6% ; al día de hoy aquel resultado se amplia, según sondeo de Sigma los secesionistas conseguirán sólo el 45.5% de los votos frente al 51.7% de los que –incluso- consideran el procés terminado y le apuestan a mantener el orden constitucional, postulado con énfasis por Inés Arrimadas de Ciudadanos quien se perfila como la ganadora de la elección.

Y ya, para cerrar las especulaciones; la sorpresa de la jornada sería que los entre 9 y 11 diputados que se espera obtenga Catalunya en Comú-Podem organización liderada por Ada Colau alcaldesa de Barcelona, se sumaran a los posibles 61 que alcancen juntos Ciudadanos, PSC y PP y formaran mayoría. Sin embargo esta opción a juicio de los analistas se descarta, ya que Colau y su candidato Domenech han ratificado su intención de mantenerse en tierra de nadie o en todo caso aliarse con ERC de Junqueras y los Socialistas de Miquel Iceta, lo que no suena mal si de encontrar opciones democráticas sin maximalismos rupturistas se trata.

Por lo que se advierte, lo único con cierto grado de certeza, es que el ciclo de Puigdemot está por concluir; suceda lo que suceda, que los votos decidan y que sea para bien de Cataluña.

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh

https://youtu.be/S2v6HIfJQvk