A 20 años de Colosio, y los PRIístas…: Horacio Corro Espinosa

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10-horacio-corroEs probable que muchos ya no se acuerden del hecho más sobresaliente de 1994. Parece como si el asesinato a Luis Donaldo Colosio, hubiera sido hace mucho tiempo. Es como si a la memoria le impusiéramos una tarea ardua, como si tuviéramos que esforzarnos por recordar otro país, otra realidad, otros rostros y otro ánimo.

Después de 66 años, volvió a suceder lo que Álvaro Obregón advertía: “No hay manera de evitar que alguien me asesine si está dispuesto a cambiar su vida por la mía”. A Aburto no se le asesinó, pero tampoco se ha sabido si él, es realmente es el que asesinó a Colosio.

Colosio no es el único caso que ha vivido México. Hace 86 años, en el restaurante La Bombilla, Álvaro Obregón, presidente electo de México, fue asesinado por un dibujante que le hacía una caricatura en medio de decenas de simpatizantes que le ofrecían una comida.

Se produjeron otros atentados sin mayores consecuencias: contra Pascual Ortiz Rubio, quien sufrió lesiones menores en el rostro, y contra Manuel Ávila Camacho, quien salió ileso. Plutarco Elías Calles, presidía la nación cuando León Toral mató a Obregón.

Hubo quienes pensaron que el Presidente de la República pudiera estar involucrado en el crimen porque había la disputa por el poder entre los caudillos surgidos de la Revolución Mexicana. Calles, llamó a la unidad de los múltiples partidos y organizaciones regionales que había en el país, y así surgió el Partido Nacional Revolucionario. Eso calmó los ánimos de sus adversarios obregonistas entregándoles la dirección de la policía para que fueran ellos quiénes hicieran todas las investigaciones del caso.

Al asesinato de Colosio, se soltaron los rumores que involucraron al jefe del Ejecutivo en el crimen. Las afirmaciones se soltaron aquí y allá sin pruebas de ninguna clase, pero se ataron cabos ligando los hechos que se sucedieron en la campaña presidencial, desde que Luis Donaldo Colosio fue designado candidato a la Presidencia por Carlos Salinas de Gortari.

Ya pasaron 20 años y no hay una sola prueba donde se vea involucrado al entonces presidente de México. Pero esos rumores, lo han hecho el autor intelectual del crimen.

El 23 de marzo, a las 19 horas 5 minutos, hora del centro, Luis Donaldo Colosio Murrieta cae abatido por dos tiros en Tijuana. La conmoción nacional es enorme. Hay desolación, indignación, desconcierto.

El domingo, en muchas ciudades de nuestro país, al pie de un busto o de una estatua o de una placa a Luis Donaldo, se conmemoró los 20 años del asesinato de este personaje.

Entre unos papeles que yo guardaba de Luis Donaldo, encontré una agenda donde anoté una reunión entre él y Luis Echeverría Álvarez. Por cierto, Luis Donaldo y Echeverría, nunca habían cruzado palabra.

Dentro de esos papeles encontré una nota de Diana Laura, esposa de Colosio, a quien sus flores favoritas eran los alcatraces o cartuchos. Tiempo después, le platiqué este detalle a Agustín Basave, quien escribió esta nota para el libro de la exposición “artistas en solidaridad”.

Agustín Basave, ha seguido hablando de los cartuchos y creo que tiene razón cuando dice que, los cartuchos son las únicas flores que podemos ofrecerle a la verdad y a la justicia, porque son millones de mujeres mexicanas que, en su injusto dolor, en la crueldad que las despedaza ciegamente, también se llaman Diana Laura.

1994 se ha convertido en el cántaro de las lamentaciones. A 20 años, los múltiples discursos en memoria de Colosio siguen escandalizados. Lo que no he visto ni he escuchado, es que ninguno de estos virtuosos ciudadanos, se han dado una vuelta en torno de sí mismos para hacerse un examen de conciencia. De conciencia política, desde luego.

Los mismos priístas no saben si en realidad Luis Donaldo Colosio, era el hombre parteaguas del país, porque su mismo partido se ha negado a seguir en los hechos, su supuesto camino. Sólo dicen, hablan, gritan, pero lo hacen cada año.

Todos le rindieron culto el domingo y repitieron sus frases de campaña. Aunque la gran mayoría de estos políticos priístas no está haciendo algo realmente notorio para reedificar su invitación.

Si de veras tuvieran en su corazón el deseo de cambiar a este país, sería más honroso que trabajaran sobre las directrices que Luis Donaldo Colosio dejó trazadas en sus últimos discursos para beneficio real de México. ¡Y déjense de payasadas!

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