Oaxaqueños festejan a la virgen de Juquila

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¡Adiós Reyna del Cielo, Madre del Salvador!, ¡Adiós Oh Madre Mía, Adiós Adiós!, cantaban en un sólo coro miles de familias; el intenso frio que por la mañana se dejó sentir no fue obstáculo para llegar hasta la capilla de la Virgen de Juquila, ubicada  en la agencia municipal de San Juan Chapultec de esta capital.

Filas enormes; cansancio en los rostros y en los pies pero con el corazón y la fe en la mano los peregrinos manifestaban su amor a la “Virgen de la Inmaculada Concepción” o mejor conocida como “Virgen de Juquila”.

La cita fue este 8 de diciembre; las ceremonias litúrgicas iniciaron desde las 6:00 am después de las tradicionales mañanitas. Desde esa hora decenas de visitantes se empezaban a dar cita en la explanada de la capilla, el objetivo: “agradecer los favores concedidos durante este año así como una serie de promesas”.

Un suspiro, una oración; besar el manto de la virgen; una flor, una manda, bastaba. No se necesitaban regalos costos o grandes adornos florales lo importante era estar ahí.

En medio de tanta algarabía y color,  el Sacerdote Misionero Héctor Navarro López manifestaba que la gente que llega a San Juan Chapultepec “busca la manera de manifestar su fe todos los años”.

Asimismo, dijo que existen muchas historias de milagros, de esperanza y amor, mismas que se han dejado sentir cada 8 de diciembre.

“La fe la expresan de diversas maneras desde la forma material así como espiritual”, destacó el sacerdote.

 Los cohetes, la música de banda y bailes folklóricos no se hicieron esperar. Era la fiesta con mayor arraigo de los capitalinos al igual que el de la Virgen de Guadalupe y Soledad, que están a punto de celebrarse.

Las luces de las veladoras, encendían el corazón de cada uno de los oaxaqueños que acudió a felicitar a la “morenita” en su día. En éstos habían sentimientos encontrados que hacían que las lágrimas rodaran en cada uno de los rostros.

Cada uno de los feligreses tenía una misión que era de agradecimiento, de manda o de pedir favores a la Virgen, pero sin olvidar la veneración que le manifestaban.

Los rosarios, las imágenes así como el tradicional jamoncillo, dulce elaborado con panela y coco, no podían faltar en los puestos que fueron colocados a los alrededores de esta capilla.

Puestos en donde se expendían desde antojitos regionales hasta imágenes religiosas que los feligreses llevaban a bendecir.