Morena: partido-sistema (Delgado) o liderazgo personal insulso (Luján): Carlos Ramírez

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La historia política de México ha sido la luchaentre el funcionamiento institucionaldel sistema/régimen/Estado y los liderazgos caudillistasque siempre terminan en autoritarismos; a la distancia, los hombres fuertes fueron sucedáneosu obstáculosde la institucionalización de los gobiernos.

El escenario de Morena en el sexenio de López Obrador ha sido una fractura–no ruptura ni clivaje– de la historia institucional, lo que revela la principal característica negativa de ese grupo: norepresenta ni cambio de sistema político, ni cambio de régimen de gobierno, ni cambio de Estado. En todo caso, Morena tiene la oportunidad de reconstruirel sistema político priísta para llegar a un sistema político institucional y democrático.

La dirigencia morenista de Yeidckol Polevnsky carecióde todo: sensibilidad, interpretación histórica, comprensión de su contexto, y pecó de ignoranciadel modelo lopezobradorista, sentido de Estado, desconocimiento de lo que representa y significa un partido fuerte y un partido en el poder presidencial, analfabetismopolítico sobre el sistema de gobierno, desconocimiento del papel de los partidos políticos, entre muchasotras cosas.

Ahora viene el relevo y el dilemade Morena está claro: un partido político para construirun sistema político democrático e institucional o un partido veleta que se sometaa las voluntades del presidencialismo personal. El papel clave estará en la decisiónpresidencial del papel de Morena. Los caudillismos personales o, en su versión moderna, los ejecutivos unitariostienen vida amarrada a sus personajes; si López Obrador representa un proyecto, un modeloo un nuevorégimen, entonces debe de ajustar sus expectativas para definir su proyecto de sistemapolítico.

Las tres personalidades que quieren la presidencia de Morena reproducen perfiles claros: Bertha Luján haría una dirigencia para noopacar al presidente de la república; Alejandro Rojas Díaz Durán carecede un modelo de partido; y Mario Delgado sería el único que podría potenciarel papel del partido-sistema en cuyo seno se definan (modelo David Easton) y se distribuyanlos valores y beneficios, algo como lo que pudohacer en la Cámara de Diputados como jefe de la bancada de Morena.

El riesgodel estilo político de López Obrador radica en la limitaciónsexenal de su presidencia y de su modelo de país a su liderazgo definido por su edad (tiene 66 años, terminará su sexenio de 71), por la restricciónconstitucional vigente (se puede cambiar) de la noreelección presidencial y por la ausenciade algún liderazgo similar por personal y social. Si acaso, la duración de la presidencia lopezobradorista personalsería de doce años, con reforma constitucional de por medio. Y como todo proyecto personal, vendría la rupturapendular

El relevoen la dirección de Morena definirá la estructura sistémica del lopezobradorismo. Y el dilemaes claro: institucionalismo o caudillismo; es decir, Delgado o Luján. Lo que está ocurriendo en el PRI sería un avisode los riesgos del relevo partidista: la autodestruccióndel partido y por tanto la inmovilidad política de la presidencia. Delgado demostró en la Cámara de Diputados lo que se puede hacer pactando; Luján sólo confirmaría a una familiaen el poder político.

La crisis en Baja California por la alianza Polevnsky-Jaime Bonilla dañóal presidente López Obrador, igual si no se metió por desinterés local o si dejócorrer el incidente para palpar posibilidades reeleccionistas. En Puebla y BC Polevnsky operó de manera similar a los estilospriístas de Carlos Sansores Pérez o Roberto Madrazo Pintado, dejando una huellanegativa en el ambiente político nacional.

De manera inevitable el ciclo de los caudillos mexicanos está liquidado: Santa Anna, Juárez, Díaz, Carranza y Obregón agotaronsus posibilidades en sí mismos. El modelo de caudillo lo definió Emilio Rabasa en La Constitución y la dictadura: la necesidad de un hombre fuerte ante la ausencia de instituciones y reglas sistémicas de la política: el necesariatodel héroe-caudillo. La negativa de Lázaro Cárdenas a una nueva dictadura personal y a un caudillismo callista (que él liquidóen 1936 al exiliar a Elías Calles) fortaleció la institucionalizacióndel sistema político. La clave de la política moderna en México se encuentra en el sistemade partidos.

Los primeros meses de López Obrador en el gobierno y en el ejercicio del poder han demostrado que el alcancepersonal es limitado en un país tan disperso, descompuesto y en agitación permanente y que la única manera de canalizarel funcionamiento de su proyecto social radica en la existencia de un partido-sistema en cuyo seno se alivienlas contradicciones. Si no, cada metro que avance físicamente el presidente encontrará grupos de resistencia.

Si Polevnsky ahogóa Morena como partido político, su relevo estará entre Morena como instancia invisible(Luján) de un grupo familiar o Morena como espacio de negociacióndel proyecto presidencial (Delgado).

Política para dummies: La política es elsistema; lo demás es autoritarismo.

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@carlosramirezh