La embestida contra el INE y la amenaza autoritaria: Francisco Ángel Maldonado Martínez*

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La democracia es un principio de las sociedades modernas. Sin democracia no puede haber desarrollo ni prosperidad. Los regímenes autoritarios evidenciaron su fracaso en distinta escala. Lo mismo en Cuba que en la extinta Unión Soviética, la coerción sobre libertades individuales ha conducido a sociedades en las que el descontento es evidente. No hay revolución que valga la destrucción de los canales que brinda la democracia representativa. Como paradigma de nuestro tiempo, esta forma de gobierno es la mayor aspiración y debe seguir siéndolo, pero como ideal no significa nada; depende sobre todo de que su ejercicio sea garantizado por instituciones creadas específicamente para este fin. No son los edificios grises como muchas veces pudiera concebirse, sino las personas que componen su organización, su autonomía, su independencia y su imparcialidad, lo que garantiza que eso que llamamos democracia tenga rumbo y futuro.

En los últimos días la embestida en contra del Instituto Nacional Electoral ha crecido debido a una decisión que el partido gobernante, Morena, no esperaba: la cancelación de las candidaturas de Félix Salgado y Raúl Morón a las gubernaturas de Guerrero y Michoacán respectivamente, por exceder y no reportar los gastos de sus precampañas. A pesar de que el argumento esgrimido por el líder nacional de Morena, Mario Delgado, es que la sanción es excesiva para una falta mínima en pesos, lo cierto es que el INE demostró, con esta decisión, que no existe para contentar al poder. No hay que olvidar que el consejo general del INE se compone de 11 consejeros y consejeras y que es el máximo órgano de decisión para garantizar elecciones libres y competitivas. Durante el gobierno de López Obrador la Cámara de Diputados designó a los consejeros Carla Humphrey, Norma Irene de la Cruz, Uuc-kib Espadas y José Martín Faz. Esta nueva alineación es sobre todo afín al partido en el poder, y aun así la decisión colegiada fue retirar las candidaturas a los aspirantes en cuestión. El fondo del asunto ya no fue, en el caso de Salgado Macedonio, las acusaciones penales por abuso sexual, sanción que dividió a Morena a su interior y llevó a una desbandada de mujeres que se sintieron decepcionadas de la postura de sus liderazgos, sino la violación de los topes de precampaña, una regla clave para el proceso electoral en curso.

A la sanción del INE, siguió una campaña de desprestigio hacia la institución encabezada por el propio presidente de la República en sus conferencias mañaneras. Para señalarlo con todas sus letras, esto es insólito en los tiempos de la democracia en México. Por décadas desde la oposición López Obrador y sus aliados condenaron la parcialidad de las elecciones, y no hay duda de que muchos liderazgos de izquierda contribuyeron a que un órgano electoral autónomo fuera no solo una aspiración sino una realidad. Por ello resulta tan desconcertante la postura presidencial respecto a la decisión del INE, lo que enciende las alarmas sobre lo que pudiera suceder en el futuro si los resultados no le favorecen a quien ahora despacha desde la magnitud de Palacio Nacional.

A 49 días de las elecciones más grandes en la historia del país, el presidente ataca frontalmente al INE, como ningún presidente lo hizo con éste ni con su antecesor: el IFE. Creado en 1990, el IFE representó el esfuerzo más acabado de demócratas de la academia y de la política real. Para el agotado régimen autoritario era necesario abrir la arena de la democracia, y esto fue resultado de distintos eventos, incluida la presunción de fraude electoral en 1988, algo que afectó profundamente al entonces partido gobernante. Pero la creación del INE no fue la pura voluntad presidencial, sino un esfuerzo intelectual de muchas personas que le hicieron frente al poder con sus ideas transformadas en reglas y en una institución que representó un avance sustancial. No hay que olvidar que hasta entonces las elecciones eran organizadas por una comisión electoral encabezada por el secretario de Gobernación. Solo para que no se nos olvide que quien presidió este órgano parcial en 1988 fue Manuel Barlett, hoy cuadro distinguido del gobierno de la cuarta transformación.

La defensa del INE es la defensa de la democracia en México, y hoy no es un ejercicio retórico. Las escenas vividas durante la semana en un plantón a las afueras de la sede del instituto al sur de la ciudad de México hablan por sí solas. Salgado Macedonio montó un plantón en compañía de Mario Delgado, pero ya envalentonado, el primero amenazó con ir a la casa de los consejeros que votaron a favor de quitarle el registro como candidato. Incluso azuzó la violencia en contra del consejero presidente, Lorenzo Córdova, y lo insultó en el acto. ¿Acaso estas son las formas de la democracia que merecemos los mexicanos seamos o no ciudadanos del estado de Guerrero? ¿Es ésta la promesa de cambio de régimen que nos prometieron? Lo que vimos fue la escena de un bandolero que se siente con los recursos suficientes para amagar por la fuerza a quienes tienen una misión constitucional y gozan de autonomía. Hoy son los consejeros electorales, pero antes han sido los jueces y los magistrados que defienden la razón jurídica en las disputas por la reforma a la industria eléctrica del gobierno lopezobradorista.

Un país sin instituciones que garanticen la competencia política va camino al despeñadero, para ocupar la metáfora favorita de quien hoy detenta el poder a nivel nacional. Sin instituciones fuertes y firmes no podemos esperar que la democracia la haga el pueblo bueno y sabio. Es como pedirle a ese mismo pueblo que imparta justicia por su propia cuenta, con el saldo de linchamientos que ya hubieran ocurrido en todo el país. El Estado de derecho no es una ficción jurídica, debe ser una realidad para el progreso, eso nos enseñan a quienes estudiamos Derecho como carrera en la universidad. Es un principio básico y no debería olvidársele a quienes llegaron al poder precisamente porque hubo reglas que se respetaron y el fraude electoral pasó a ser parte de la historia. Hoy quieren invertir los papeles y determinar quién tiene derecho a competir políticamente a partir de los plantones y no del respeto a la ley. Es más, el presidente ha dicho que pasadas las elecciones del próximo 6 de junio reformará al INE porque el actual ya no cumple su función. Nada más grave para el futuro de México. La única buena noticia es que las elecciones del 6 de junio están en puerta y la ciudadanía libre, informada y racional podrá cerrarle el paso a la tentación autoritaria.

@pacoangelm