Incendió y destrucción del 14 de junio ¡No se olvida!: Alfredo Martínez de Aguilar

Print Friendly, PDF & Email

* El conflicto magisterial de la Sección XXII de la CNTE, que dura ya 39 años, ha hundido a Oaxaca y a los oaxaqueños en el círculo perverso y vicioso de la ignorancia y la miseria.
* El desalojo magisterial del 14 de junio de 2006, fue resultado de la traición de Jorge Franco a Ulises Ruiz, y la creación de la APPO, para cobrar la traición de Ulises a Pepe Murat.

A 13 años del fallido desalojo magisterial del 14 de junio de 2006, invitado por nuestro colega Pedro Luis Ceballos, tendré hoy oportunidad de reflexionar sobre las traiciones que dieron lugar al incendio y destrucción de Oaxaca.

El prefabricado conflicto magisterial de la Sección XXII de la CNTE, que dura ya 39 años, ha hundido a Oaxaca y a los oaxaqueños en el círculo perverso y vicioso de la ignorancia y la miseria que ha provocado mayor ignorancia y miseria.

Es la historia de las traiciones y ambiciones de las mafias políticas gobernantes de todos los partidos, de izquierda y derecha, y de los curas guerrilleros cómplices del imperialismo yanqui al igual que los falsos redentores socialistas, en realidad, hipócritas farsantes.

No es casual que el huevo de la serpiente de la agitación y subversión magisterial lo incubara el gobernador Víctor Bravo Ahuja, posgraduado en el Instituto Tecnológico de California y en la Universidad de Michigan, Estados Unidos, al traer a Oaxaca a guerrilleros de las Normales Rurales de Ayotzinapa, Guerrero, y de El Mexe, Hidalgo.

La sentencia del ex secretario de Estado de EUA, Robert Lansing, de abrir a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de sus universidades y educarlos en el modo de vida americano, se maximizó con los “Chicago boys” y los neoliberales Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón.

Posgraduados de universidades yanquis, llegaron en mala hora a la Presidencia de la República a cumplir la consigna de Estados Unidos de conquistar a México sin gastar un centavo o disparar un tiro, “harán lo que queramos, y lo harán mejor y más radicalmente que lo que nosotros mismos podríamos haberlo hecho”.

Con el apoyo gubernamental, milicianos normalistas como Erangelio Mendoza González y Gustavo Adolfo López Ortega, entre muchos otros, convirtieron a Oaxaca en tierra de guerrilla, agitación y subversión permanentes desde finales de los 60, especialmente en la década de los 70 y 80.

Con el pretexto de intensificar la promoción de la educación en las comunidades indígenas y campesinas, Bravo Ahuja creó el Instituto de Investigación e Integración Social del Estado de Oaxaca (IIISEO), que se convirtió en semillero de agitadores y subversivos.

Todos han sido financiados por el Estado mexicano, burgués y capitalista. El populista Luis Echeverría Álvarez, traidor vendepatrias -espía de la CIA con clave Litempo 2-, manipuló el odio social de los nietos de ex gobernadores oaxaqueños venidos a menos.

En 1976-77 incendiaron Oaxaca desde la Federación Estudiantil Universitaria (FEO), el Bufete Popular Universitario (BPU), la Coalición Obrero, Campesino, Estudiantil de Oaxaca (COCEO) de la hoy Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).

Alentados por la Iglesia y sectores radicales del PAN surgió la guerrilla en la UBJO con el Partido Revolucionario Obrero Clandestino-Unión del Pueblo (PROCUP), dirigido por el panista Arturo Cortés Gutiérrez y cuatro de sus doce hermanos, José Guadalupe, José Luis, Salvador y Felipe.

Después surgirían las alianzas con el Partido de los Pobres (PDLP) y la Liga Comunista 23 de Septiembre hasta llegar al Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR) y su escisión en el Ejército Popular Revolucionario Independiente (ERPI).

Apareció la Coalición Obrero, Campesino Estudiantil del Istmo (COCEI), la Unión General Obrero, Campesina, Popular (UGOCEP), el Movimiento Unificador de Lucha Triqui (MULT) y la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Genialmente perverso, el alcohólico Jesús Reyes Heroles, Secretario de Gobernación en el gobierno del frívolo presidente José López Portillo, volcó su resentimiento político contra Oaxaca al saber que jamás sería presidente de la República por ser «churumbel».

Enloquecido por la soberbia el «Churchill mexicano» no perdonó al más honesto de los gobernadores oaxaqueños, Manuel Zárate Aquino, extraordinario jurista, que exigiera a la Federación respeto a la soberanía de Oaxaca, para terminar con la agitación y subversión anidada en la UABJO.

Reyes Heroles contó con la traición de los gobernadores Bravo Ahuja, compadre del presidente Echeverría, y de Fernando Gómez Sandoval, quienes corrompieron a los dirigentes universitarios. Ello, a pesar que Fernando era compadre de don Manuel.

Heladio Ramírez perpetró la mayor traición al pueblo de Oaxaca al entregar el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) a la Sección XXII de la CNTE el 28 de octubre de 1992, a través de Lino Celaya Luría, otro resentido político al no ser candidato a gobernador.

Por la impune anarquía rampante, hoy suman 685 organizaciones sociales, la mayoría membretes radicales que sirven de camuflaje a los grupos armados de la guerrilla, del crimen organizado y del narcotráfico que operan en Oaxaca.

Con la complicidad de los grupos políticos en permanente pugna en Oaxaca estallaron en 2006 la «primera revolución del siglo XXI» aglutinados en la APPO con el mercenario perredista-panista-morenista Flavio Sosa a la cabeza.

El fallido desalojo magisterial del 14 de junio de 2006, fue resultado de la traición de Jorge Franco a Ulises Ruiz, así como la creación de la APPO se dio para cobrar la traición política de Ulises Ruiz a Pepe Murat.

El detonante que prohijó la creación de la APPO, fue el retiro por parte del gobernador Ulises Ruiz, según él mismo ha denunciado, de los 400 millones de pesos que se entregaban anualmente a las organizaciones sociales por el Gobierno del Estado.

alfredo_daguilar@hotmail.com

director@revista-mujeres.com

@efektoaguila