Tras haberse sometido a cirugía en Cuba, el presidente venezolano, Hugo Chávez, se apresuró a regresar a casa la semana pasada para tranquilizar rivalidades en su círculo íntimo y confrontar tanto a una sólida oposición como a una serie de crisis internas que han hecho de Venezuela uno de los países más atribulados del continente.
Su gobierno populista se ha unido tras él, prometiendo acelerar la revolución bolivariana que pretende crear un estado socialista, marginando a la oposición y forjando alianzas con gobiernos que se oponen a EU.
Sin embargo, nueve días después de haber anunciado que médicos cubanos habían extirpado un tumor, que se rumora era cáncer de colon, no queda claro el grado de actividad o efectividad del Mandatario de 56 años.
Una figura política con contactos dentro del círculo de colaboradores cercanos a Chávez dijo en una entrevista que el Presidente padece de cáncer de colon, pero que en el corto plazo no tendrá que someterse a quimioterapia.
Chávez se refirió a su padecimiento como “una de las emboscadas de la vida” y los “momentos muy difíciles” que vivió luego de que Fidel Castro le informara en La Habana que tenía un tumor maligno, pero no ha confirmado el tipo de cáncer.
Mientras tanto están las duras realidades de Venezuela. El país está golpeado por la violencia del narcotráfico; la economía está problemas a pesar del auge petrolero; crecen los apagones eléctricos, y el mapa político está polarizado. Estos factores enfatizan las limitaciones de Chávez; mientras, su movimiento se prepara para las elecciones presidenciales del año próximo.
El Economista
