Gobernar o representar: Adán Córdova.*

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Durante el período de campaña que transcurre y el restante, hemos sido y seremos directa e indirectamente consumidores de productos electorales, desde spot televisivos -de diversa duración- hasta memes con la advertencia de que elijamos bien este primero de julio, resaltan frases como “elige bien a quienes quieren que te gobiernen” o “elige bien a tus representantes” elementos que de su simple lectura no parecieran tener complejidad, sin embargo, Gobernar y Representar son acciones distintas como Gobernado y Representado tienen profundas asimetrías.

Gobernar implica dirigir, determinar, mandar, actuar conforme a una norma, autonomía; Representar implica consultar, recibir instrucciones para actividad determinada, posibilidad de evaluación, remoción o sanción conforme a resultados; por consecuencia gobernado sería el dirigido u subordinado al gobernante, y representado quien tiene la oportunidad –facultad- de ser consultado, quien evalúa, remueve o sanciona al representante.

Las diferencias principales entre gobernar y representar son sencillas, mientras el primero decide conforme a lo que considera es mejor,  el segundo evalúa, valora, consulta lo que posiblemente tenga un mejor impacto en sus representados, difunde, comunica y somete a su voluntad los resultados obtenidos.

La dicotomía básica  de ¿Qué es lo que elegimos, gobernantes o representantes? deberá tener una respuesta concreta el primero de julio, buscamos a mujeres y  hombres que “en lo posible” se identifiquen de alguna forma con nosotros surgiendo así la creencia que “nosotros elegimos” a alguien que probablemente tenga una mayoría de votos frente a otros aspirantes al mismo cargo, pero muy seguramente no cuenta con nuestra confianza, no representa nuestros intereses y menos podríamos decir “queremos que nos represente o gobierne” esto es así porque tal vez votemos por alguien a quien nunca hemos visto frente a frente, no hemos comentado sobre los problemas colectivos o privados, nuestros intereses, elegiremos a alguien que hemos visto por TV, leído o escuchado, sumado a que sólo podremos elegir de aquellos que estén en la boleta electoral, “deseando” que haga un buen trabajo de lo cual tampoco tenemos garantía.

Para la mayoría de los cargos la ciudadanía conoce el perfil para un buen desempeño, sin embargo, poca información de importancia se puede obtener de las y los aspirantes de aspectos que pediríamos para que alguien nos representara en nuestras gestiones, y mucha menos de alguien que pretendiéramos decidiera por nosotros, requisitos mínimos como su grado académico, experiencia, domicilio, familia, bienes o intereses, pareciera suficiente el ver su rostro, escucharle por algunos segundos o minutos, que nos recuerden nuestros miedos públicos, nuestras carencias, necesidades o limitadas aspiraciones colectivas para tenerles confianza, permitir que nos representen o tomen decisiones que tendrán un impacto positivo o negativo a corto, mediano o largo plazo en nuestro entorno bajo la promesa  discursiva que son diferentes a los anteriores, de que “ellas o ellos estarán cerca” que rendirán cuentas y que combatirán o acabarán con los principales problemas colectivos como la inseguridad, corrupción, educación o pobreza.

El período de campaña parece ser suficiente garantía de su futuro actuar, que propondrá o votará por leyes que nos beneficien, que no será sujeto de una instrucción o algún “acuerdo” individual o colectivo para votar o no asistir para que una ley que eleve impuestos se apruebe, modifique las normas para adquirir deuda pública o disfrazar los actos para que no merezcan sanción, pero ¿Cómo solicitamos a un gobierno o un representante excelso en su función? si como ciudadanía nuestro interés y participación es ínfima.

Los errores de quien gobierna y quien nos representa tienen múltiples impactos en nuestra vida por ello la importancia de informarnos, hoy existen diversos mecanismos que sin salir de casa nos darán mayor información sobre los aspirantes como el portal 3de3 , voto informado de la UNAM o http://candidaturas.ine.mx que nos permiten valorar cuan interesados están en que les conozcamos o simplemente ver su grado de cumplimiento con obligaciones tan sencillas como las de transparencia.

En nuestro país hemos transitado por actos históricos nada agradables, sin embargo pareciera no importarnos porque aún así tuvimos la hegemonía de un partido en el poder, hemos tolerado investigaciones de compras, desvíos y uso de recursos públicos de forma inexplicable, pero poco o nada cambia nuestra nuestra actitud social frente a la participación en el período electoral; con la misma velocidad con la que adoptamos conductas musicales, tendencias en ropa o libros de otros países, deberíamos copiar como ciudadanía las exigencias y participación que han tenido países como Brasil, Guatemala  o España recientemente y podamos contar con un verdadero equilibrio entre Poderes del Estado que en apego a su función conlleven verdaderos elementos de interés, oportunos para evaluar y juzgar el trabajo de nuestros gobernantes o representantes llegando incluso a su remoción por la falta de resultados o por actos indebidos en su encargo porque ello no mejorará nuestro presente sino que permitirá uno mejor para nuestras futuras generaciones.

(*) El autor es integrante del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción en Oaxaca.

Egresado de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y realiza estudios de posgrado en el Centro de Investigaciones Jurídico Políticas de las Universidad Autónoma de Tlaxcala.

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Adán Córdova