El Instituto Nacional Electoral y la forma de ganar elecciones: Bersahin López*

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04-bersahinSin duda la renovación parcial o total de las formas de pensar, de actuar, de concebir la misma vida, son necesarias para adecuarse a las circunstancias de los nuevos tiempos, los hombres que no se reinventan o se actualizan pueden vivir paralizados, sin transformaciones y condenados a estar anclados en el pasado o en sus propias limitaciones.

Estos cambios se vuelven imperativos en la vida pública, las instituciones y los organismos democráticos tienen que estar en constante proceso de transformación para brindar certeza en su actuar, más aquellas que por su misma naturaleza de origen, surgen cuestionadas, con poca o nula  credibilidad, pero que su función está destinada aun sin  saberlo, a ser  la piedra angular de un sistema democrático y de vida, que brinde condiciones de desarrollo, valores e imprima la legitimidad necesaria a quienes desde la lucha democrática electoral, ganaron a cabalidad la enorme responsabilidad de representar los intereses del pueblo.

La última década del siglo XX representó para México, años decisivos en la conformación de sus instituciones, el presidencialismo imperante, soberbio, grosero y ofensivo, vivía un momento de crisis después de la elección de 1988, era el momento del cambio estructural en el País, el sistema lo requería y la ciudadanía no aguantaba más, era mejor reinventarse a contener en las calles un movimiento social de consecuencias y pronósticos reservados, Carlos Salinas de Gortari así lo entendió y nació el Instituto Federal Electoral (IFE), que hasta el 4 de Abril de 2014 fue el administrador y testigo fiel de las elecciones en México, de las alternancias políticas, de la cada vez más cerrada brecha entre ganadores y vencidos, de los resultados dudosos para algunos, del avance de la conciencia democrática para otros, fue ganando respeto y respaldo paulatinamente, seriamente cuestionado en 2006 y hoy relevado por la nueva creación sexenal: el Instituto Nacional Electoral.

Desde la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917, donde se contenían las disposiciones para instituir a través de las figuras de junta empadronadora, juntas locales y colegios electorales, el órgano encargado de celebrar y calificar elecciones con pleno control del Estado, no había sucedido una reforma política de gran calado, como la que se pretende poner hoy en marcha, sustituyendo por siglas un organismo que se dice ciudadano, que se siente burocrático y se anhela imparcial.

Siempre inteligente, perspicaz, aguda, perversa, noble, la política en México da para múltiples experimentos, para lecciones infinitas de “cómos” aunque los “por qué” no importen, cada época ha marcado una forma distinta, un inicio de algo que tiene que mejorar para no desaparecer; el control total hoy es impensable, la alternancia necesaria, pero los gobiernos honestos, legales y legítimos son imperativos, que el transformarnos políticamente sea para bien del ciudadano y no para beneficio de grupos o cotos de poder.

Hace más de 20 años el IFE nació para romper el sistema de partido hegemónico, con un PRI a la cabeza por más de 70 años, hoy nace el INE con un gran consenso nacional, para legitimar la alternancia política, pero sobre todo para dar certeza a los que la buscan, legitimidad a quienes la necesidad, certeza a quienes la requieren, también con “otro” PRI a la cabeza este que no espera perpetuarse con siglas, sino con hombres, con acciones más que con decálogos; pero hoy la conciencia ciudadana es mayor, la lucha electoral más fuerte y real, los intereses encontrados entre grupos políticos, lo mejor es que como consecuencia de eso, tengamos una institución confiable, la que en la segunda década del siglo XXI, permita encauzar la vida nacional, la que contagie a las demás, la que haga que desde los municipios, los Estados y la federación, los gobiernos sean mejores en beneficio de todos nosotros.

La forma de ganar elecciones tiene mucho que ver con la fortaleza que necesariamente tendrá que mostrar el Instituto Nacional Electoral, no pueden convivir en un mismo espacio democrático, nuevas instituciones con vicios ancestrales, es el momento de una muestra real de cambio, de los partidos políticos, de los políticos, de los que anhelan el poder para servir.

Desde la histórica campaña del oaxaqueño José Vasconcelos en 1929, todas las demás han tenido tintes anti democráticos, tufos de ilegalidad e ilegitimidad, la lucha por el poder se ha encarnizado, es pasional más que cerebral, busca seducir conciencias en lugar de ganar ciudadanos libres, las campañas han servido para comprar votantes que por tres o seis años no cuestionen, porque el voto ha sido recompensado, esto tiene que cambiar, las nuevas reglas así lo dejan ver, la ciudadanía así lo exige, los Institutos Políticos tienen la obligación de coadyuvar en eso con transparencia, verdad y honestidad.

No podemos pensar en un Instituto Nacional Electoral que administre los mismo vicios electoreros, un INE que consienta prácticas que no permitan tener procesos limpios, transparentes y apegados a la legalidad, los valores democráticos que el IFE  concibió hoy tienen que hacerse realidad, cambiar para mejorar es necesario, pero cambiar para seguir igual resulta absurdo y totalmente falaz.

La elección de los once nuevos consejeros electorales se dio en un marco de consenso legislativo, la integración de todos los demás órganos estatales, debe respetar las circunstancias de cada entidad, es buena una coordinación nacional, una cohesión, lo que no se puede permitir es centralizar el poder, decidir desde el centro, sin tomar en cuenta las características de cada Estado del País, los resultados tienen que palparse a la brevedad,  será una gran prueba de la madurez que ha alcanzado la democracia en México, determinará si estamos preparados para explorar nuevas y mejores formas de integración nacional siempre en bien del ciudadano.

Las causas sociales, deben de encontrar eco en las acciones de gobierno, las próximas elecciones deben contener, propuestas, coincidencias, valores, por encima de dispendio, descalificaciones e intereses oscuros, hoy podemos con la ciudadanía ir en la construcción de lo que se ha querido desde que somos libres y aun después de la Revolución Mexicana, un País próspero, con paz y justicia social.

Hoy ya no depende de un individuo, de un Partido o un sector construir el cambio que necesitamos, es tarea de todos, de millones de mexicanos, hagamos conciencia participemos socialmente, aportemos ideas, construyamos desde nuestra familia, casa, colonia, ciudad, solo así irán ganando terreno los intereses sociales a los particulares o de grupo, solo así la nación se construirá como las grandes pirámides de nuestros ancestros, de abajo hacia arriba, mirando al horizonte, sin temor de caer porque hay cimiento, alma, corazón y voluntad en esa construcción, nuestros hijos son suficiente inspiración para construir lo que a nosotros no nos heredaron: un México justo, equitativo, incluyente, vale la pena intentarlo y al lograrlo como nuestros ancestros, ese legado nos hará ser recordados, nos hará ejemplo de generaciones, aunque hoy no nos haga gobernantes….

* Presidente Estatal de Nueva Alianza en Oaxaca

@bersael

bersa1026@gmail.com