Economía del conocimiento: Isaac Leobardo Sánchez Juárez*

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Las regiones más exitosas del mundo han entendido perfectamente cual es la clave para conseguir una incorporación exitosa al capitalismo global: el conocimiento. En México no lo hemos entendido así y por ello tenemos diversos problemas –como la falta de crecimiento económico y empleo. Nuestra economía está basada en el consumo de productos importados y el uso de conocimientos generados en otras latitudes. Transitar hacia el desarrollo implica el fomento de una economía basada en el conocimiento. La política pública y el actuar individual de los agentes debe tener como base la ciencia, tecnología e innovación. Se debe reconocer que la generación de conocimiento y su explotación es vital para la creación de riqueza.

En aras de hacer un diagnóstico adecuado en la materia, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico construyó un índice por entidad federativa, constituido por 43 variables, agrupadas en diez categorías: 1) inversión para el desarrollo de capital humano; 2) infraestructura para la investigación; 3) inversión en ciencia, tecnología e innovación; 4) población con estudios profesionales y de posgrado; 5) formadores de recursos humanos; 6) productividad científica; 7) infraestructura empresarial; 8) tecnologías de la información y comunicaciones; 9) entorno económico y social; y 10) componente institucional. 

Cuando el índice toma un valor de 1 se considera que existe una alta concentración de recursos en ciencia y tecnología; cuando toma un valor entre 0 y 1 se dice que la entidad está por encima de la media nacional; cuando es igual a 0 está en la media nacional; entre -1 y 0 por debajo de la media nacional y -1 implica carencia total de recursos.

En términos generales, las entidades que mejor hacen su trabajo en ciencia, tecnología e innovación son el Distrito Federal, Nuevo León, Morelos y Jalisco, en ellas existen las mejores condiciones para desarrollar las capacidades científicas y tecnológicas. Por otra parte, entidades del sur como Guerrero, Oaxaca y Chiapas se encuentran tremendamente rezagadas y cuentan con pocos elementos e infraestructura para las tareas científicas y tecnológicas.

En un país de más de 112 millones de mexicanos, es una desgracia que sólo cuatro entidades concentren los esfuerzos en fomento a la economía del conocimiento. Por cierto, la distancia en el índice general entre el Distrito Federal (0.8961) y Nuevo León (0.3266) es abismal, ni que decir la brecha con un estado como Guerrero (-0.8101). Otras entidades con un desempeño superior al promedio nacional son Coahuila (0.1428), Querétaro (0.1188), Baja California (0.0607), Guanajuato (0.0465), Chihuahua (0.0298) y Estado de México (0.0178). De esta forma 10 de 32 entidades hacen un trabajo de regular a mediocre y del resto elija usted el adjetivo.

Los resultados anteriores hacen referencia al índice general, el cual se descompone en diez componentes. Respecto al primer componente (inversión para el desarrollo de capital humano), las cuatro entidades que salen mejor calificadas son Distrito Federal (1.000), Estado de México (0.2492), San Luis Potosí (0.2248) y Jalisco (0.1957). Las cuatro peor calificadas son Quintana Roo (-0.8102), Tabasco (-0.8298), Guerrero (-0.8512) y Campeche (-1.000).

En materia de infraestructura para la investigación, las cuatro primeras son Distrito Federal (1.000), Puebla (0.3940), Veracruz (0.3717) y Estado de México (0.3017). Las cuatro peor calificadas son Aguascalientes (-0.9047), Quintana Roo (-0.9187), Baja California Sur (-0.9832) y Colima (-1.000).

El tercer componente es la inversión en ciencia, tecnología e innovación; las cuatro entidades mejor calificadas son Nuevo León (1.000), Distrito Federal (0.5698), Querétaro (0.4457) y Jalisco (0.3213). Las cuatro peor calificadas son Sinaloa (-0.6828), Campeche (-0.8489), Oaxaca (-0.9925) y Guerrero (-1.000).

El cuarto componente es población con estudios profesionales y de posgrado; las cuatro entidades mejor calificadas son Distrito Federal (1.000), Nuevo León (0.2517), Colima (0.1311) y Estado de México (0.1054). Las cuatro peor calificadas son Chiapas (-0.9024), Quintana Roo (-0.9806), Oaxaca (-0.9984) y Guerrero (-1.000).

Para no extenderme demasiado, por su importancia termino con el sexto componente, referido a la productividad innovadora. Las cuatro entidades mejor calificadas son Distrito Federal (1.000), Nuevo León (0.5079), Querétaro (0.4451) y Morelos (0.3452). Las cuatro peor calificadas son Chiapas (-0.9518), Oaxaca (-0.9522), Guerrero (-0.9759) y Nayarit (-1.000).

El panorama es francamente gris, modificarlo implica de una estrategia nacional, poner el desarrollo científico, tecnológico e innovador como un asunto prioritario, algo íntimamente relacionado con la mejora del sistema educativo en todos sus niveles particularmente básico. Pero también requiere de estrategias estatales perfectamente enlazadas con la nacional. Se debe hacer de la ciencia, la tecnología y la innovación actividades neurálgicas y no periféricas como se ha hecho hasta el momento (en México se invierte menos del 0.6% del PIB en estas actividades).

Hablando de conocimiento, ¿qué hace la UABJO?

Muy poco, ya que la máxima casa de estudios de los oaxaqueños lleva mucho tiempo estancada y junto con ella la entidad, ésta situación no puede continuar por más tiempo, se requiere de compromiso y acción de cambio. Es preciso eliminar a los grupos de choque que la controlan, cortar de raíz las prácticas corruptas, replantear el compromiso sindical e involucrar a los estudiantes y profesores en un nuevo modelo basado en la competencia académica y de investigación. De cara a las elecciones, y conociendo a los candidatos, le invito a conocer la propuesta de la profesora Josefina Aranda Bezaury, una mujer comprometida a realizar modificaciones de fondo, respaldada por una sólida trayectoria académica, que promete transparencia, rectitud y profesionalismo. En mi calidad de egresado de la UABJO, ex profesor y ahora investigador nacional de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, le invito a sumarse a su propuesta, conocerla y exigirle los cambios que hagan de la Universidad Autónoma de Oaxaca un verdadero centro del conocimiento y la innovación.   

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* Profesor en economía de la UACJ, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)