De contingencia sanitaria a crisis humanitaria en salud: Alfredo Martínez de Aguilar

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* La soberbia mayúscula ha llevado al presidente Andrés Manuel López Obrador a la locura, sin importarle pasar en México de la contingencia a la emergencia sanitaria y finalmente a la crisis humanitaria en salud, con miles de muertos por desabasto de medicamentos.
* No hay respuesta del Secretario de Salud federal, Dr. Jorge Alcocer Varela, ni del Comisionado de COFEPRIS a la denuncia de desabasto de medicamentos oncológicos en el sector público y privado, hecha el pasado 28 de abril, por el Colegio Mexicano de Oncología Médica.

 

Cuánta razón tiene el sabio proverbio griego, erróneamente atribuido a Eurípides, uno de los tres grandes poetas trágicos de la Grecia Antigua: «Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco».

Al mismo tiempo, la soberbia, que lleva a los seres humanos a la locura, ciega a los seres humanos. Se le supone el mayor de todos los vicios y pecados espirituales y sociales. Ése es el origen del resto de todos los males humanos.

Al cegar la soberbia, impide generalmente a los políticos, gobernantes y empresarios ver, al frenar su razón, y cerrar su entendimiento. Es lo que hace que quien la padece haga cosas sorprendentemente idiotas, opuestas a su propio interés.

Es la soberbia, una valoración excesiva y desordenada del valor de uno mismo. Implica, por tanto, un desprecio mayúsculo al resto de la gente. Sus sinónimos ayudan a entenderla: orgullo, arrogancia, vanidad, engreimiento, presunción.

Todo ello llevado a un nivel extremo, que se contrapone con las actitudes y conductas opuestas: humildad, modestia, timidez, docilidad. En una palabra, reconocer que como ser humano se es falible y limitado.

El concepto griego de la hibris, que puede traducirse como ‘desmesura’ es un sentimiento violento inspirado por las pasiones exageradas, consideradas enfermedades por su carácter irracional y desequilibrio emocional de carácter patológico.

El castigo de los dioses a la hibris es la némesis, y tiene como efecto devolver al individuo a los límites que cruzó. ​En la Antigua Grecia aludía a un desprecio temerario del espacio personal ajeno unido a la falta de control de los impulsos propios.

Esta introducción es obligada para entender como la soberbia mayúscula ha llevado al presidente Andrés Manuel López Obrador a la locura, sin importarle pasar en México de la contingencia a la emergencia sanitaria y finalmente a la crisis humanitaria en salud, con miles de muertos por desabasto de medicamentos.

A quien lo dude por ignorancia, ingenuidad o mala leche por complicidad, ahí está la puntual denuncia de la Comunidad Oncológica de México, unida en la campaña nacional #no_tenemos_quimioterapia #todosUnidoscontrael_cancer.

El Colegio Mexicano de Oncología Médica A.C., dirigió un oficio al Secretario de Salud federal, Dr. Jorge Alcocer Varela, con fecha 28 de abril pasado, para denunciar el desabasto de medicamentos oncológicos en el sector público y privado.

No hay respuesta a los médicos mexicanos especializados en Oncología y están sumamente indignados, después de un mes de demandar la intervención del titular de Salud federal y de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).     

Recuerdan a Alcocer Varela que el Colegio Mexicano de Oncología Médica es una organización que aglutina a la mayor parte de los oncólogos del país certificados y que desde que inició el problema de desabasto en 2019, han aportado propuestas institucionales al mismo.

En el documento en comento se refieren, sobre todo, al desabasto de fármacos genéricos, que no solo ha persistido, sino que se ha acentuado con la emergencia sanitaria derivada de la presencia del SARS-Cov2-COVID-19.

El desabasto de claves de medicamentos es la base para el tratamiento sistémico de la mayoría de las neoplasias, cáncer de mama, ovario, colon, estómago, pulmón, páncreas, vejiga, linfomas, tumores germinales, leucemias y síndromes mielodisplásicos, que son los más afectados.

De la situación anteriormente expuesta, se han derivado varios problemas en la atención de los pacientes oncológicos que a continuación se enuncian:

Tratamientos incompletos para los pacientes, ejemplo, un esquema que requiere dos drogas como epirrubicina/doxorrubicina más ciclofosfamida y que es el más común en cáncer de mama, solamente se está prescribiendo el medicamento disponible ya sea una sola droga de las señaladas y no la combinación tal cual se encuentra indicada en las diferentes guías clínicas, lo cual deja incompleto el esquema y, por lo tanto, compromete la eficacia del mismo, tanto en el escenario de curación y/o control de la enfermedad como en el contexto curativo y metastásico.  

Suspensión de los tratamientos hasta que haya disponibilidad de los fármacos, lo cual se traduce, en que conforme más tiempo se retrasa la aplicación de quimioterapia más posibilidades existen que el paciente presente recaída de la enfermedad en el tratamiento curativo y progresión de la misma en el caso de los pacientes con enfermedad mestastásica.

Otra consecuencia son los impactos directos en el apego y adherencia de los tratamientos oncológicos, lo cual implica un mayor riesgo de complicaciones que se manifiestan en aumento de ingresos hospitalarios.

Como parte de estos reportes el Colegio Mexicano de Oncología Médica implementó una encuesta nacional de desabasto de medicamentos oncológicos en la que se detectaron desabasto de la mayor parte de los fármacos que integran el Grupo 16 Oncología o con un inventario bajo, primordialmente los genéricos.

 

alfredo_daguilar@hotmail.com

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@efektoaguila