Conversaciones con garganta abismal: Raúl Castellanos Hernández

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“ Y se les olvida que el cambio en México no puede ser obra de un solo individuo, se les olvida que el cambio no tiene dueño, decir “El cambio soy yo” es lo más viejo que existe en la política mexicana, solo podremos lograrlo si impedimos que un solo individuo decida por todos, el verdadero cambio radica en acabar con las exclusiones, que nadie vuelva a dejar fuera a las minorías políticas, a las mayorías sociales, a todos los que expresan el México diverso, que nadie le quite los derechos a los votantes que perdieron una elección, el verdadero cambio es abrir espacios de participación para toda la sociedad. Se ha preparado una trampa profundamente anti democrática en la que no podemos caer, Ahora se nos pretende hacer creer que en nuestro país no caben más que foxistas y labastidistas, que peligroso para un país, que en aras del cambio se busque cancelar las posibilidades de las minorías, a quienes armaron esta trampa les digo, que millones de mexicanos abriremos por encima de trampas un camino de izquierda democrática, el futuro sólo podrá construirse con un cambio donde se respete el lugar de todos, porque en México somos muchos más que dos”.

 

GILBERTO RINCÓN GALLARDO.

 

Siempre he sostenido que la historia es cíclica, se repite con matices, tiempos, circunstancias y personajes diferentes, pero se repite; el párrafo anterior como lo habrán advertido es una cita de la intervención de Gilberto Rincón Gallardo en el Primer Debate Presidencial, celebrado el 25 de abril del 2000; en aquella ocasión en mi condición de Coordinador de la Campaña Presidencial de Porfirio Muñoz Ledo, tuve la oportunidad de vivir el antes y el después de esa “experiencia religiosa”, en la que, a mi juicio, en lo que a visiones democráticas de futuro y de país, Gilberto, el ingeniero Cárdenas y Porfirio sentaron tesis que serán vigentes por siempre y aplicables a cualquier personaje que pretenda conculcar libertades, desde el estólido de Trump, hasta su compañero de viaje Bolsonaro, de Maduro a Ortega, alguna vez, paradójicamente, líder de la Revolución Sandinista que derrocó a la dictadura de los Somoza en Nicaragua.

 

Escribo estas líneas, hoy domingo 21, Día del Padre y en el contexto de las acciones y decisiones contradictorias en torno al Covid-19; Oaxaca seguirá en semáforo rojo. Recién Tedros Adhanom, Director General de la OMS -Organización Mundial de la Salud- afirmó que la pandemia se está “acelerando”, confirmó que el pasado jueves se registró el mayor número de casos en el mundo, 150000, de los cuales más de la mitad se ubican en el continente americano.

 

Advirtió según una nota de Europa Press, que es “comprensible que las personas estén hartas de estar en casa y muchos países deseosos de abrir sus sociedades y economías”, sin embargo, urgió a mantener el distanciamiento social y a los gobiernos a centrarse en lo básico “encontrar, aislar, probar y cuidar cada caso”; lo cual me dio la impresión de ser un mensaje cifrado, un “me estás oyendo inútil” al rockstar de López-Gatell.

 

Sin embargo y asumiendo que, aún en medio de la crispación, hay que darle gracias a la vida. Recordé las enseñanzas y sobre todo los momentos que viví al lado de mi padre, desde los amaneceres en Cerro Pelón hasta las noches de luna llena en las entonces casi vírgenes playas de Puerto Escondido, cuando después de una larga jornada vendiendo dos jabones por un peso en las plazas y mercados públicos de pueblos y rancherías, me invitaba, al tiempo que hacía sonar en el aparato de sonido de la camioneta, canciones de Olimpo Cardenas, Luis Arcaraz y Los Panchos, a contemplar el cielo estrellado, al tiempo que filosofaba “Cristo y tú, mayoría aplastante”.

 

Estoy cierto que no habrá un ser humano que se precie de ser bien nacido, que no honre la memoria de su padre, en la forma y fondo que prefiera asumir, en la cercanía o distancia en que se encuentre de él, cuando, como en mi caso, parta para asumir su lugar en la eternidad.

 

Recuerdo una de esas noches en que solo los bohemios de afición trasnochan, llegué a uno de los bares del Fiesta Palace, donde se presentaba Raúl Vale, había pocas mesas ocupadas, él tardaba en salir, cuando lo hizo, subió al escenario. Contrario al ambiente festivo que debía privar se hizo un silencio, se nos quedó viendo, tomó su guitarra y nos dijo “Hoy murió mi padre. No pude estar con él. Tardé en salir porque me estaba despidiendo” y comenzó rasgar su guitarra y contarnos esta visión de su historia hecha canción, que desde entonces he hecho mía y que hoy les comparto y que sé que en ella habrá quienes se reencuentren con sus recuerdos:

 

“Cómo recuerdo, cuando de niño, siempre contaba siempre contigo y yo pensaba que hombre más sabio, que tanto sabe, que es tan amigo; y me llevaste por tu sendero y poco a poco hiciste camino, con la conciencia de tu experiencia me fuiste dando tu mejor brillo y poco a poco te fui aprehendiendo y saboreando tu mejor tiempo, de tus consejos me alimentaba, de tu sapiencia todo tomaba, se me hizo largo el pantalón y de repente algo cambió, porque pensaba que a veces, a veces, te equivocabas; yo fui creciendo y ya de joven mi pensamiento no te encontraba, no era tu época no era tu orden, yo no sabía que te pasaba; así seguimos algo lejanos, para mi forma de ser no te entendía para mis años tú eras anciano, tu no podías entender lo que quería”.

 

“Así estuvimos por algún tiempo, yo fuego joven tú en el infierno y al caminar solitario ya mis senderos, volví a sentir necesario algún consejo y empecé a darte la razón, necesité tu comprensión, volvió la brisa de nuevo a unirse al viento. Y ahora que quiero contar contigo y platicarte que estoy siendo tú mismo, ya no caminas mis pasos porque te has ido. Qué tarde vine a entenderte mi sabio amigo; solo deseo poder tener la virtud, con el correr de los años y el rumbo fijo, poder llegar al final, pudiendo ser como tú, un hombre sabio para mis hijos”.

 

Ya entrado en gastos de las nostalgias, llamé a Garganta Abismal. Alguna ocasión, hace como veinte años, cenamos un día como hoy en el Winston Churchill. Esa noche celebramos a nuestros padres que aún vivían, platicamos anécdotas de vida; ya en línea, recordamos por supuesto las viandas saboreadas; de entrada carpaccio de res y queso parmesano y mousse de trucha y salmón ahumado, luego, ambos dos, sopa escocesa de lentejas y ensalada cambozola; de plato fuerte, Garganta Abismal optó por robalo a la bilbaina con angulas y yo, como siempre, mi Roasted prime rib of beat with, corte Lady Clementine Cut; de postre, para no variar, fresas jubilee flameadas al oporto, de digestivo Carlos I y café express cortado, con un tuis de limón y una cereza en trébol.

 

Ya dejando a un lado las remembranzas, Garganta Abismal entró a los temas de fondo, me dijo: “quedó pendiente el análisis de fondo del Decálogo, tablas de la ley, diría yo, que nos recetó el Presidente de la República para hacer frente con entereza y altura de miras al malvado CORONAVIRUS. En lo personal, me llamó la atención el tercer mandamiento “rechazar el egoísmo y el individualismo”, para luego convocar a asumir “una actitud solidaria y compartir recursos que nos sobren”.

 

“Por supuesto que estamos de acuerdo, es más, se lo firmo en blanco, con una mínima condición, que a tal convocatoria le ponga nombres y apellidos, por ejemplo, Bartlett, Salinas Pliego, Azcárraga, Slim y ya, para no dejar al margen a algún personaje, de esos que pretenden acabar con la riqueza cultural e histórica de nuestro Estado por interposita pariente, hay que agregar con letras de oro a Alfredo Harp Helu, quien en su condición de uno de los dos principales accionistas de Banamex se embolsó miles millones de dólares en dos momentos”.

 

“Y como ya te lo había ofrecido, déjame darte algunos datos duros publicados por La Jornada el 28 de diciembre de 2006; “en tiempos de la crisis bancaria, el erario vía FOBRAPOA apoyó, saneó y rescató a Banamex con 85000 millones de pesos, alrededor de 11000 millones de dólares; además acumuló -al rescate- 15564 millones de pesos de impuestos diferidos no pagados, que representaban 2000 millones de dólares más”.

 

La nota agregaba, “los dos principales accionistas de Banamex eran Roberto Hernández poseedor del 15.3 % de las acciones y Alfredo Harp Helú dueño del 13.5 %; el primero incremento su fortuna en 1912.5 millones de dólares y el segundo en 1687.5 millones de dólares”.

 

“Pero además”, prosiguió Garganta Abismal, con tono de encabronado: “el 50 % de esos recursos los recibieron en “cash” versión Ernesto Zedillo y la otra mitad en acciones de Citigroup, entidad financiera que el 18 de Mayo de 2001 adquirió Banamex, o sea negocio redondo para el más grande saqueador del patrimonio cultural de Oaxaca”.

 

“Por eso y muchas cosas más” concluyó el tema Garganta Abismal “le pido al Presidente López Obrador, deje de inaugurarle estadios a Harp Helú, placearlo en sus giras por Oaxaca, lo cual resulta altamente ofensivo para los oaxaqueños, por ninguna circunstancia le entregue el poder político en nuestro estado y por supuesto le aplique el tercer mandamiento de su decálogo”.

 

Ya para despedirnos, Garganta Abismal me dijo “queda pendiente el análisis de la propuesta de Ramírez Cuellar sobre el endeudamiento y el surgimiento de “La Culebra” la contrapartida de la “Boa”, la alianza de Morena, el Verde, que ni es verde ni congruente solo una entelequia de oportunismos y el PT, el partido formado por Raúl Salinas de Gortari”.

 

Por mi parte, paso a degustar como padre orgulloso que soy, lo he dicho, mi mayor razón por la que doy gracias a Dios de haber venido a este mundo, es por las hijas e hijos maravillosos que tengo, a saborear un Jack Daniel’s invocando la sabia conseja de Germán Dehesa: “Es viernes. Hoy toca”….aunque sea domingo…..

 

¡VOLVEREMOS A ABRAZARNOS!