Anarquía y autoridad: Luis Octavio Murat

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“Donde todo el mundo puede hacer lo que quiere, nadie puede hacer lo que quiere; donde no hay dueño, todo el mundo es dueño; donde todo el mundo es dueño, todo el mundo es esclavo” Tal es la anarquía. Bossuet.

Un ex cadete del H. Colegio Militar, contó la siguiente anécdota que vale recordar en momentos de indignidad. Impotente para defenderse de la bárbara novatada tolerada en aquellos años, temeroso ante la golpiza que se  desataba contra los “potros” (cadetes de nuevo ingreso), le gritaron severas consignas: “Desde este momento  tu padre será el Ejercito y tu madre la Patria”.

“Se te dará un fusil, a condición de no entregarlo nunca, a nadie,  entregar la vida, pero no rendirse en defensa del honor militar y la defensa de México”.

Cito lo anterior debido a los hechos ocurridos en la Huacana, Michoacan, cuyos pobladores amagaron, desarmaron, injuriaron y  retuvieron, a una patrulla militar en forma, que humilla al Ejército Mexicano, al haber tolerado tales acciones obedeciendo ordenes superiores.

Dato curioso el de hace unos días fue cuando la Secretaría de Marina informó, que uno de sus helicópteros MI-17 se había desplomado en Jalpan, Serra, Querétaro, con cinco marinos a bordo que perdieron la vida.

Cabe subrayar, que el helicóptero funcionaba en perfectas condiciones y con la suficiente turbosina para llegar al punto de arribo, descartando la posibilidad de falta de combustible. La misión de los marinos era la de apagar un incendio provocado.

Días después, en la Huacana, Michoacán, desarmaron, maltrataron, insultaron y retuvieron a veinte militares del Ejercito Mexicano en represalia,  a que les habían asegurado armas de grueso calibre, incluyendo un fusil Barret, calibre 50, capaz de derribar aeronaves.

En los videos se aprecia el sometimiento de los integrantes de la patrulla militar sin resistencia alguna; su actitud fue de temor, despavoridos, se rindieron, permanecieron sentados como les ordenaron después de haber sido empujados, golpeados por mujeres enardecidas a las que se rindieron entregando sus armas para conservar la integridad física por ordenes enviadas por vía telefónica por el jefe militar.

“¡Entreguen las armas!”

¡Solo eso faltaba! Que el Ejército Mexicano entregara sus armas para que los pobladores de la Huacana, continúen armados. Después de  este acto que ridiculiza a las fuerzas armadas, ahora me explico que la seguridad de la nación no se encuentra en el lado ni en las manos adecuadas.

¿Que sucedió con las leyes recientemente aprobadas por las Cámaras legislativas para que la Guardia Nacional y las fuerzas armadas puedan hacer uso de la fuerza como  son la utilización de técnicas, tácticas, métodos y armamento que debe usar el personal militar para controlar, repeler o neutralizar actos de resistencia no agresiva, agresiva o agresiva grave, como lo subraya el Concepto 1 de la Expresión de la Fuerza del Manual Militar.

El Concepto 2 del Manual Militar, inciso A, define que:

En términos de lo previsto en el art. 15 fracción IV, del Código Penal Federal, se entenderá por legítima defensa repeler una agresión real, actual o inminente, y sin derecho, en protección de la vida, bienes jurídicos propios o ajenos, siempre que exista la necesidad de la defensa y racionalidad de los medios empleados y no medie la provocación dolosa suficiente e inmediata por parte del personal militar o de la persona a quien se defiende.

Cabe señalar, que los militares no provocaron a los pobladores, únicamente cumplieron una orden de Seguridad Nacional desarmando a quienes no se les ha conferido el uso legítimo de las armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.

¿Que imagen de autoridad queda después de este  acto  de sometimiento contra una patrulla militar que se rindió obedeciendo instrucciones superiores, que no corresponden al honor militar? Fueron enviados a la Huacala, a cumplir una misión con instrucciones ambiguas (militares o policías), sin los protocolos que les confiere la ley para defender el honor militar y sus propias vidas.

Causan pena las autoridades que les ordenaron dejarse humillar, golpear, entregar sus armas y pisotear el Honor Militar como pretexto para evitar una masacre, pero olvidando que los protocolos para el uso de la fuerza pública se despliegan en base a la escala de violencia del conflicto y no necesariamente para causar una masacre.

@luis_murat

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