Romper estereotipos: el ejemplo de Yalitza Aparicio: *Francisco Ángel Maldonado Martínez

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Yalitza Aparicio pasó de ser maestra de preescolar a convertirse en una estrella de cine a nivel internacional. La vida de la oriunda de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco dio un giro de 180 grados hace tres años cuando acudió en compañía de su hermana Edith a un casting que un grupo de cineastas estaba haciendo en su tierra. Nadie sabía de qué proyecto se trataba ni qué perfil de mujer buscaban, pero ellas acudieron. Aunque quien en realidad quería el papel era Edith, Yalitza cautivó a Alfonso Cuarón, uno de los tres directores cinematográficos más brillantes de los últimos años, junto a los también mexicanos Alejandro González Iñarritu y Guillermo del Toro. Los tres han obtenido el mayor premio de la industria del cine, el Oscar, por sus películas y el que abrió la puerta fue Cuarón cuando ganó por “Gravity” en 2014.

Cuarón buscaba, en esta nueva aventura, a quien interpretara el personaje de quien fue su nana en los años sesenta. Una mujer indígena de la Mixteca oaxaqueña que cuidó de él y fue parte de su familia en una época de profundos cambios en la sociedad mexicana. Quería a quien interpretara a Libo, Liboria Rodríguez, y encontró a Yalitza, quien entre los desafíos que tuvo que enfrentar, superó el de hablar el idioma mixteco, que no dominaba; tampoco le gustaba fotografiarse o hablar en público, todo lo que ahora acompaña su vida después del éxito de “Roma”. Esta película lanzada al mercado por la plataforma Netflix ha sido el escaparate de Yalitza, quien la protagoniza junto a Marina de Tavira, su patrona en la cinta.

Roma cuenta la historia de una familia de clase media que vive en la Colonia Roma de la Ciudad de México y enfrenta sus propias vicisitudes. La vida diaria de Cleo, el personaje a quien interpreta Yalitza, es retratada con ese aire nostálgico de una ciudad convulsa. Su condición contribuye a esta lectura pues como empleada doméstica se encuentra sujeta a las órdenes de la casa donde trabaja. Este argumento, sobre explotado en las telenovelas mexicanas, sale de lo convencional en el caso de una película como ésta. En Roma el mundo interior de Cleo atrapa al espectador porque con ella, en cada escena, está la fuerza de las mujeres indígenas, de su cultura y su nobleza. Frente a la desdicha, se sobrepone el carácter de una heredera del “País de las Nubes”, que no le teme a la adversidad.

La historia de Cleo es la de miles de mujeres que salen de sus comunidades de origen para construir un futuro para ellas y sus familias. En una época marcada por la facilidad de comunicarnos, visibilizar a quienes han sido ignoradas por mucho tiempo y forman parte de la historia secreta de las familias, fue un gesto de profundo reconocimiento por parte de Cuarón y su equipo de trabajo. Detrás de cada Cleo hay una historia de discriminación laboral y también de menosprecio, de tratar diferente a quienes son la población mayoritaria de este país y sus más fieles herederos. Doble discriminación, si pensamos en Cleo, mujer indígena, en el México en construcción de los años sesenta y setenta, cuando el tema de derechos no estaba en la agenda pública.

Yalitza Aparicio ha roto los estereotipos de la belleza vista por el mundo occidental y a la que, por cierto, nos ha acostumbrado la pantalla chica y también la industria del cine. Cuando una película se convierte en referente, es muy probable que sus protagonistas también lo sean. La diferencia, en todo caso, es que en Roma la actriz principal es una mujer que representa a millones, una joven que no estudió para ser actriz y a la que tampoco se le heredó un papel, fue un descubrimiento que ha puesto a México y a Cuarón nuevamente en la antesala de ganar el Oscar. Y a Yalitza la tiene nominada como mejor actriz en la principal celebración anual que reúne a las estrellas del mundo cinematográfico.

En el video donde presenta el número de la revista Vogue, que le dedicó su portada, Yalitza señala que: “Se están rompiendo ciertos estereotipos de que solamente personas con cierto perfil pueden aspirar a estar en una película o estar en una portada de revista. Se están conociendo estas otras caras de México es algo que me hace tan feliz y orgullosa de mis raíces”. También dice que uno de los hechos que más la sedujo de la película fue la posibilidad de hablar de mujeres reales, con nostalgias, recuerdos, pasiones y una identidad que se ve y se siente a flor de piel. “Mi piel, muy mexicana, oaxaqueña y muy humana. Del color de mi tierra y la diversidad de sus colores”, señala en el video de la publicación más famosa del mundo de la moda.

La semana cerró con un video en Twitter en el que Sergio Goyri, un actor de novelas mexicanas, expresó un comentario discriminatorio y grosero sobre Yalitza. La llamó india y se burló de que pueda estar nominada al Oscar solo por obedecer órdenes en un libreto. La crítica a Goyri y lo que representa no se dejó esperar. Una avalancha de comentarios a favor de la oaxaqueña y en contra del racismo surgió con toda su fuerza en redes sociales. Y es que, en tiempos en que las redes son el escenario de todas las discusiones, es inadmisible que se promueva el odio en contra del éxito de una mujer que, sin ser actriz, conquistó el corazón del público. Como lo dijo el Gobernador Alejandro Murat: Yalitza es un Orgullo Oaxaqueño, con mayúsculas, y gracias a su actuación hoy somos más conscientes del gran valor de las mujeres de nuestra tierra, que cuidan, protegen y son fuente de inspiración para tantas familias.

Esperamos que en unos días nuestra paisana de Tlaxiaco conquiste la alfombra roja y sea ratificada como una estrella en el firmamento de Hollywood. Ya lo es en el firmamento de este México tan necesitado de buenas noticias.