México tiene una larga tradición en la diplomacia, en la labor de difundir y promover nuestros valores nacionales en el escenario mundial. Desde la época posrevolucionaria ha habido grandes esfuerzos para dar a conocer una imagen positiva de México en el exterior, recordemos por ejemplo a don Isidro Fabela y su encomienda de llevar al mundo la imagen renovada de un México abierto a la democracia con valores basados en el constitucionalismo y con la disposición de generar nuevas relaciones con el exterior después del conflicto armado. Don Isidro es referencia porque no solo emprendió una labor diplomática excepcional sino que también pensó en los cuadros que debían tomar el liderazgo en el futuro, y uno de ellos al que cultivó intelectualmente fue uno de los presidentes que más empeño puso en hacer de México un Estado con compromiso global: Adolfo López Mateos.
Un siglo atrás, uno de los alumnos de don Benito Juárez, Matías Romero Avendaño, tuvo la responsabilidad de conducir las relaciones entre México y Estados Unidos como Embajador con apenas 25 años de edad. Juárez dio a Romero la facultad de conducir los vínculos con el poderoso vecino del norte, asunto estratégico durante la Guerra de Reforma. El trabajo de Matías Romero contribuyó a incrementar la simpatía estadounidense por la causa de Juárez. Durante su estancia en Washington, Romero cultivó amistades para proyectar y favorecer el desarrollo nacional: la construcción de vías de ferrocarril, cables telegráficos y la posibilidad de la explotación petrolera. Es decir, su labor diplomática fue una herramienta efectiva para impulsar el progreso nacional.
En el siglo XXI hablar de diplomacia es hablar de la gran oportunidad de llevar a buen puerto la imagen de nuestra Nación en el mundo. En el plano de la cooperación internacional la proyección de esa imagen es un factor determinante que puede ayudar a la creación de acuerdos bilaterales o multilaterales. Aprovechar la coyuntura global actual es primordial si se quiere lograr el mayor beneficio posible para el país. Una coyuntura de grandes retos, de un nacionalismo resurgido en varias partes del mundo pero finalmente una coyuntura de la que solo la inteligencia en la construcción de acuerdos nos permitirá nos permitirá avanzar.
Una de las experiencias más enriquecedoras para mí en el servicio público fue el haber encabezado la Delegación Federal en Oaxaca de la Secretaría de Relaciones Exteriores; fue ahí donde en una visita de trabajo a Washington tuve la fortuna de conocer a un oaxaqueño talentoso que se había formado en la escuela del Servicio Exterior Mexicano. Para mi gran sorpresa aquel Cónsul de México en Washington era un paisano: Aníbal Gómez Toledo, de sangre juchiteca.
Aníbal es un caballero de la diplomacia, un diplomático de carrera completa, miembro del Servicio Exterior Mexicano durante toda su vida profesional. En el exterior se ha desempeñado como Cónsul adscrito en el Consulado General de México en Chicago y Cónsul de protección y asuntos legales en el Consulado General de México en El Paso, Texas. Recientemente estuvo a cargo de uno de los consulados mas importantes para México en el mundo, el de Londres en Reino Unido.
En la Secretaría de Relaciones Exteriores ha ocupado los cargos de Director de Protección a Mexicanos, subdirector de Coordinación Consular y coordinador de la Oficina de Asuntos Consulares en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Aníbal Gómez Toledo es Licenciado en Relaciones Internacionales egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México y hoy en día ha sido propuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador como Embajador de México en Arabia Saudita.
El año pasado Aníbal Gómez Toledo estuvo en Oaxaca en las fiestas de la Guelaguetza, hablamos de los proyectos por consolidarse. Que nuestro paisano estuviera en Reino Unido era un privilegio coincidimos, y hoy que sea nominado en Arabia Saudita seguramente será una gran oportunidad. Desde Oaxaca le deseamos mucha suerte a nuestro amigo Aníbal para tejer fino la política exterior de México ante una potencia del Medio Oriente.
Finalmente la tarea de un embajador es ir por el mundo defendiendo los intereses de su país. Y sabemos que un oaxaqueño hará un papel extraordinario en un área muy importante para comerciar y extender la cooperación y los intereses comunes de México.
*Delegado Federal de la SRE Oaxaca 2013-2016