El paralelismo pudiera resultar extrapolado, pero no a tal grado que el ejercicio de comparación resulte ocioso: hoy la UABJO sigue una ruta similar al gobierno en turno en donde todos saben que existe y la administran hombres de carne y hueso , pero nadie puede ver ni palpar resultados. Y eso mismo ocurre en nuestra otrora “ máxima casa de estudios”en donde tal pareciera que todos los grupos de poder, sindicatos y autoridades juegan y apuestan para que la institución siga tocando fondo.
Múltiples han sido los intentos para rescatarla de los controles caciquiles y familiares y para dejar atrás sus anacrónicos esquemas y rutas para administrar sus asuntos académicos, financieros, administrativos y laborales, pero hasta la fecha poco o nada se ha logrado en ese sentido.
El rectorado de Eduardo Bautista pudo ser una alternativa para echarse a cuestas esa enorme tarea e iniciar la refundación de la UABJO, y aún cuando fue promovido por la familia Martínez-Helmes, vía SUMA ( una de las corrientes político-sindicalescon mayor clientela y control de grupos porriles en el campus universitario), sus cartas académicas y simpatías por las causas democráticas sembraron la esperanza, dentro y fuera del campus universitario, y aún en sectores oficiales, que más tarde que temprano terminaría por tomar distancia de sus patrocinadores políticos y de la decena de grupospolíticos y líderes sindicales que sistemáticamente se han negado a renunciar a sus privilegios y cotos de poder.
No fue así y el tiempo para impulsar esos necesarios cambios que requiere la UABJO se están agotando, si no es que ya se agotaron.
Eduardo Bautista ya se encuentra a la mitad de su rectorado que se inició en mayo del 2016 y concluirá en mayo del 2020;legalmente le restan dos, pero para efectos prácticos poco menos de un año, si se toma en cuenta que la disputa por la sucesión por la rectoría cobrará mayor fuerza cuando se inicie el ciclo escolar en la segunda mitad del 2019.
Aún cuando no se formó en las aulas de la UABJO,EB debió “abrevar” de lo ya escrito sobre los avatares de nuestra institución, por lo menos de 1975 a la fecha que empezó a despachar en la rectoría, para percatarse que tratándose de una Universidad con ciclos recurrentes de conflictividad, era indispensable atacar de fondo la crisis desde varios flancos, pero fundamentalmente consensando el diseño y aprobación de una nueva Ley Orgánica que ponga por delante un nuevo modelo académico-administrativo, la transparencia y rendición de cuentas y un nuevo sistema electoral.
En eso anda ahora, además de no cansarse de estar tocando las puertas del Congreso federal y estatal y entrevistarse con el gobernador AMH, funcionarios de la SEP, ANUIES y hasta con el próximo Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma , para obtener apoyos económicos para una Universidad que está al borde del colapso financiero.
Hace bien en buscar quién lo escuche y atienda desde estos niveles, pero el problema es que hasta la fecha no ha mostrado la suficiente voluntad políticos ni determinación para comprometerse, en los hechos, a pasar la escoba , no solamente en algunas oficinas, sino en toda la Universidad, en donde el desorden administrativo y laboral, la corrupción y el tráfico de influencias tiene nombres y responsables, tanto a nivel de las dos últimas administraciones rectoriles como en la presente, al igual que en las escuelas y facultades de nivel medio superior y superior en donde la mayoría de los directores no rinden cuentas de sus ingresos propios.
Dos ejemplos de esta negligencia: Uno, su resistencia para darle trámite al ofrecimiento del gobierno del estado para financiar la práctica de dos auditorías externas ( académicas, administrativas y financieras) en la UABJO, una nacional. Y dos: su proyecto de nueva Ley Orgánica deja intacto el viejo sistema electoral que privilegia el voto universal y directo de todos los universitarios, pese a que ha sido la fuente de su cíclica inestabilidad, del porrismo y del empoderamiento de cacicazgos políticos y familiares en escuelas y facultades.
Lo que en días pasados ocurrió en Ciudad Universitaria, en donde porros de la facultad de Derecho y Contaduría agredieron a maestros paristas del STAUO e incendieron el autobús de la facultad de Enfermería, se suma a una cadena de sucesos de este tipo ocurridos en otras fechas que lo más probable es que queden impunes, como impunes han quedado otros actos vandálicos más bochornosos en la vida universitaria como la destrucción del Paraninfo Universitario.
Y la corrupción, la impunidad y las complicidadesen la UABJO persistirán hasta que a todos los universitarios nos caiga el veinte que “ hay que hacer algo” para salvarla pues, en las condiciones como el rector Eduardo Bautista pretende “rescatarla” poco se puede esperar a estas alturas de los gobiernos estatal y del nuevo gobierno federal: el primero porque ha tiempo que ya encontró su proyecto de educación superior con el SUNEO. Y con el gobierno de AMLO porque su Sistema de Universidades “Benito Juárez” ( 100 en todo el país) tendrá otras prioridades.
Al tiempo.
Twitter: @YescasIsidoro
Agosto 9 del 2018.