Son caballos desbocados | Joel Hernández Santiago

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Hasta hace unos meses… unas semanas, todo en política mexicana parecía ir por lo normal de la 4-T; la renuncia a sus puestos y el lanzamiento de las cuatro ‘corcholatas’ ya conocidas, para iniciar “Asambleas Informativas” y recorrer el país y mostrarse ‘urbis et orbis’ como el mejor aspirante a ser el elegido presidencial y así contender por la presidencia de México en 2024… Todo normal.

La oposición dormía el sueño de las manzanas. Y uno se había acostumbrado o dejado de atender que había una lucha entre cada uno de las ‘corcholatas’ en una batalla siniestra –que aún sigue- y que nació y se estimula desde Palacio; cada una de ellas se siente con los arrestos para ser el presidente de México por seis años y prolongar otro tanto al proyecto Obradorista de la 4-T…

En ningún caso el ciudadano interviene en la decisión del candidato-Morena y sí Palacio Nacional ni en el caso de la Alianza-Oposición. Todo como antes.

El día a día mañanero seguía como siempre: acusando, denostando, agraviando, enfrentando y confrontando, descalificando y ensalzando la obra propia. Todos lo hacen; todos los gobiernos –y sus gobernantes- maximizan su obra y sus resultados…

La oposición no terminaba por organizarse. Por decidir si iban juntos o cada chango en su mecate. Juntar agua y aceite era y es difícil. El gobierno de coalición funciona bien en democracias consolidadas, la nuestra aún está en cierne.

Pero como quiera que sea muchos auguraban el fracaso de esa Alianza y, por supuesto, el fracaso de cualquier modo de oposición con partidos oficialmente reconocidos, y el triunfo ineludible de Morena y sus aliados con el candidato que decida Palacio.

Pero un día ocurrió lo impensable. Resulta que la senadora panista Xóchitl Gálvez, quien había sido señalada desde la Mañanera presidencial de algún tema sin probarlo, llevó a cabo un procedimiento legal para que le otorgaran el derecho de réplica en el mismo lugar en donde se emitieron las opiniones que consideró adversas y perjudiciales a su persona.

El 7 de junio, un juez de distrito emitió una decisión en la que se reconoció el derecho de Gálvez a ejercer ese derecho de réplica en la Mañanera. El 12 de junio acudió a las 5.30 de la mañana para pedir el cumplimiento de la decisión judicial y poder acceder a la conferencia de prensa matutina. El presidente dijo que no. No. No. Puerta cerrada.

Este detalle no pasó desapercibido para miles en México. Así que aquella Xóchitl Gálvez que días antes se había mostrado proclive e contender por el gobierno de la Ciudad de México, al ver el enorme crecimiento de su popularidad por este hecho de poder, decidió dar vuelta de tuerca y competir por la presidencia a través de la Alianza por México, que aún no decide a su candidato.

Y no lo han decidido porque siguen enredados en su propio berenjenal, luego de que anunciaron su método de selección interna, complicado y sesgado, ajeno a la participación ciudadana, como se prometió. De hecho muchos de los asistentes en la Asamblea de presentación decidieron no participar mediante este mecanismo de la Alianza de partidos…

Pero en la medida en que de forma alterna ocurría esto, por su lado Xóchitl Gálvez se convertía en la candidata inesperada. De pronto ahí estaba. Con todo su desparpajo. Con todo su historial. Con todo su ímpetu. Con toda su forma rezongona de ser…

Esto alteró el discurso de la 4-T y descolocó al presidente y a ‘las corcholatas’ institucionales. Una candidata peligrosa de a de veras y que en este momento es vista como solución y salida para miles de mexicanos que no se encuentran con la 4-T. Y eso “ya calienta” diría Palacio Nacional…

Xóchitl irrumpió y asimismo descolocó a la oposición que no habían contemplado como su candidata presidencial. Y llega y le da frescura a la candidatura opositora porque quienes están ahí listos para buscar esa candidatura, digámoslo así, son aburridos a más no poder y no tienen peso en el ánimo ciudadano. Xóchitl sí. Y por lo mismo es denostada día a día desde Palacio y sus operarios.

Pero como en todos los casos, tanto ‘corcholatas’ como la misma Xóchitl ¿de veras están listos para gobernar en México luego de que termine el gobierno actual? ¿Están dispuestos a enrutar al país hacia la estabilidad social, económica y política? ¿Seguirá la 4-T o un nuevo modelo de gobierno?

Xóchitl proviene de una familia humilde, a saber; con una lucha por la vida difícil y a veces dramática, como miles-miles-miles de mexicanos que nos hemos hecho en la chinga vital. Aun así, Xóchitl no parece ser una mujer de izquierda; como tampoco lo son los cuatro ‘Corcholatos’.

Xóchitl es un personaje carismático y muy echado para adelante, como le gusta a los mexicanos. No lo son los cuatro emisarios de la 4-T. Pero aún falta ver si la Alianza decide que sea ella su candidata. Movimiento Ciudadano –el partido de un sólo hombre- le coquetea entre que sí, pero no.

En tanto, todo el espectro político de México ya está encaminado hacia junio de 2024. Todos ya están en campaña –disfrazada de Asambleas Informativas-. El INE despareció desde el 31 de marzo cuando la mayoría morenista nombró presidenta del Consejo General del Instituto a la señora Guadalupe Taddei y como consejeros a otros tres simpatizantes de la 4-T: causa perdida para todos.

Hoy todos los aspirantes hacen lo que quieren. Derrochan recursos públicos y privados. Prometen un futuro igual al de la 4-T hoy. Juran y perjuran que todo seguirá igual en el futuro. La oposición no dice qué hará porque apenas tiene fuerzas para saber que existe y que irá. ¿Con quién?

Los caballos están desbocados. El país inmerso en mil problemas de seguridad y desarrollo, de igualdad y justicia. Pero ahí van. Y nosotros expectantes porque los ciudadanos somos votos, no seres humanos. Eso es.