Refrendar la Coalición: Mario Arturo Mendoza Flores

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En días pasados, como ya lo había hecho anteriormente, solicité a la dirigencia nacional del Instituto Político “Movimiento Ciudadano”; particularmente al Lic. Dante Delgado y a la Dip. María Elena Orantes, a título personal, como integrante de la dirigencia del Movimiento Ciudadano, como ex presidente de Convergencia y como ciudadano Oaxaqueño, su reconsideración para integrarse a una Coalición similar a la que convoqué en el mes de Julio del año 2009 y que a la postre derivó en la Coalición “Unidos por la Paz y el Progreso”. Al hacerlo, consideré el compromiso que como tal asumimos hace poco más de dos años, de enarbolar las demandas y causas ciudadanas que por décadas habían sido ignoradas por los gobiernos anteriores

 

Hombre de convicciones, estoy cierto de que será a través de confirmar y afianzar el paso hacia la transición democrática, como habremos de alcanzar los objetivos, los propósitos, los anhelos y hasta los  sueños recopilados en diversos foros estatales, regionales, especializados y particularmente de propuestas ciudadanas que fueron dándole forma, primero a una plataforma electoral y enseguida a un Plan Estatal de Gobierno. Muchas fueron las voces que con valentía y con conocimiento presentaban su propuesta para un buen gobierno. Lo que quizá algunos no lo sepan, pues desafortunadamente se incorporaron a la administración una vez que la Coalición obtuvo el triunfo, perdiéndose la oportunidad de escuchar de viva voz de sus autores intelectuales, sus razones y sus fundamentos. Quizá por esta misma razón, es que hay quienes sostienen que es poco lo que se ha logrado, quienes esgrimen que la Coalición sólo se construyó para derrotar al PRI. A ellos les digo que es mucha su soberbia, el proyecto de Coalición se sustenta en aspectos superiores como el Bien Común, Justicia, combate a la pobreza, Reformas Constitucionales y la tan anhelada Paz y Progreso para nuestro estado, entre otros aspectos.

 

Sería un error no reconocer las voces de quienes sostienen que las cosas siguen igual o peor que antes; pero también reconozco que quienes perdieron el poder el pasado 2010 están en la estrategia de no reconocer ningún avance –por mucho o poco que sea– por así convenir a su estrategia. Tampoco acepto que todo se ha hecho de “maravilla”. Como toda administración nueva, la actual ha tenido sus aciertos y sus errores. Es lógico considerar que la ciudadanía que creemos en un proyecto de transición democrática desearíamos que fueran más los primeros que los segundos, quizá por eso recuerdo las palabras de Gabino Cué el día que rindió la protesta de ley ante el Congreso del Estado: “…no traigo una varita mágica para que de un día para otro, Oaxaca sea distinto al que hoy recibo; pero si tengo el anhelo y la disposición para que en mi administración se sienten las bases para una verdadera transición a la democracia”. Es por ello que sostengo que es tiempo  de refrendar la Coalición, que es tiempo de decirle a esa ciudadanía que confió en un proyecto que aún se sigue trabajando para consolidarlo, pero para ello se requiere de su refrendo.

 

No es tarea fácil; no lo fue hace más de dos años. Se requiere de una férrea voluntad democrática que para ser honestos, pocos la tienen por encima de otros intereses o valores. De ahí mi exhorto respetuoso para que antepongamos los intereses de partido, de grupo y de personas al bien común de una sociedad que confía en que las cosas se hagan de distinta manera a la que se hacía antes. Por eso hoy quiero compartir algunas reflexiones que escribí el 28 de noviembre del 2009, justo cuando una gran mayoría decía que una Coalición de 4 partidos en Oaxaca, era algo más que imposible. En el párrafo de abajo, lo por mi escrito.

 

Durante las últimas semanas ha sido mucho, y en diversos sentidos, lo que se ha comentado respecto a la gran coalición de partidos que habremos de contender unidos en la próxima elección del 4 de julio. Que no irán, que es juntar el agua con el aceite, que es algo irracional, que es una estrategia dilatoria; pasando por aquéllos más realistas, que sostienen que es la única forma de sacar al PRI del gobierno, que es por un objetivo superior llamado Oaxaca, que es la unión de la sociedad que así manifiesta su hartazgo por el mal gobierno, que es la única vía para alcanzar la transición democrática, entre muchos más que ven en su conformación la forma de rescatar a nuestro estado de décadas de marginación, de rezago, de injusticias, de corrupción, de involución, de divisionismo, entre varios aspectos más.

 

Para quienes estamos adentro de su conformación, trabajando para que así sea, habremos de reconocer que no es tarea fácil, pero tampoco imposible. Dicha labor demanda un acto de generosidad que implica poner sobre la mesa lo que nos une, antes que lo que nos separa. Afortunadamente y a pesar de aquéllos que dicen que es una aberración tal coalición, les diremos con mucha satisfacción, que hemos encontrado en todos los documentos básicos de los institutos políticos que nos hemos reunido, más coincidencias que diferencias. Todos sin excepción, buscamos que el individuo, la persona o el ciudadano encuentren su bienestar personal y su desarrollo integral a través de impulsar una política cimentada en sus deseos y en sus aspiraciones; esto es, que sea tomado en cuenta en la toma de decisiones públicas, algo que vemos que no ha sucedido en los gobiernos que nos han regido. Asimismo hay coincidencia plena en los principios básicos de cada uno de los partidos que hemos manifestado nuestro deseo de ir juntos al proceso electoral; pues todos sin excepción consideran en sus idearios el respeto a la vida, a la libertad, el derecho a la educación, a la justicia social, el acceso a mejores niveles de vida, entre otros temas más, que al día de hoy nos ha permitido ir delineando una plataforma electoral, una agenda legislativa y un plan de gobierno, que indudablemente contiene todas las aspiraciones, demandas y propuestas que han sido recogidas en diversos foros organizados para tal fin. Pero además, hay que hacer especial énfasis, los institutos políticos no hemos perdido de vista que la verdadera coalición proviene de la fuerza que la sociedad civil nos viene otorgando; reconocemos que esto no es labor de cúpulas o de “personalidades”. De ahí que ratifiquemos nuestro compromiso de que su voz y sus demandas serán escuchadas y respetadas. Reconocemos que la transición democrática pasa indiscutiblemente por la voluntad popular de que el cambio deberá ser impulsado desde las bases hacia arriba y no en sentido contrario.

Es por ello que afirmo que es tiempo de refrendar la Coalición.

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