Cuando algo ocurre por única ocasión podemos ignorarlo y hasta olvidarlo, pero cuando algo ocurre una y otra vez, y de nuevo vuelve a ocurrir, entonces estamos ante algo que no podemos, ni debemos olvidar. Algo que ocurre reiteradamente no es un caso de excepción, sino que es lo normal, lo ordinario, lo cotidiano.
En 1989, Ernesto Ruffo Appel ganó de manera contundente las elecciones para gobernador en Baja California, fue el primer candidato de un partido opositor al del gobierno que ganó una gubernatura y … que le fue reconocida, había sido alcalde de Ensenada y se enfrentó a Xicotencatl Leyva Mortera un político que vivía en pleno siglo XIX y que prometió llevar a los panistas al Cerro de las Campanas, para ser fusilados como Maximiliano de Habsburgo.
Como alcalde Ruffo Appel hizo un gobierno excepcional, el gobernador lo presionó intentando obligarlo a renunciar al PAN y pasarse al PRI, y cuando Ruffo Appel se negó a semejante traición, el mismo gobernador intentó someterlo a juicio para desaparecer al Ayuntamiento de Ensenada, pero el pueblo de Ensenada salió a la calle y como en Fuente Ovejuna, todos, incluyendo a los priistas salieron a recoger la basura de las calles, a reparar los semáforos, a pintar los señalamientos, a pagar por adelantado el impuesto predial o a donar algo de dinero en apoyo a Ruffo Appel.
En 2000, Vicente Fox Quezada fue electo por una abrumadora mayoría de mexicanos, su discurso pletórico de ideas de cambio había penetrado hondamente en la sociedad, ansiosa de democracia, cambio, nuevas ideas y de líderes valientes y decididos. México confiaba en Vicente Fox y este hombre agresivo e intransigente, era la encarnación misma del líder del cambio esperado desde hacía un siglo.
En 2006, Felipe Calderón Hinojosa, el político doctrinario, hijo de un fundador del PAN, considerado un conservador liberal, democrático, valiente y congruente, con toda una vida de lucha tenaz y ejemplar, se enfrentó a la estructura misma del Poder, se enfrentó a su partido, a su presidente y de cara a la militancia panista ofreció, un gobierno democrático, justo, equitativo, ofreció rebasar a la izquierda por la izquierda y sepultar al PRI. En una campaña donde México se dividió exactamente en dos, este hombre supo llevar las riendas de una campaña compleja y desbancar al puntero de la contienda hasta hacerlo perder la mayoría y vencerlo con un puñado de votos.
Ernesto Ruffo, en cuanto asumió el gobierno de Baja California traicionó a los bajacalifornianos, que exigían el ejercicio de la soberanía fiscal del Estado, confiados en que saldrían ganando, pero Ruffo firmó los Convenios de Coordinación Fiscal al mismísimo Pedro Aspe. Intervino dentro del PAN a la manera del PRI, por medio de títeres y con el poder de la nómina ofreció candidaturas e impuso candidatos, combatió con toda su fuerza a Salvador Rosas Magallón, el líder histórico del panismo en el estado y denominó a sus simpatizantes con el mote despectivo de “magallones”. Gobernó con priistas, fomentó el salinismo, hasta que Carlos Salinas lo consideró inútil y molesto. Se convirtió de federalista a centralista, de demócrata a autoritario, despreció a la parte ideológica del PAN, al final de su sexenio se interesaba solo en el narcotráfico y en los mafiosos. Ruffo Appel se consideraba a si mismo como un pragmático y nadie hubiera osado preguntarle, si en su vida leyó algún libro que no fuera obligatorio en la escuela.
En 1996, de cara a la elección interna del CEN del PAN, los panistas estaban decepcionados con Ruffo por varias razones, en primera por su descarada entrega a Salinas, y en segunda, por la traición del bajacaliforniano, que habiendo sido parte de la formula de Felipe Calderón, lo traicionó a media campaña, para lanzarse por separado. Por añadidura, Ruffo hablaba en un lenguaje críptico, ajeno a la tradición de dirigentes nacionales brillantes para exponer ideas y principios, pues el norteño combinaba frases incompletas, e ideas a medias, sazonadas con un florido montón de estupideces y vulgaridades. En ese momento de prestigio y crecimiento del PAN, este no podía tener como dirigente a Ruffo Appel, por carismático que fuera. El Consejo Nacional decidió elegir a Felipe Calderón como jefe del PAN, y Ruffo Appel entró a la hielera política, hasta el 2012 en que el poder de Calderón se disipó.
Todas las propuestas y planes de Vicente Fox quedaron en la nada, aconsejado por un gabinete seleccionado por “headhunters” que despreciaron a los panistas, Fox gobernó con priistas o apolíticos, y a falta de sesos, optó por los proyectos de gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León. Intentó privatizar la extracción de petróleo, abrir concesiones en favor de petroleras extranjeras y para ello se alió con la maestra Gordillo, Moreno Valle, los Yunes y otras sabandijas de la misma estirpe. En seis años Fox desertó de todos y cada uno de sus compromisos de panista para lograr los de Zedillo, pero no pudo, Carlos Madrazo lo engatusó, le dijo que sí a todo, pero no le dijo ni cuándo, ni donde, ni cómo.
Vicente Fox perdió su imagen de político firme y con rumbo, su gobierno terminó desilusionando a propios y a extraños, se convirtió en un esposo obediente y sumiso a los caprichos de una esposa pretenciosa y vana. Como padre adoptivo de los bribiesca fue un consentidor, que dejo a sus entenados ofrecer descaradamente influencias a cambio de dinero. El voluntarioso Vicente Fox de la campaña, como presidente careció de voluntad propia, fue el hazmerreír de sus hijastros, de su esposa, de Televisa, y de todo México, su amigo Santiago Creel no logró la candidatura presidencial por culpa del desprestigio de Fox. El panismo irritado con el foxismo, eligió a Felipe Calderón como candidato presidencial para el 2006, estaba 17% abajo de Andrés Manuel López Obrador.
Felipe Calderón supo llevar adelante un primer año presidencial terrible, con un PRD fuertemente posicionado en el Distrito Federal, que respondía en unidad absoluta a las intentonas golpistas de Andrés Manuel López Obrador, logró tomar protesta en medio del desorden, ingresó al Congreso por la puerta de atrás, se puso la banda presidencial entre jaloneos, supo contenerse y después de cierto tiempo, el PRD, el PRI, y el apoyo internacional pusieron a López Obrador en el limbo. Era el momento de Calderón, pero lo que hizo sorprendió a todos, en lugar de apuntalar la democracia, fue su peor enemigo, convirtió al PAN en una réplica del PRI, como desconfiaba de todos se apropió del PAN, desapareció la vida democrática interna del partido y la substituyó por dedazos y amiguismo. German Martínez y César Nava, fueron sus títeres, apoyó a Gustavo Madero, pero este lo traicionó. Calderón creyó que Madero seguiría obedeciéndolo, pero no, el chihuahuense resultó otro manipulador anti democrático.
Calderón quería que el Presidente de la República que lo sucediera fuera o un achichincle como Manuel Cordero o uno del PRI, para de esta forma seguir siendo el amo absoluto del PAN y seguir repartiendo diputaciones y senadurías entre sus amigos y parientes. Sin embargo, terminó siendo un apestado en el PAN. Fuera de la presidencia fue abandonado por la inmensa mayoría de “sus amigos” a los que hizo diputados y les otorgó candidaturas amarradas que no merecían. En cuanto vieron que Gustavo Madero no solo no obedecía ciegamente a Calderón, sino que lo combatía, los calderonistas se convirtieron en maderistas, la filosofía utilitaria de “con el ganador hasta que pierda”se transformó en el nuevo principio rector del panismo.
Nuestros principales líderes panistas fueron monigotes con pies de barro, todos actuaron contra lo que prometieron, fueron contrarios a lo que esperábamos de ellos. Los tres “panistas” fueron claves para envilecer al PAN, y demostraron con su conducta que los panistas son tan manipulables, perversos y corruptos como los priistas. Colocaron al PAN en el mismo nivel en que se encuentra el PRI, pero si bien del PRI nadie espera nada bueno por lo que nadie se desilusiona, en cambio el panismo del que se esperaban solo cosas buenas, terminó desilusionando a todos. El PAN dejo de ser esperanza democratica o ejemplo de probidad, para asumir el papel de pandilla, de montoneros descerebrados pero obedientes y unidos. Hoy nada hace distinto al panismo, ni lo distingue de sus adversarios.
¿Qué nos pasó?