En pocas ocasiones como la actual un partido político ha cavado su sepultura. La discusión del presupuesto 2011 reveló las tendencias voraces de los diputados priístas y…su capacidad de enterradores. En el afán de dotar de los máximos recursos a sus potenciales candidatos a gubernaturas y sobretodo a la presidencia de la República, de los que, fatalmente, como a los negritos: “sólo les queda, uno, uno”, la campana política dobló a difuntos. Mostraron su verdadera e infantil voracidad: ejercer presupuestos inauditables. Es decir ¡manejarlos como “piñatas” en lo que más de un gobernante es ducho elemento y coincide a plenitud con los panistas.
De paso abocaron al país a una coyuntura clave: ¿para qué mantener viva la Secretaría de la Función Pública que siendo una “tapadera de cloaca”, ahora ni siquiera tendrá una pudorosa hoja de parra que cubra su desnudez? Nuestro onerosísimos “Licurgos” se sirvieron con la cuchara grande. Nada de correr riesgos de auditores amargos que solo saben buscar malos manejos. ¡Fuera máscaras! Ahora hay que entrarle al presupuesto sabroso y sin inquietud alguna. Desde ahora, adiós inhabilitaciones, reconvenciones privadas o públicas y mucho menos, reintegros al doble de lo que fue malversado. ¡El mundo feliz de los pillos!
Pero en su apresuramiento por garantizar a “Jimmy Neutrón”, alias Peña Nieto, el manejo libérrimo del presupuesto, en su locura por garantizar su triunfo apalancado en monumental promoción mediática y obras de relumbrón, cavaron una fosa: mataron el “voto verde” Ese voto que fue la esperanza última de Roberto Madrazo que lo esperó como a Godot y nunca llegó. O como lo esperó Eviel Magaña en Oaxaca y tampoco acudió a la cita. Hoy, los priístas han programado la “venganza rural” para el 2012.
La vesania diputadil llegó a extremos increíbles. Fue tal su euforia por la liberación de amarras contraloras que se llevaron entre las patas a la CNC. Ese cascarón político, grillesco, sufrió la peor derrota de su historia, exhibida a los cuatro vientos y que ha mostrado la desnudez ideológica y política del PRI. Su líder saliente Cruz López reclamó que le restaran al presupuesto rural cerca de 5,000 millones de pesos. Ante el desinterés de la bancada priísta llegó a amenazar con salirse del PRI y arrastrar en esa decisión a los 80 diputados en los que pesa la mano caciquil de Heladio Ramírez. Beatriz Paredes, cenecista de origen, venteó el peligro de aprobar el desamparo presupuestal del campo. Sabe como masca la iguana rural. Por eso acompañó los reclamos de Cruz López y Gerardo Sánchez el nuevo “gurú” cenecista con minúsculas. Pero nones. Cruz fue…”crucificado”, junto con Paredes y Sánchez. La bancada del PRI negó todo apoyo y así añadió un clavo más al ataúd rural. El primero lo puso Felipe Calderón en cuya propuesta de presupuesto, le quita los recursos para Fomento Productivo que eran migajas tiradas a los agraviados cafetaleros; eliminó esa partida. Ahora el PRI terminó la labor destructiva. Simple y sencillamente enterró a una de sus pocas bases electorales, a la que le quedaba, por que la laboral, con un valetudinario dinosaurio es inexistente y la CNOP suma cuatro letras en que se columpia Gamboa Patrón que ve que se aleja el futuro.
“El voto verde” siempre fue la esperanza de los priístas. Más importantes es y será para 2012 si consideramos que los panistas-yunquetos han sido incapaces de formar un sector campesino afín. Obvio porque el panismo es y será anti-rural, anti-campesino, anti-indígena. El panismo es “moderno” y por tanto desprecia el agrio sudor del agro. Pero ahora, el PRI en su desgarrriate por no tener ideología creíble, desamparado por no tener un “faraón” en Los Pinos, ahora se precipita al vacío. Rompe con su pasado en las peores circunstancias, cuando quiere volver a Los Pinos sin banderas que convenzan al pueblo y ahora, absurda, aberrantemente, sin los que sumisos y fieles a añejas promesas incumplidas, con migajas preelectorales y una que otra despensa, votaban por el tricolor.
Ante esta perspectiva y ante la confianza del PRI que su “Copetón” triunfe mediante la “caja idiota”, el panorama político se complica. Pero, en tanto, es muy factible que el PRI haya escrito por propia mano, las fatales letras en la pared:
MANE, THECEL, FARES.
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