Presidentes, “capos” del imperio norteamericano: Alfredo Martínez de Aguilar

Print Friendly, PDF & Email

* Desde esta perspectiva podemos adelantar una conclusión que documentaremos. A partir de Manuel Ávila Camacho los presidentes de México han sido “capos di tutti capi” del gobierno de Estados Unidos.

*Está documentado que Maximino Ávila Camacho, el “hermano incómodo”, controló el narcotráfico al igual que lo hizo Raúl, durante el gobierno de Carlos Salinas con el visto bueno de éste, desde luego.

 

A querer o no, guste o no a los enemigos de Dios, de la Patria, de la vida, de la libertad y de la dignidad humanas, las conspiraciones mundiales existen y están ahí presentes, a la vista de todos.

Desde esta perspectiva adelantamos una conclusión que documentaremos. A partir de Manuel Ávila Camacho los presidentes de México han sido “capos di tutti capi” de Estados Unidos.

Está documentado que Maximino, el “hermano incómodo”, controló el narcotráfico, al igual que lo hizo Raúl, en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, con el visto bueno de éste, desde luego.

Por más atrevida, audaz y temeraria de esta aseveración, ahí están para quienes quieran verlo el video amenazante de Ovidio Guzmán y las declaraciones juradas de los testigos contra El Chapo.

Lamentable y dolorosamente, no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír. Tendemos a no querer ver lo que nos interesa ver y a no oír lo que nos interesa oír.

En la cuaresma se nos habla de luz y de tinieblas, de ojos que quieren ver y de corazones que se empeñan en no ver, de mirar y juzgar, según los ojos de la carne y de ver y mirar desde el corazón.

Pero para no escandalizar a los antirreligiosos, olvidando que Juárez, el hermano mayor de los oaxaqueños, fue anticlerical, no antirreligioso, apoyémonos en la ciencia, a través de la historia.

En 1940, el presidente Lázaro Cárdenas, despenalizó las drogas y estableció clínicas para tratar a los adictos como enfermos, no como criminales, y reducir la violencia y corrupción del país.

El Reglamento Federal de Toxicomanías estuvo vigente solo cuatro meses. El gobierno de Estados Unidos se opuso al provocar el desplome de la venta de narcóticos y crisis en los cárteles.

Con la Guerra de Corea, el presidente Harry S. Truman obligó a Miguel Alemán a autorizar el cultivo de mariguana y amapola en el Triángulo Dorado entre Sinaloa, Chihuahua y Durango.

El narcotráfico es controlado por la CIA y la DEA en los diversos países de América Latina, sobre todo, en Colombia y México, a partir de los 80, al igual que en el pasado y presente en Asia.

La DEA, “calló” a Kiki Camarena “poniéndolo”, cuando iba a denunciar en EU que el Cártel de Guadalajara, con Rafael Caro Quintero, financiaba la compra de amas para la contra nicaragüense.

Nada nuevo. La CIA utilizó en los 50 aviones de EU para transportar armas en apoyo a las fuerzas del Kuomintang que resistían contra Mao y luchaban contra la guerrilla comunista en Laos.

De regreso cargaban las naves con opio, para financiar la naciente guerra en Laos y Camboya. Las compañías aéreas, establecidas por la CIA, fueron popularmente bautizadas como “Air Opium”.

Kennedy aprobó, poco antes de su muerte en 1963, detener los vuelos del opio y derrocar a Diem con un aliado militar budista, Nguyen Van Thieu, quien se negó a abandonar el lucrativo negocio.

Un año más tarde, Hong Kong empezó a vender enormes cantidades de químicos a Saigón: agentes del nuevo gobierno transformaban el opio en heroína para el comercio internacional.

El radical viraje fue aceptado a regañadientes por los americanos. Funcionarios de la embajada recibieron instrucciones de “no mezclarse” en cuestión tan especial y dedicarse, más bien, a implantar la explotación del tungsteno y el estaño.

Perseguir la heroína implicaba enfrentar a sus aliados y, en plena Guerra Fría, bajo el peligro del “efecto dominó”, cualquier cosa era preferible a un régimen comunista en el sur de Asia.

Podrían seguir Malasia, Indonesia o Filipinas. No obstante, fueron los soldados quienes empezaron a implicarse en el problema como consumidores y, de paso, a perder la guerra contra el Vietcong.

Nixon fue reelegido bajo la promesa de acabar con la drogadicción, ésta no se detuvo nunca. Para combatirla, se formó la DEA, con 200 millones de dólares para “acciones encubiertas”.

No se destinó un centavo para ayuda terapéutica al adicto ni menos, para educación preventiva a los jóvenes. La represión brindaba al incremento de los precios y a la utilidad de los traficantes.

Igual que ahora la corrupción era pagada por las mafias del narcotráfico, del lavado de dólares, de la venta de químicos y armas, con ciudadanía norteamericana al ser fabricadas por ellos mismos.

Cinco años antes de su retención por el Ejército y la DEA, el jueves 17 de octubre de 2019, en Culiacán, en 2014, Seprin, un blog argentino hizo una entrevista a Ovidio, retomada por Proceso.

En la entrevista que reproduce textualmente Seprin y que duró más de hora y media, Ovidio afirma que del “negocio” su papá ha contribuido a campañas políticas en México y el extranjero.

Según Seprin, el hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, Ovidio Guzmán López, reveló que la “gerencia” del Cártel de Sinaloa fue asumida por Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán, dos de sus hermanastros.

“Mi pa a puesto muchos presidentes y no nomás de México, y el a repartido dinero por todos lados (…) de todos los gobiernos”, dice Ovidio en la parte medular de la conversación con Seprin.

Para obligar al Gobierno federal a liberarle en Culiacán, Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, dijo al mundo, a través de un video, que no olvidara el Presidente, quien financió su campaña electoral.

A tono con el mensaje cuaresmal, no nos rasguemos las vestiduras como fariseos ni pongamos el grito en el cielo porque AMLO saludó a la mamá de El Chapo en el cumpleaños de Ovidio Guzmán.

Al igual que los presidentes de la mafia del poder del PRIAN, Andrés Manuel López Obrador, el nacionalpopulista de corte socialista, mantiene relaciones con el narco. No es nada extraño.

Desde la prefabricada Revolución Mexicana, financiada por Estados Unidos ningún político mexicano del partido que sea llega a la presidencia de la Republica sin la aprobación del imperio.

Nada nuevo bajo el Sol. Salvo prueba en contrario y cada vez menos excepciones, Estados Unidos impone gobernantes en México y la delincuencia organizada financia sus campañas electorales.

O cómo explicar que muchos gobernadores de las entidades del país, de ayer y de hoy, cuenten en sus ranchos y casas de campo con pistas aéreas, algunas clandestinas. Y no solo Mario Villanueva.

Oaxaca no es la excepción, en el viejo y reciente pasado. Reportes de inteligencia revelan que El Chapo, fue hospedado en la capital oaxaqueña y el Istmo, cuando huía por carretera a Guatemala.

Y abogados y contadores oaxaqueños, especializados en derecho fiscal, trabajan en las empresas del capo di tutti capi del Cartel de Sinaloa, dedicados a “lavar dinero”, miles de millones de pesos.

 

alfredo_daguilar@hotmail.com

director@revista-mujeres.com

@efektoaguila