Tiempos electorales. Tiempos lastimosos. Afloran intereses bastardos, actitudes envilecidas, afanes de lucro a como dé lugar. Tiempo de canallas, diría Lillian Hellman. Tiempos idóneos para vilipendiar a la política, pese a que es la única, exclusiva vía para orientar y cambiar a la sociedad. No hay otra. Por eso tiempos de lucha por reorientar el rumbo de la nación. Algunos ilusos, pretenden influir en la sociedad con un pulcro comportamiento individual o familiar. Es carecer de ideas claras. Esa opción solo lleva cuando más a ser considerado un ciudadano ejemplar, grato individualmente. Pero mientras, la sociedad sigue patas arriba. La desigualdad se acentúa, la corrupción campea por sus fueros, el saqueo de la Nación por propios y extraños es incontenible y la violencia deja una estela sangrienta que ahoga a las familias del país. Además, los políticos, se regodean en su molicie, en sus negocios, en su podredumbre.
Es cuando el país de cínicos, se torna, además, país de insensibles. Contempla en la televisión los peores hechos sangrientos, genocidios repetidos, la impunidad de los criminales, la ineficacia o colusión de las “autoridades” federales, estatales, municipales. Se acostumbra a la violencia y se encierra en su medio. Campea el desconcierto y el repudio social larvado…y estéril.
En las filas políticas, contrariamente al tango, “el músculo no duerme ni la ambición descansa”, se multiplican los deseos por “servir a la sociedad”…cuando menudean las pruebas de corrupción y ambiciones desmedidas de sujetos impresentables. Candidatos idóneos para la cárcel antes que elegibles.
Entonces se imponen las categorías que sin ser del todo excluyentes, señalara Max Weber en “El político y el científico”.
“Hay dos formas de hacer de la política una profesión. O se vive para la política o se vive de la política. Quien vive para la política hace de ella su vida en un sentido íntimo: o goza simplemente con el ejercicio del poder que posee, o alimenta su equilibrio y tranquilidad con la conciencia de haberle dado un sentido a su vida, poniéndola al servicio de algo (hablamos pues de convicciones)…La diferencia entre el vivir para y el vivir de se sitúa-groseramente-en el nivel económico. Vive de la política como profesión quien trata de hacer de ella una fuente duradera de ingresos” (hablamos pues de intereses económicos).
Se puede ser político profesional ocasional:
“lo somos todos nosotros cuando depositamos nuestro voto, aplaudimos o protestamos en una reunión política, hacemos un discurso político o cualquier otra manifestación de voluntad de género análogo”
La diferencia entre el ciudadano inconforme, indignado con la situación prevaleciente y el político profesional, es tajante. El primero persigue un fin social que incluso puede ser utópico. El segundo persigue, así trate de disimularlo al máximo, mezquinos intereses personales. Estas son las dos categorías que actualmente predominan en la sociedad mexicana. Los que por convicción integramos millones de ilusos por revertir, al menos parcialmente, el desastre actual que agobia a la mayoría de la sociedad. En el otro lado, los que por sus intereses mezquinos, detentan las riquezas del país, la entregan a los extranjeros, se convierten en ser-viles mayordomos y agudizan la crisis del México Profundo, diría Bonfil Batalla.
La conclusión es nítida. Debemos ejercer la obligación ciudadana votando en julio de 2012. Hagamos a un lado a los perversos promotores del No Voto o del Voto en Blanco. ¿Recordamos que afirmaron que con el No Voto o el Voto en Blanco se crearía una gigantesca corriente de repudio contra los políticos que no podrían dejar de escuchar y corregirían su comportamiento corrupto? ¿Qué sucedió?: NADA. El Voto en Blanco y el No Voto, favorecen al PRI. Pavimentarían su triunfo.
Tenemos que diferenciar entre AMLO para Presidente de México y los candidatos a Senadores y Diputados que los partidos barajan. No debemos permitir que, algunos de ellos, repudiados por la ciudadanía por sus antecedentes, resten votos a la candidatura de AMLO. En este caso debemos aplicar el viejo adagio:
“Todos son del mismo barro-políticos profesionales-pero no es lo mismo bacín que jarro”
¡Hagamos de julio de 2012 una inolvidable Fiesta Democrática Nacionalista!
¡Rescatemos a México de las garras de los corruptos, farsantes y asesinos!
¡Llevemos a AMLO a la Presidencia de la República! ¿Después? Después multipliquemos los Foros Ciudadanos para vigilar el ejercicio democrático de la política al servicio de la ciudadanía, empezando por los más pobres.