Ocho días que vivimos el peligro; AMLO y morena soltaron al tigre: Carlos Ramírez

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Para que no pueda abusarse del poder es  absolutamente preciso que el poder contenga al poder

El espíritu de las leyes, barón de Montesquieu, 1748.

A siete días de haber juradocumplir la Constitución, el presidente López Obrador metióal país durante otros siete días a una confrontación de poderes que terminó el jueves 13 con el sometimientoal mandato constitucional de división republicana. Sin embargo, el raspónfinal fue el indicio de la violencia que viene: huestes morenistas al estilo Nicolás Maduro fueron al edificio de la Corte a gritar y terminaron agrediendoa un funcionario de la institución al confundirlo con un ministro.

El otro punto de referencia es local, pero con efectosnacionales: Morena en Puebla movió sus piezas para tratar de impedir, como López Obrador en 2006, la toma de posesión de la gobernadora panista-perredista Marta Erika Alonso, quien fue investidadel cargo por el órgano constitucional legal: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Y ese acto de venganzapolítica fue el anuncio de que las huestes morenistas van a mantener la inestabilidadviolenta en Puebla por haber perdido, legal y legítimamente, la gubernatura.

Cuando se reunió con empresarios en la campaña en año, el candidato López Obrador dijo que impedirle la victoria anunciada por las encuestas iba a “soltarel tigre” de la protesta violenta y a ver quién lo amarraba otra vez. López Obrador ganó, las instituciones se plegarona la legalidad y ahora resulta que el tigre fue soltadopor el presidente López Obrador y su partido Morena para tratar de tomar el controltotal de las instituciones políticas y de gobierno.

La crisis con la Suprema Corte de Justicia de la Nación comenzó el viernes 7 cuando el ministro Pérez Dayán dio entrada a la controversia constitucional por la Ley de Remuneraciones que centralizabael salario de funcionarios público en la figura del presidente de la república, cuyo cargo trae implícitosciertos gastos cargados al erario y noa su salario. La mayoría morenista en las dos cámaras se lanzó contrala Corte porque la controversia llevó a la congelaciónde dicha ley, aunque más con discursos incendiariosde comité de salud pública francesa y amenazas de guillotinazos.

El ambiente se crispóporque muy claro quedó desde el principio que el tema central noera el salario del poder judicial, sino la intención de subordinaral poder judicial autónomo bajo del nuevo poder presidencial. La disputa entre poderes por la jerarquíade los poderes iba a derivar en actos dictatoriales de la presidencia. Al final, López Obrador tuvo que ceder, estuvo presente en el informe anual del presidente de la Corte y enfriólas calenturas revolucionarias de sus mosqueteros legislativos. Eso sí, dejóque las hordas morenistas estallaran la violencia física contra el edificio y funcionarios de la Corte.

El centrodel debate López Obrador-Corte fue la fijación de territorios de poder. Es cierto que el poder judicial a ciertos niveles ha abusadode su autonomía, pero la intención presidencial fue subordinaral poder judicial a los mandos del poder ejecutivo. La teoría de la división de poderes nadatiene que ver con el Benito Juárez que asumió de manera simultáneafunciones de ejecutivo y legislativo, sino que se relaciona con la tesisde Charles Louis de Secodant, barón de Montesquieu, cuya propuesta de divisiónde poderes hizo pasar a mediados del siglo XVIII del absolutismomonárquico al principio fundador de la democracia: el equilibriode poderes.

La argumentación del barón de Montesquieu fue sencilla: para evitar el abusodel poder era necesario que el poder acotaraal poder. “No hay poder que noincite al abuso, a la extralimitación. ¡Quién lo diría! Ni la virtud puede ser ilimitada”, escribió en el capitulo IV del libro XI. Y ahí fijó otro de los principios generales del derecho en las democracias: respetoa la Constitución, pues “una Constitución puede ser tal, que no sea obligado a hacer lo que la ley no manda expresamente ni a no hacer lo que expresamente prohíbe”. Estas tesis señalaron los límitesdel poder absolutista.

Al final, López Obrador y Morena perdierony la Corte habrá de pagar su arroganciasalarial, pero la ganadorafue la democracia porque la estridencia encendió los focos rojosde alarma absolutista del nuevo presidencialismo totalizador de López Obrador. La mayoría morenista en la Cámara ha seguir amenazando, pero ya como tigre desdentado. A la corte le corresponderá ajustarsalarios y prestaciones adicionales.

Pero las preocupaciones siguen vigentes. El presidencialismo de López Obrador quiere retrotraersu poder absolutista a 1982 y derogar la desarticulación del poder presidencial del Estado con la anulaciónde los organismos autónomos; ya tiene el ejecutivo y el legislativo y le faltacontrolar al judicial.

Política para dummies: La política es, cuando quiere ser ética, el equilibrio de poderes.

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@carlosramirezh