“Aunque tengamos la evidencia de que hemos de vivir constantemente en la oscuridad y en las tinieblas, sin objeto y sin fin, hay que tener esperanza.”
Pío Baroja
Cuando una persona como usted o como yo se detiene un instante a pensar en lo que sucede en nuestro estado, de verdad que no se sabe si sentir coraje, tristeza, asco, impotencia, odio o una combinación de todos estos.
Somos herederos de una cultura que se remonta a través de varios siglos, e incluso a más de algunos milenios, tal vez no me crea lo de los milenios para comprobarlo visite Guilá Naquitz y el Valle de Tlacolula.
Somos un territorio que ha estado marcado por la violencia, por la lucha, en nuestra sangre corre el espíritu de esos guerreros indomables que en este rincón del mundo sentaron las bases de imperios sanguinarios, aquí en Oaxaca se asientan con orgullo los jamás conquistados, esos pueblos místicos que se asentaron alrededor del manto que les prodigó el Zempoaltépetl.
Conforme ha avanzado la historia de nuestro México, los oaxaqueños hemos demostrado una y otra vez que el valor no nos falta, que si algo sabemos hacer bien es pelear. La distinción que se ganara Porfirio Díaz como “el Soldado de la Patria” es prueba más que suficiente de que en Oaxaca hay suficientes arrestos para luchar por nuestros ideales. Nadie pudiera llamarnos cobardes, ni poder negar que somos un pueblo bravo.
Pero también somos un pueblo que ha contribuido a la humanidad con hombres y mujeres con gran inteligencia, talento y conocimiento no sólo a México, sino al mundo: Benito Juárez, José Vasconcelos, María Sabina, Patricia Reyes Spíndola, Aurora Clavel, Rodolfo Morales, Rufino Tamayo, Francisco Toledo, los Flores Magón, Matías Romero, Chuy Rasgado, Macedonio Alcalá, Andrés Henestrosa, Álvaro Carrillo y Alejandro Cabrera Fuentes son sólo algunos ejemplos de ello.
De eso se trata este artículo, si me lo permite estimado lector es recordarle lo bueno que Oaxaca tiene, es el ombligo histórico, cultural y de biodiversidad de México, Oaxaca es un rincón lleno de colores, aromas, sabores, amores y climas. Pero este es el rostro bonito de Oaxaca.
Las imágenes que vimos en esta última manifestación violenta de la sección XXII es la otra cara, el lado de la diversidad cultural y de expresión, pero también de los perversos, de líderes y políticos egoístas que esconden su mano oscura en movimientos sociales que se han convertido en mercado de tráfico de riquezas y canonjías, el Oaxaca de héroes de los que su metamorfosis resultó en cortesanas prostituidas por unos cuantos pesos. La tierra de esos necios que no entienden que para que Oaxaca crezca y los oaxaqueños salgamos de la miseria necesitamos educación y centro de inversiones.
El mundo nos debe ver con gran tristeza, mientras tenemos tanta riqueza en nuestro territorio, también somos poseedores de una gran miseria, según el CONEVAL en 2016 el 26.9% de los oaxaqueños estaban en situación de pobreza extrema y sin embargo existen tantos ilustres personajes que no permiten que se sienten las bases del desarrollo, siempre es más fácil culpar al gobierno (cuando no es de sus partidos).
Tuvimos en Oaxaca el XXIV Congreso de Comercio Exterior Mexicano una oportunidad para que los inversionistas nacionales y extranjeros voltearan a ver a Oaxaca como nicho de oportunidad y ¿qué recibieron? Insultos, amenazas, calles bloqueadas, actos terroristas, así no se puede.
Oaxaca merece por fin ser referente de desarrollo económico, un desarrollo con visión holística, en armonía con la cosmovisión de nuestros pueblos originarios y su ancestral conocimiento, respetando la riqueza de nuestra diversidad biocultural. Desarrollo que deba ser orientado y vigilado por un gobierno con capacidad y talento alejado de buitres rapaces. Ese fue el mensaje de Alejandro Murat, claro y contundente: Inviertan en Oaxaca, no se arrepentirán.
La cuestión es ¿lo entenderán los retrógradas?
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