En este espacio hemos tratado cómo Oaxaca ha dejado de ser el estado caracterizado por el conflicto social permanente para convertirse en un estado enfocado en el desarrollo y en el crecimiento económico. Esto no es una casualidad, se trata del cuarto eje del Plan Estatal de Desarrollo 2016-2022 denominado Oaxaca Productivo e Innovador, uno de los cinco pilares del estado que visionó el Gobernador Alejandro Murat Hinojosa.
Esta semana el periódico El Economista dio cuenta de un dato que debería poner las cosas en su justo balance. A pesar de que en 2019 la generación de empleos presentó su nivel más bajo en una década a nivel nacional, seis estados marcaron la diferencia en este rubro. Oaxaca, solo después de Nayarit, es el estado que más crecimiento de empleos formales registró con una variación de 556.9%. Pasó de 390 a 2 mil 562 nuevos asegurados en el IMSS. Mientras que estados como Tamaulipas, Hidalgo y Baja California Sur sufrieron caídas en sus cifras de generación de empleos, dos estados del Sur-Sureste, Oaxaca y Campeche, van al alza en este rubro dentro de los primeros tres lugares, contra la tendencia en la región, que de acuerdo con el diario referido cayó en -18%.
Transformar la narrativa que destacaba lo que no se podía lograr en nuestro estado fue el primer paso de esta Administración. Por ello el énfasis en dos líneas de trabajo que son complementarias para lograr un estado que hoy crece en generación de empleos formales: la capacitación y el emprendedurismo. Sin la visión conjunta que apuesta por estas dos tareas, es difícil imaginar los resultados que hoy se presentan.
Es muy interesante que como actividad humana el emprendedurismo se remonta a milenios. De acuerdo con el portal bebusinessed.com enfocado en brindar herramientas para quienes deseen hacer negocios alrededor del mundo, sus orígenes pueden ubicarse en Nueva Guinea 17 mil años antes de Cristo cuando los locales intercambiaban obsidiana, un cristal volcánico preciada como insumo para herramientas de caza, por otros bienes como herramientas, pieles y comida. Por milenios, los cazadores-recolectores comerciarían bienes de sus regiones para lograr un beneficio general para sus tribus. El gran cambio vino con la transición que implicó la revolución agrícola, esta fase de domesticación de plantas y animales, conllevó la especialización de las comunidades en tareas que les permitían crear bienes de valor. Los primeros emprendedores se dedicaron a cazar y recolectar, pescar, cocinar, elaborar herramientas, construir refugios y hacer ropa; más adelante vendrían tareas más sofisticadas como la cerámica y la carpintería, no solo para producir objetos utilitarios sino ornamentales.
¿Por qué es importante pensar el crecimiento económico actual en función de lo que sucedió hace milenios? Porque el sentido del emprendedurismo no ha variado significativamente en su esencia. Quienes emprenden un negocio se insertan en una dinámica comercial específica, para vender hay que saber qué bienes y servicios conviene más producir, pero no solo eso, quienes emprenden también están conscientes de sus aptitudes y límites. Identifican un nicho de mercado donde pueden insertarse y darle valor a sus productos; acuden a los mercados donde éstos se venden para identificar las estrategias de venta de quienes compiten en ellos, y buscan diferenciar lo que producen del resto, para darle mayor valor frente a los clientes. Esta dinámica comercial sigue determinando el mundo en que vivimos.
Con el establecimiento de grandes ciudades también se establecieron rutas comerciales, que definieron el curso de la humanidad. Por ejemplo, la ruta de la sal desde África a través del Imperio Romano o el comercio de arroz desde el imperio chino al resto de Asia; el comercio de café, limones y naranjas desde Arabia dentro de Europa, y no solo de bienes sino también de ideas que modificaron el pensamiento humano, por ejemplo, el sistema numérico arábigo que fue introducido en Europa alrededor del año 1200 por Leonardo Fibonacci. En resumen, si indagamos en el concepto de emprendedurismo, podemos ver que los emprendedores transformaron el mundo en que vivimos hoy.
En medio de las complejas circunstancias económicas que enfrenta México en el mundo, lo cierto es que los estados de la República pueden crecer a ritmos distintos y diferenciarse del resto con base en un principio general: que los gobiernos estatales fomenten la inversión y generen las condiciones para que el capital se traduzca en empleos y productos de calidad, ya no para competir dentro de México, sino para ir al mercado internacional y competir con industrias de otros países. El reto de los emprendedores de nuestro tiempo es encontrar áreas de oportunidad que generen valor agregado. Sobre todo, en una era donde el conocimiento se ha democratizado a través de las nuevas tecnologías, el reto es que las ideas se transformen en empresas capaces de crecer.
Para lograrlo la capacitación juega un rol fundamental pues potencia las habilidades de la gente y además los motiva a superarse. Por cierto, que la historia del emprededurismo, como lo señala bebusinessed tiene un final interesante: “La economía global, combinada con infraestructura moderna y comunicaciones, ha introducido una nueva era de competencia al mundo del emprendedurismo. Ya no estás compitiendo con emprendedores de tu tribu, pueblo o ciudad, tú compites con emprendedores en todo el mundo”. Ante esta realidad, lo mejor que pueden hacer los gobiernos democráticos es invertir en el talento de su gente, y darles las mejores herramientas para que el trabajo que realicen sea el mejor.
Finalmente, hemos dicho que las condiciones de paz para la inversión son un factor indispensable para el crecimiento. Prueba de ello es la más reciente visita del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien llegó el viernes pasado a Oaxaca para inaugurar caminos rurales que se han construido por iniciativa de su gobierno. Esta tarea, a la que se ha sumado nuestro Gobernador desde el principio, subraya un principio: la reivindicación de los derechos de los pueblos originarios que son los guardines de la cultura de Oaxaca y herederos de una sabiduría ancestral. Como lo dijo en su discurso el Gobernador Alejandro Murat, estos caminos que mejoran el acceso a cabeceras municipales son: “Los caminos de la esperanza, del bienestar, del desarrollo de pueblos que fueron olvidados”.
Como lo señala la nueva narrativa y lo corroboran las cifras, en Oaxaca hay un camino al progreso que no detiene.
*Director General del ICAPET.