Una organización oaxaqueña en que destaca el ciudadano Nazario García mantiene una campaña meritoria: rehabilitar el equilibrio ambiental de la zona de San Felipe del Agua. Entre otras, contener el avance del pavimento a costa de la capacidad generadora de los acuíferos que proveen de agua a la capital, rescatar la reforestación cada vez más agredida por los enemigos de los árboles y despertar el interés por estos recursos colectivos entre la niñez y la juventud. Pocos propósitos tan dignos de encomio.
Esto se empata con otra propuesta; el reciclamiento, reuso, de los desechos cotidianos de la ciudadanía nita. Hay grandes avances en otras ciudades que las autoridades nuestras deben adoptar. Además de otra meta que es urgente y que preocupa a quienes queremos un Oaxaca limpio: retirar la basura de calles y avenidas de la ciudad y rescatarla con la Central de Abasto del mugrero que las ahoga. Es indispensable iniciar una campaña para quitar los basureros que en cada esquina “adornan” a la presuntuosa ciudad “Patrimonio de la Humanidad”. Antes que nos designen “Patrimonio de la Basura”
Esa campaña de Nazario García debe y tiene que encontrar eco en las autoridades actuales, para que pensemos que realmente el cambio es auténtico y no la continuidad de slogans que como el de “Oaxaca Linda” solo reveló que a la lindura la rebasó la suciedad. Y la “autoridad” de entonces, tan campante y “satisfecha del deber cumplido”
Las autoridades actuales deben y tiene que acudir a la ciudadanía. Es demasiado importante la limpieza de la capital como para dejarla en manos de burócratas. A estos hay que exigirles trabajo eficaz, pero hay que sacudir a la ciudadanía, integrarla en la conservación de la belleza de su capital. Motivar el orgullo de oaxaqueño, concientizar a jóvenes, niños y adultos que hay que echar la mano para lograr una meta superior.
También esa organización ambientalista que orienta Nazario García ha denunciado un problema mayor: la afectación de los acuíferos con un nuevo complejo habitacional en San Felipe. Las autoridades deben cancelar una obra que con fines económicos solo garantiza que la capital reduzca más sus volúmenes de agua potable. Los negocios no deben estar por arriba del interés social. Obvio. Este problema topa con una política urbana que debe proponerse a la ciudadanía. No se puede dejar el crecimiento urbano en manos de fraccionadotes y especuladores con terrenos de la capital.
En fin, lo que se requiere es que las nuevas autoridades municipales, respondan a la confianza que se palpó en las elecciones pasadas en que se votó por un auténtico cambio. No por apariencias de renovación. Ugartechea y su equipo consiguieron la confianza de los nitos. No pueden defraudarla. Se comprometieron a hacer un gobierno eficaz. Deben cumplir. Los habitantes de esta ciudad debemos procurar hermosearla. A eso deben convocarnos.
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