Oaxaca, “caldera del diablo”; los demonios de la traición están sueltos por la ambición sucesoria adelantada a la gubernatura || Alfredo Martínez de Aguilar

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* Las manos negras que mecen la cuna de la violencia política futurista apuestan a la ingobernabilidad rumbo a la revocación de mandato. El coctel es altamente explosivo con masacres y emboscadas a munícipes como el de Mazatlán Villa de Flores, Teófilo Marín Pablo.

 

* El “fuego amigo” de Morena con línea nacional, no solo de Polanco, se alimenta con la creciente violencia del crimen organizado, con videovigilancia, uniformes, chalecos y placas policíacas como se confirmó en rancho de Juchitán de Zaragoza y la Colonia La Unión en Santa Cruz Xoxocotlán.

 

(Ante la denuncia del compañero periodista @rojasayuzo de amenazas de altos funcionarios que ponen en peligro su vida, “quienes ahora me entero, pretenden, muera yo en un accidente”; y del veto publicitario a medios críticos, demandamos la intervención de organismos nacionales @CNDH, @SEGOB_mx e internacionales @article19, @CIDH, @RSF_esp y @CPJAmericas, defensores de la libertad de expresión y del ejercicio periodístico)

 

Hice mía la expresión “caldera del diablo” en Colombia, como enviado especial de Imevisión, a cubrir el magnicidio de Luis Carlos Galán, candidato presidencial, ejecutado por Pablo Escobar.

 

Entendí, gracias a colegas, amigos y hermanos periodistas colombianos, que dicha expresión se usa para referirse a la violencia, primeramente del narcotráfico y, después de la narcoguerrilla.

 

El infierno ten temido de la “colombianización” que vimos, investigamos sus secretos y vivimos como enviado especial, está presente hoy en el día a día en México y en consecuencia en Oaxaca.

 

El recuento histórico es válido para entender que no hay nada nuevo bajo el Sol, ya que polémicos funcionarios federales oaxaqueños, conocieron, trataron y trabajaron para El Señor de los Cielos.

 

Al investigar los secretos del narcotráfico y de la guerrilla en Colombia observamos y aprendimos que sin la complicidad de las autoridades de los diversos órdenes de gobierno no crecen estos.

 

Hoy por hoy los demonios de la traición están sueltos por ambición de los amigos y colaboradores más cercanos del Gobernador Salomón Jara en la sucesión adelantada a la gobernación de Oaxaca.

 

Las manos negras que mecen la cuna de la violencia política futurista apuestan a que crezca la ingobernabilidad para que lleve a demandar la revocación de mandato y debilite aún más a Salo.

 

El “fuego amigo” de Morena con línea nacional, no solo de Polanco, se alimenta con la creciente violencia del crimen organizado, con videovigilancia, uniformes, chalecos y placas policíacas.

 

El coctel es altamente explosivo. Masacres por el control del narco de tierras como en San Juan Mazatlán. Emboscadas a munícipes como el de Mazatlán Villa de Flores, Teófilo Marín Pablo.

 

Bloqueos de las carreteras Oaxaca-Cuacnopalan y Oaxaca-Istmo, por el Movimiento Oaxaqueño de Izquierda Democrática (MOID), sitiaron Mixteca, Costa, Sierra de Flores Magón y Valles Centrales.

 

El sangrón constructor y exintegrante del Movimiento Unificador de Lucha Triqui (MULT), David Jiménez, capitaliza las complicidades establecidas con algunos altos funcionarios para chantajear.

 

Al desangrado del empresario triqui se sumó el encadenamiento de dos mujeres de San Martín de Porres, en Palacio de Gobierno, para exigir la liberación de tres personas en Nejapa de Madero.

 

Echan gasolina al fuego al usar grupos de choque de transportistas para reprimir a inconformes con el Centro de Transferencia del CIRRSU, y de la Unión de Pueblos Chocholtecos y Mixtecos.

 

En Colombia observamos el respeto y la admiración de los capos del narcotráfico como José Gonzalo Rodríguez Gacha, a grado tal que decidió apodarse “El mexicano” y vestir como charro.

 

Por su pasión por la cultura popular, música y charrería mexicanas, Rodríguez Gacha puso a sus haciendas nombres mexicanos, Cuernavaca, Chihuahua, Sonora y Mazatlán, en su natal Pacho.

 

Se asoció con los hermanos Jorge Luis, Juan David y Fabio Ochoa, Pablo Escobar y Carlos Lehder para establecer una alianza que se fortaleció hasta convertirse en el poderoso cartel de Medellín.

 

El narco, criminal, terrorista y paramilitar, cofundador y segundo líder del Cartel de Medellín, fue el primero con Escobar en aliarse con capos de México, como Amado Carrillo del Cártel de Juárez.

 

Después vendrían las alianzas de Pablo Emilio Escobar Gaviria con los capos de los cárteles de Tijuana, Sinaloa, del Golfo, que continúan vigentes, así como con el Nueva Generación y Los Zetas.

 

alfredo_daguilar@hotmail.com

director@revista-mujeres.com

@efektoaguila