Los ciudadanos de esa pequeña localidad, sufren el horror del mal augurio del nombre de su pueblo. Modesta localidad, antes risueña en los bajos de una serranía, se ha convertido en una espantosa experiencia. Una frustrante e ineludible realidad agobia a los pobres. Además, arruinó los sueños de sus descendientes que emigrantes en el “norte”, enviaron sus ahorros para fincar con sus nuevas casas, sueños familiares que la naturaleza, con singular agresividad destruyó. Las consecuencias de que “la tierra se abrió” no pueden ser peores: las casas, todas colapsaron. Son construcciones irrecuperables. Los bajareques, en los suelos, han obligado a la mayoría de los humildes oaxaqueños a refugiarse en un albergue, en el que padecen frío, hambre, olvido de las autoridades.
Aludimos al mal augurio del nombre de Mitlatongo por que:
“este pueblo se dize en lengua mixteca Sandaya y en mexicano Mitlantongo y en castellano “Asiento del Infierno”…preguntadoles a los indios biejos deste dicho pueblo que por que se llamó así dijeron que antiguamente le llamaron este nombre por que entendieron que estaban cerca del ynfierno, por estar este pueblo en serranías muy bajas” F. Del Paso y Troncoso. Relaciones Geográficas de Oaxaca.
La destrucción de la comunidad, como lo reveló un par de excelentes reportajes es total. Verificarlo personalmente es desgarrador. Un joven oaxaqueño condolido de la desgracia de estos humildes paisanos reunió decenas de sarapes, mantas y otros productos para llevarlos. Resultó conmovedor el agradecimiento de viejos que abandonados a su suerte, no cuentan con algo. Su penuria es absoluta. Contemplar el arribo de un joven con modesta ayuda devino en una escena dolorosa: viejos besando las manos que les socorrían con modestia y aún ansiosos de que retornara el benefactor con algunos productos de los escasos árboles frutales de la localidad aún en pie.
Lamentablemente no faltaron las actitudes oportunistas: políticos regionales que fueron a “ponerse la medallita”. Se ratificó que cuando hay corrupción, solamente se perciben gestos oportunistas.
El desastre que hoy agobia a Mitlantongo obliga a exigir a autoridades estatales y federales la respuesta inmediata. Si ago dispusieron, han sido desinformados. Ayuda pública necesitan los hermanos de Mitlantongo, así sea recurriendo al apoyo popular, pero no exclusivamente y comprobando que esos apoyos se manejaron con pulcritud indiscutible. Sería clave crear un Foro Ciudadano-Gubernamental que supervisara estas acciones que se justifican por elemental humanidad.
Hasta aquí el texto. Pese a que un periódico local aportó dos excelentes reportajes con fotos incluídas, enviamos otras que ratifican el nivel de la desgracia que agobia a un núcleo de humildes oaxaqueños a los que resultaría un sarcasmo decirles ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!
Demostremos nuestra solidaridad con hermanos en desgracia.