Misterio bufo llamó el genial Darío Fó, premio Nobel de literatura, a una de sus mejores obras. Significa espectáculo grotesco. Ahora indudablemente mexicano. Es el preludio de lo que el país contemplará a partir de ahora y hasta julio de 2012.
Misterio bufo es la declaración de Elba Esther Gordillo que convalidó lo que sospechábamos. Su disposición a las transas más infames, carentes de metas así fueran gremiales, identificadas con sus propósitos personales más bajunos y segura que mediante el aparato que ejerce un verticalismo que ha rebasado dos decenios, promueve, difunde y premia el vertiginoso saqueo del presupuesto educativo. Mientras la educación nacional se hunde en la peor época de la que tenga memoria. Con niños impedidos de realizar las operaciones básicas y leer con fluidez. Aspecto último que la propia Elba Esther ha ratificado en múltiples ocasiones con su dislalia insuperable. La llamada “maestra”, reveló sin rubor sus exigencias de puestos burocráticos claves, ISSSTE, Lotería Nacional, Sistema Nacional de Seguridad Pública y Subsecretaría de Educación Pública, planteados a Calderón en festivo quid pro quo por votos corporativos. Además se entendió con Calderón “por que no había otro” con quién llegar a los arreglijos. Su declaración, reveló el cinismo de quien ha sabido medrar con los votos y el gansterismo electoral de “sus” maestros y amasar una fortuna incalculable. Finalmente, “aún no ha decidido acerca de cuál candidato apoyará”. Obvio para 2012. Así, como si los maestros fueran huestes de su propiedad. Simples títeres de sus intereses.
Misterio bufo es la declaración de Miguel Angel Yunes, sujeto impresentable dirían con elegancia algunos articulistas. Su historia política es comparable a la de Al Capone. Cualquier recurso es válido para sus propósitos. En Veracruz dejó un rastro imborrable: hamponesco. Yunes es capaz de ¡todo! Fue el autor del asalto a Cuauhtémoc Cárdenas por una turba de homosexuales en el Café La Parroquia. Después, gobernó en lugar del oficial, Chirinos, de infausto recuerdo y arrasó con las leyes y sus opositores jarochos. Ahora, reñido con la “Maestra” de quien se decía alumno, ha revelado los entretelones de las raterías de la “mentora”. Le pidió millones de pesos como cuota por la dirección del ISSSTE que le consiguió. Sin rubor, confesó una aportación que obvio pagó el pueblo.
Misterio bufo el que un mandatario, Felipe Calderón, reconozca que en el papel de líder del PAN, transó con la corrupta lideresa puestos burocráticos a cambio de votos. Además que el mandatario, en un acto posiblemente cándido, en política calificado como estúpido, confiese que lo realizó y que “nadie se asombre”. Nadie se asombre del comercio político desde Los Pinos. Nadie se sorprenda por el uso corrupto de los puestos burocráticos que obviamente, no fueron objeto de control alguno. Manos libres para servirse de las arcas públicas. Calderón en pocas palabras, dijo: la administración pública es mía. Dispuso como un nuevo sátrapa.
Como cereza del pastel, campea la duda de si, atemorizado, arrió banderas antielbistas cuando supo que sus colaboradores, sin consultarle, preparaban un atentado contra la “mentora”. Además cedió al reclamo de la chiapaneca. Olvidó Calderón que en su caso, se pudo adjudicar el atentado a un grupo de narcotraficantes erráticos en el tino y blanco.
Misterio bufo el que asume Enrique Peña Nieto. “El PRI puede pactar con Elba Esther para recuperar la presidencia”. No importa la corrupción que destila la “Maestra”, no importa sus negocios infames y el alto costo para la niñez y la educación nacional. No importa que se realice un pacto entre canallas. Antes que nada llegar a Los Pinos, para reencauzar al país en el tremedal de la infamia política y el entreguismo al extranjero. Peña Nieto ni se enteró de voces priístas discrepantes sobre el nuevo infame pacto. Una derrota despeñaría al homúnculo de Atlacomulco
Misterio bufo mediático en torno al tema. Ninguno de los medio puso de relieve otras palabras de la “Maestra”. Confesó que Andrés Manuel López Obrador “no respondía, no quería hablar con nosotros”. En pocas palabras, AMLO no incurrió en acuerdos innobles. Su afán de rescatar a México, no pasa por acuerdos que enfangarían su programa, los ideales de millones de mexicanos y la esperanza de nuevos horizontes para las generaciones futuras. AMLO dijo no a la corrupción gordillista. Eso no lo mencionan los medios, ni muchos sesudos articulistas. Para nosotros es prueba de congruencia, honestidad y dignidad.