Luis N-!apoleón! Morones fue el predecesor “Cromista” de los líderes sindicales corruptos. Fue el “abuelo” de Pérez Ríos, de la “Güera” Rodríguez Alcaine, del valetudinario Joaquín Gamboa Pascoe que hoy “dirige” el cascarón priísta llamado CTM, servil de Calderón, de Romero Deschamps todavía incrustado en el sindicato de PEMEX y de tantos que medran desde las cúpulas sindicales. Los que integran la “Casa Monster” del sindicalismo. Luis N. Morones fue conocido por los carísimos casimires ingleses que usaba y los célebres anillos que cuajaban sus manos. Juanito de la Cabada nos legó un cuento, creo que uno de los mejores de la historia nacional que llamó precisamente “Los anillos de Morones”. Por cierto, extraviado.
La vida de Morones sumó escándalos derivados de la prepotencia y el despilfarro. Corrupción cubierta por un gobierno callista que callaba ante los desplantes del cacique sindical, sumiso ante el “socialista” Plutarco Elías Calles. El boato en que vivía fue emblemático. Hasta que llegó Lázaro Cárdenas y mandó al ostracismo a Calles y también a Morones. Pero la semilla de la corrupción sindical estaba bien sembrada. Se multiplicó como hidra mortal.
La “Guera” Rodríguez Alcaine olvidó las lecciones de la modestia del “Gurú” Fidel Velázquez que siempre mantuvo discretamente su vida íntima. Alcaine hizo gala del dispendio de las cuotas sindicales y los “cochupos” oficiales derivados del “control” del rebaño sindical. Gamboa Pascoe fue sorprendido en el aeropuerto del DF cargado de hornos de microondas cuando ese aparatito apenas aparecía en EUA. Desde entonces se le llamó el “Diputado Microondas”. Romero Deschamps es el líder de relojes de carísima factura que compite con cualquiera de los magnates mundiales. ¡PEMEX da para eso y más!
Ahora “Quique” Peña Nieto se revela como cliente asiduo de “Biján” una de las tiendas más caras del mundo, o ¿será Birján?, en Beverly Hills que agradece las compras de sus clientes conspicuos, los que adquieren DOS MILLONES DE DÓLARES O MÁS, mediante la difusión de su nombre en sus aparadores. “Quique” ya negó su “rastacuerismo” revelado por “Biján” que ahora niega que sea su cliente y que aduce que solo lo hace por tratarse de un gobernante “guapo”. Parece esa razón fue por lo que ignoró a FECAL. Ni modo: la fealdad no merece galardones
La negativa de “Quique” descubre un ángulo sospechado: el cinismo en el despojo de las arcas públicas y las ambiciones por aparecer en las portadas de revistas y centros comerciales donde exhiben su riqueza únicamente los plutócratas del mundo. Ahora, emerge “Quique” oscuro político, carente de ideas que ascendió en la escala nacional merced a “Tío Montiel” de recuerdo imborrable. “Quique” ya está en las pantallas televisivas y en el mundo de Beverly Hills ¡Oh, my God! Ahora puede esperar que el grito de sus “fans” más cálidas se reproduzca en el mundo de la farándula mundial:
¡Quique, bombón, te quiero en mi colchón! O
¡Quique galán, ya te ví en Biján!
Peña Nieto ya cuenta con el mejor de los mensajes para su campaña política. Es un “slogan” pegajoso. Sumado a su acierto al volar alto con “La Gaviota”, puede conseguir imposibles: que se olviden los feminicidios, el dispendio televisivo, el hambre de millones de mexiquenses, la carencia de empleos, la carestía y que impere la banalidad, la fiesta permanente aunque sea con estómagos vacíos.
Ayer Luis Napoleón .Morones, hoy Peña Nieto, son prototipos del saqueo de México. De la corrupción eterna. De la fiesta de los kakistócratas en Los Pinos. En fin, la permanencia de Los Cacos al frente de los destinos del país.
Pero hay una diferencia entre Morones y Peña Nieto Cuando el corrupto Morones callista de corazón, era interrogado sobre su vestuario, muy lejano del bolsillo de los trabajadores que esquilmaba, decía que:
“Su aspiración era que los trabajadores vistieran así!
“Quique”, en sentido contrario, niega su pasión por los gustos carísimos, por el dispendio muy lejano del abandono y marginación de los mazahuas, del desprecio por los del Valle de Chalco que se inundan con mierda en todas las temporadas de lluvias, por los habitantes de Valle ¡Dorado!, debía ser Valle Zurrado que cada tres años el fango destruye sus propiedades. “Quique” niega lo innegable: su delirio por vivir en una bacanal permanente, eterna. Morones era cínico, de cepa. No negaba. Aceptaba su corrupción, su perversa debilidad por la riqueza. Es la diferencia entrambos.
rubenmv99@yahoo.com