En sus inicios como PNR, y a través de su desarrollo, el PRI se ha nutrido de diferentes voces y corrientes ideológicas, estas fueron las que permitieron amalgamar bajo una sola membresía política diferentes ópticas de pensamiento y demandas sociales, consolidándose como la mejor oferta política durante muchas décadas.
Este antecedente nos hace comprender el que ahora haya algunas voces que se expresan, con un exhorto a su Comité Ejecutivo Nacional, para que envíen un delegado que busque construir un proceso interno democrático y equilibrado, para renovar la dirigencia estatal.
Sin embargo, a diferencia de aquellos tiempos, los que difieren de la dirigencia estatal y que promueven la “democratización interna” no lo están haciendo de la manera correcta, me parece a mi, lo que buscan es dividir y confundir a la militancia, más que lograr un proceso interno para la renovación de la dirigencia. Ese es el tema que pretendo abordar aquí.
En primer lugar, todos los que ahora exclaman la realización de un proceso, revestidos por un manto democrático, en su momento fueron elegidos para ser candidatos, funcionarios u ocupar algún cargo en la dirigencia de su partido, todo eso, sin consultar a la militancia, sino por mandato del jefe político en turno, entonces ¿por qué ahora se preocupan por la democracia?; las hipótesis para responder a esta interrogante, son muy simples:
a).- Buscan desestabilizar al PRI como pago a concesiones, impunidad y canonjías con el nuevo gobierno de Oaxaca; no se les olvide que personajes como Jorge Franco y Abel Trejo, tienen mucho que explicar no sólo a los priístas, sino a los oaxaqueños; además de que ambos tuvieron muchos privilegios durante el mandato de Ulises Ruiz y en gobiernos anteriores.
b).- Desean la dirigencia estatal del PRI, para usarla como trampolín en sus aspiraciones personales, es decir se repartirán las candidaturas próximas entre los “democratizadores”; recuerde usted, que en el 2012 no solo está en juego la presidencia de la República, sino que en Oaxaca hay 2 senadurías y 11 diputaciones federales, sólo por el principio de voto directo.
c).- Pretenden a través de su llegada a la dirigencia del PRI, seguir sangrando el exiguo presupuesto partidista, pues con la derrota se acabaron las fuentes de ingresos, por supuesto públicas, porque los prósperos negocios de muchos de ellos, permanecen intocables.
Estas son, según mi óptica, las respuestas más visibles; usted juzgue, analice y tome la que más le parezca; aunque bien podemos tomar las tres; para ello, por supuesto debemos entender que no se manejan solos, traen el respaldo de mentes oscuras y perversas, que no representan lealtad al PRI, sino que obedecen al compromiso fundamental de sus propios intereses.
Sin embargo, cualquier persona posee el derecho de expresar su inconformidad y discordancia, en eso no puede haber nadie que difiera de ese principio; pero lo que les demerita es que no representan esas voces autenticas y dignas reclamaciones hechas por la militancia de a pie, y que además no las han canalizado a través de las instancias legales correspondientes.
Así pues iniciaron su simulado conflicto interno con declaraciones mediáticas, para después promover una serie de eventos a los que no llegaban en promedio más que 50 personas, los cuales, aún no sabemos si son verdaderos militantes; después, empezaron a pagar por la asistencia a sus encuentros, usando las viejas artimañas que pretenden combatir. Sin duda todo esto traerá negras consecuencias, primero una división verdadera en la militancia que se encuentra confundida; segundo, la irreversible derrota del PRI en 2012.
Su pretensión es totalmente grotesca, acusan a Eviel Pérez Magaña de provocar rupturas al interior del PRI, cuando ellos son los creadores de dicha insurrección, arengando al desconocimiento de la dirigencia y promoviendo la confusión de los militantes.
Además, muchos de ellos no dieron la cara en el proceso electoral del 4 de julio, es decir, ¿Cómo exigen ahora espacios en la dirigencia del Partido? Si cuando el PRI en Oaxaca, atravesó por su momento más crítico, no hicieron nada por contribuir a alcanzar la victoria.
Sin duda El 4 de julio significó un parteaguas en la vida del partido revolucionario, a raíz de ello, sólo algunos actores en su interior, comprendieron los motivos de la derrota, que entre muchos, resaltaremos: La constante y cómoda simulación de muchos operadores políticos electorales y el distanciamiento de sus representantes con su militancia y la ciudadanía, y por supuesto la traición que algunos infligieron al PRI.
Ello les permitió entender que sólo el trabajo comprometido y la defensa de las causas sociales más sentidas, son los factores que les permitirán recuperar la confianza electoral de los oaxaqueños. Esos son, los que a partir del 5 de julio se pusieron a trabajar para fortalecer al partido, y no buscar revanchismo y conflictos que no tienen razón de ser.
Entonces, deben considerar que van a llevar, frente a los oaxaqueños en 2012, un partido completamente fragmentado, con muy pocas posibilidades de triunfo, salvo por el arrastre que puedan tener los candidatos elegidos para competir.
El enemigo no está en casa señores, está afuera, divirtiéndose con sus luchas intestinas.