+ Salomón Jara, al estilo Martha Fox, compra sábanas y toallas de 1 mil pesos + Gloria Martínez y Silvia Suárez hacen negocio en el IOA
Las oportunidades para servir en la función pública deberían ser eso: oportunidad para brindar lo mejor de sí en beneficio de la colectividad, pues la retribución económica es generosa.
Pero parecer ser que muchos y muchas, si no es que la mayoría, en el gobierno del cambio de Gabino Cué Monteagudo no lo entienden así y hacen absolutamente todo lo contrario.
En su discurso de toma de posesión, y desde antes, Cué Monteagudo se comprometió a trabajar con los mejores hombres y mujeres de Oaxaca, pero por lo visto no todos lo entienden así.
Para muestra, vamos a empezar con dos casos, uno masculino y otro femenino, para mantener la equidad de género, con la firme convicción de que el periodismo debe cumplir una de sus funciones sociales: ser freno contra los abusos del poder.
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En el 2001, a menos de un año de la “presidencia del cambio” encabezada por Vicente Fox Quesada, tronó el escándalo mediático porque su abusiva Vocera, convertida poco después en esposa, empezó a comprar toallas y sábanas carísimas, de seda pura, para el nido de amor en Los Pinos.
Diez años después, cuando apenas llevamos seis meses del “gobierno del cambio” en Oaxaca, aquí tenemos a un émulo de Martha Sahagún de Fox, en la persona de nuestro flamante secretario de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesca: Salomón Jara Cruz.
Llegado a las esferas del poder político y económico por enrolarse en la rueda de la fortuna, primero como Senador de la República y luego como titular de la Sedafp –pero por los efectos “Lópezobrador” en 2006, y “Gabino”, en 2010, no porque sea un ganador de elecciones– Salomón tiene ahora para gastar a manos llenas.
En entrevistas de banqueta, el beneficiario de la organización Unión Campesina Democrática (UCD) del PRD argumenta que ganaba más como Senador que hoy como funcionario de la administración de Cué Monteagudo, pero antes no se sabía que derrochara dinero como lo hace ahora.
Los vecinos de Salomón Jara en una de las casas que tiene en el Fraccionamiento La Fundición, rumbo a Monte Albán, cuentan que desde que éste se hizo funcionario estatal la residencia experimenta una transformación “de fondo”.
Primero empezaron a entrar camiones repletos de material para construcción, además de cancelería y enrejados, con albañiles, ingenieros y arquitectos en total movimiento.
A la fecha, el ex luchador social, fundador del perredismo, pero ahora en nexos-compromisos con el petismo, está en el avituallamiento de su hogar.
Para ello, ha contratado los servicios de un Decorador profesional, que también le trabaja al actual Gobierno del Estado, con la orden de que “compre todo lo que haga falta, al precio que sea”.
Por eso el Decorador profesional tuvo que acudir a la exclusiva tienda “Zara Home”, en el Distrito Federal, a comprar toallas y sábanas de a 1 mil pesos por unidad.
Además, lámparas de lujo, muebles, madera y hasta papel tapiz, todo para la decoración.
Este es hoy el secretario Salomón Jara Cruz, el que argumenta a los trabajadores de la Sedafp que no tiene dinero y se queja de que su nuevo cargo público implicó una disminución sustancial en sus emolumentos.
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Oaxaca es un pueblo generoso porque recibe y acepta como jefes en la administración pública estatal a personas de allende fronteras, sin fijarse si nacieron en algún otro estado de la República Mexicana o, incluso, en el extranjero.
El beneficio de la duda está ahí. Lo malo es que cuando traicionan la confianza: o se vuelven contra uno llenos de impunidad, o huyen y se esfuman. La historia inmediata está llena de ejemplos.
Un caso que está por verse lo encontramos en la actual directora del Instituto Oaxaqueño de las Artesanías (IOA), Gloria Martínez López.
Originaria de Chiapas, lo que hasta la fecha ha demostrado Gloria es cómo hacer negocios, pero para beneficio personal, porque a los artesanos oaxaqueños ya los corrió del amplio edificio frente al Jardín San Francisco, en el Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca.
Cuentan sus allegados y allegadas que el único mérito de Gloria para ser nombrada Directora de esa dependencia es haber vendido entre algunos miembros de la vallistocracia oaxaqueña joyería y baratijas de filigrana.
Sin iniciativa, conocimiento, creatividad, ni relaciones para desempeñar el cargo que ostenta, la señora Martínez López contrató los servicios de su amiga Silvia Suárez Hernández, una argentina con muchos años y negocios en Oaxaca, como un restaurante familiar en la Colonia Reforma, pero dedicada particularmente al diseño y venta de ropa típica.
Y ahí está el negocio, según denuncian trabajadores y trabajadoras de la dependencia, porque la diseñadora Suárez Hernández es directora de Comercialización del IOA.
En una aparente política de “apertura” y de “pluralidad”, Gloria y Silva acordaron echar de sus instalaciones a los artesanos del barro negro de Coyotepec; de los alebrijes de Arrazola, y de los telares de cintura del Valle de Tlacolula, que habían instalado ahí sus talleres desde tiempos del director Baruc Alavés Mendoza.
Ahora, los mejores modelos de ropa típica oaxaqueña, que se consiguen a precios accesibles por las relaciones institucionales del IOA, son expendidos a un costo altísimo, para el turismo nacional y extranjero, en una tienda que la argentina Silvia Suárez tiene frente al templo de Santo Domingo de Guzmán, en la Ciudad.
Silvia y Gloria se hicieron socias. Entre los clientes que admiran y compran ropa típica también se llevan joyería y baratijas de filigrana. El negocio es redondo. Usted, estimado cibernauta, puede comprobarlo.
Cuentan que, voz en cuello, Gloria Martínez López asegura: “Mientras yo sea amiga del Gobernador, a mí no me hacen nada”.
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Con estos dos ejemplos, el gobierno del cambio en Oaxaca estaría tirando a la basura uno de los apotegmas del Benemérito de América, Benito Juárez García, que es su simiente ideológica, y que a la letra dice:
“No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala”.