En la vida existen diversos factores que hacen de cada momento que experimentamos algo único e irrepetible; de la misma manera, en la historia de las naciones y Estados hay etapas que se convierten en oportunidades únicas para transformar la vida de millones de ciudadanos.
Hoy, Oaxaca vive un momento de devenir importante. A partir de la presente transición gubernamental y más acentuadamente desde el próximo primero de diciembre, tendremos la oportunidad de visualizar una dinámica que impulsará los esfuerzos para ver el Estado próspero, auténtico, en paz, transformador y en crecimiento que anhelamos los oaxaqueños.
Las diversas etapas de nuestra historia nos han puesto en momentos decisivos, donde las determinaciones de sus protagonistas marcaron épocas enteras de prosperidad o luchas, bonanza o pobreza, todas ellas con consecuencias para millones de personas.
Lo que hoy ocurre en Oaxaca se enmarca perfectamente en uno de esos momentos trascendentes, hay protagonistas cuyas decisiones pueden hacer de este momento el inicio de una de las mejores etapas en la vida de los oaxaqueños, sólo será necesaria una premisa fundamental: lealtad por Oaxaca.
De los valores que vamos aprendiendo desde niños en el seno familiar, la escuela y la vida diaria, hay uno que se aprende y se aquilata hasta que se pierde: la lealtad. Hay dichos populares que reflejan verdades innegables que al pasar al imaginario colectivo se vuelven más digeribles, eso es lo que pareciera mermar el dolor o hacer más llevadero el mal momento; la lealtad se refleja como ese dicho popular o ese bálsamo que cura la herida, porque se manifiesta en el preciso momento para mal o para bien, a favor o en contra, dejando de manifiesto las intenciones más nobles o perversas y los caminos más llanos o tortuosos.
Eso es lo que la lealtad representa en la vida de las personas y las naciones, una oportunidad de conocer o manifestarse, nadie que no se conozca a sí mismo podrá ser leal a una causa, nadie que no sepa su origen y destino podrá ser leal a su camino, nadie que no pueda encontrar en su historia personal y colectiva las energías para seguir adelante podrá ser leal a su país, porque son guiados por ambiciones ignotas, las que hacen que naveguen a la deriva, sin la visión de un beneficio común.
Oaxaca, como una tierra maravillosa de oportunidades, tiene en estos momentos la gran posibilidad de reintegrarse al escenario nacional como un pueblo que aporte talento, riqueza, ideas y trabajo al desarrollo de México. Tenemos un lugar preponderante en la historia nacional, el cual no podrán quitarnos o dejar de reconocernos, pero hoy hace falta escribir el futuro, esta generación tiene en sus manos el presente, que con acciones nos coloquen en el sendero de la transformación, no como eslogan sino como realidad, no como discurso sino como oportunidad diaria de tener mejores condiciones de vida.
Sin esfuerzo no habrá resultados palpables, sin lealtad a Oaxaca cualquier acción parecerá desarticulada. No podemos caminar en dos rutas o bajo distintas premisas, tenemos un territorio con riqueza natural y humana inigualable que se llama Oaxaca, contamos con una generación que tiene las condiciones necesarias, la preparación suficiente, que ha sufrido lo necesario para no repetir esquemas ni cometer los mismo errores; el común denominador en el actuar tendrá que ser la lealtad a Oaxaca.
Los oaxaqueños que todos los días salen muy de mañana de sus hogares para buscar el sustento diario lo hacen por el amor a su familia, esto tiene que trasladarse a la esfera de lo colectivo, los oaxaqueños somos una gran familia que requiere del trabajo y compromiso de todos los que vivimos en este estado.
Debemos reanimar el sentido de la ayuda mutua, de los valores, del trabajo en equipo, necesitamos construir con sentido social, gobernar con conocimiento, pero sobre todo con sentido común, predicar con el ejemplo, actuar con sensibilidad, mostrar firmeza, esas serán muestras de crecer con humildad, gobernar con integridad, las mejores acciones requieren de lealtad al proyecto que se llama Oaxaca, que en esta etapa debe ser arropada por todos.
Lealtad a Oaxaca es una premisa que nos permitirá caminar con certeza, es una dinámica de trabajo constante desde los gobiernos municipales y estatal, no hay aspiración que requiera mayor trabajo que la posibilidad del bienestar colectivo, esta nueva etapa debe ser aprovechada al máximo, no es de nombres o protagonismos personales, es la etapa del trabajo en equipo, es el momento de las ideas que solucionen los problemas, es la hora del trabajo por encima de las diferencias de forma, porque el fondo es uno y se llama Oaxaca.
Todos los actores debemos delinear un proyecto integral, incluyente, que se convierta en un llamado a la conciencia, provoque la cohesión ciudadana y despierte el interés de trabajar desde nuestra oficina, calle, colonia, municipio. Desde nuestra trinchera social, articulemos acciones en conjunto, visualicemos un Oaxaca que genere coincidencias más que diferencias, porque es indudable que cuando a Oaxaca le vaya bien, estarán en mejores posiciones todos aquellos que contribuyan a su grandeza. Nos gobiernan personas, pero nos inspira y mueve Oaxaca.
Estamos en la circunstancia correcta, lo requerimos y lo hemos estado esperando. Vamos a transformar con lealtad, que Oaxaca lo merece.
*Bersahín López López, Presidente Estatal de Nueva Alianza.
Twitter: @Bersahin