Las grandes potencias discuten el futuro de Libia

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Convocados por Francia y el Reino Unido, sesenta países fijarán en el Elíseo los cimientos de la nueva Libia, dando su dimensión diplomática definitiva a la victoria militar de la OTAN y sus aliados, fijando los contornos de la transición política nacional, ofreciendo apoyo económico al Consejo Nacional de Transición (CNT) e iniciando el reparto de los beneficios de la paz, cuando se sigue esperando la caída final de Gadafi.

 

Anfitrión de la histórica Conferencia de la paz, la reconstrucción y la transición política libia, Nicolas Sarkozy, hará un balance personal de la sesión de trabajo. Entre los participantes figuran la treintena de miembros del Grupo de contacto (entre los que se encuentra España), miembros de la coalición militar contra Gadafi, acompañados de muchos países que habían sido hostiles a los bombardeos de la OTAN.

Rusia, que no participó en la votación de Naciones Unidas, participa en la Conferencia. Moscú ha terminado por reconocer oficialmente al CNT. Pekín no ha reconocido al Consejo libio, pero sí que participará en la Conferencia.

Washington, Berlín, Roma y Tokio han enviado a la conferencia representantes de distinto nivel. El presidente Zapatero estará presente, pero, en principio, no está prevista ninguna declaración española, al margen de la declaración común.

En el terreno económico, el CNT cuenta ya con una gran victoria. Los haberes libios depositados en cuentas bancarias norteamericanas, inglesas, francesas, españolas, entre otras, suman ya unos primeros 50.000 millones de dólares, transferidos a cuentas bajo control del Consejo. Con ese capital comenzarán los primeros trabajos de la reconstrucción del país, cuando prosiguen los combates, a la espera de la caída final de Gadafi.

En el terreno comercial, el gran chalaneo multilateral comenzó hace algún tiempo. Nadie duda que los grandes participantes en la campaña de apoyo militar al CNT están llamados a ocupar un puesto capital en la reconstrucción de Libia.

Hoja de ruta

Varias fuentes afirman que Francia ha conseguido oficiosamente el control del 30 o el 35% del petróleo libio. El CNT ha desmentido sin mucho vigor tales afirmaciones, insistiendo en que las negociaciones por venir serán «totalmente transparentes».

Libia tiene las reservas de petróleo más importantes de África, y exporta hacia Europa el 80% de su producción. Parece sensato pensar que las grandes compañías de los países miembros de la coalición militar contra Gadafi están llamadas a ocupar un puesto privilegiado en la Libia de mañana.

En el terreno político, interno, se espera del CNT una «hoja de ruta» para la inmediata transición política nacional. Nadie espera ni se atreve a imaginar, en voz alta, «injerencias exteriores» de ningún tipo. Sin embargo, la Conferencia de la paz, la reconstrucción y la transición política libia también tiene por objeto consolidar el puesto de la nueva Libia en la sociedad de naciones, dejando un margen de maniobra más o menos modesto a cualquier intento de «experiencia» política o religiosa más o menos «autárquica».

El CNT es libre de organizar la transición política libia como lo considere oportuno. Pero Washington, París, Londres, entre otras grandes capitales, están llamadas a jugar un papel de «semáforo» diplomático de velada pero firme influencia en la puesta en marcha de la «hoja de ruta» prevista para una transición política de palmario alcance para todo el Magreb y el resto del mundo árabe.

ABC