Imágenes inusuales están dando la vuelta al mundo. De pronto la fauna silvestre amenazada por los humanos está recuperando un espacio en lo que antes fue su hábitat natural. Ciervos que caminan por la ciudad japonesa de Nara, jabalíes por las calles de Haifa, Israel, cabras en la costa de Gales, patos en los canales ahora cristalinos de Venecia, e incluso un puma jugueteando por Santiago de Chile. Todas son imágenes registradas en los últimos días luego de que la pandemia causada por el Covid-19 ha provocado que millones de personas nos quedemos en casa. Solo para dimensionar el alcance de la medida, India declaró el mayor confinamiento a nivel mundial: mil 300 millones de personas permanecen en sus casas durante 21 días.
Un shock externo, como suelen llamar los economistas a este tipo de eventos para explicar cómo afectan el sistema de producción y consumo, tiene al mundo en un descanso obligado. Tal receso ha llevado a todos los gobiernos a replantear objetivos, debido a que no hay mejor solución que el confinamiento para evitar la propagación de un virus que al momento ha provocado el contagio de un millón 700 mil personas y más de 100 mil muertes. Son cifras alarmantes, que muestran un panorama muy distinto de región en región y de país en país. Estados Unidos es hoy el líder de contagios a nivel global con más de medio millón de personas y el estado de Nueva York es el más afectado. La Gran Manzana se ha convertido en una ciudad fantasma que recuerda películas de ciencia ficción que han sido rebasadas por la realidad. Por sí solo, Nueva York tiene más casos que países como Italia y España.
Detrás del difícil panorama con rostros de terror como la muerte de miles de personas y la imposibilidad de familiares de despedirse de ellos por el riesgo al contagio, hay una faceta poco conocida de la pandemia y que plantea el enorme daño que la humanidad le ha hecho al planeta que habitamos. Una vez que el confinamiento ha llevado a una desaceleración de la actividad industrial y a que cientos de ciudades tengan actividades mínimas, se ha confirmado las afectaciones que produce nuestra huella demográfica y la contaminación que generamos. No solo son los animales que hoy pasean libremente sin que nadie los ataque o mate, también es el paisaje escondido detrás de la mancha urbana. Como ejemplo, una imagen que se ha vuelto viral en Twitter y que muestra al Himalaya desde una ciudad de la India normalmente cubierta de smog.
Sabemos que el cambio climático no es prioridad para la mayoría de los gobiernos a nivel mundial. En meses pasados vimos arder franjas extensas de la selva del Amazonas y de Australia ante la indiferencia total de sus gobernantes. En el caso de Brasil, Bolsonaro desestimó los incendios forestales y condenó las protestas de grupos de la sociedad civil. Es más, se refirió, en la lógica de Donald Trump, al cambio climático como un mito. La destrucción del hábitat de cientos de especies no significó nada para el gobernante que tampoco tomó medidas oportunas contra el coronavirus. Hay un rasgo común: la idea de que la superioridad humana es a prueba de balas cuando está visto que dicha superioridad es nada frente a enemigos desconocidos como el actual, que es diminuto e invisible y sin embargo mortal.
Ha quedado claro que la crisis no solo es sanitaria sino económica. El confinamiento es necesario, pero paraliza las actividades productivas, y sin éstas es imposible pensar en cualquier futuro para la mayoría de la población. Más allá de las estrategias que pueda llegar a implementar la Federación, en el caso de México la respuesta ha sido fundamentalmente estatal, y en este punto es digno reconocer que, pese a las restricciones presupuestarias, hay medidas que marcan la diferencia en el liderazgo de los gobernadores del país. En el caso de Oaxaca, nuestro Gobernador Alejandro Murat Hinojosa delineó una estrategia sólida y pertinente que permitirá atemperar la situación extraordinaria que vivimos como país.
El Programa de Incentivos y Apoyos para la Estabilidad Económica comprende una inversión de mil 270 millones de pesos. Con esta estrategia se apoyará a 5 mil 200 empresas afectadas por la pandemia y se busca la estabilidad laboral de 20 mil oaxaqueños. Entre las medidas tomadas, se condonará el 50% del impuesto sobre la nómina y el 100% el de hospedaje. Se generará un fondo de 100 millones de pesos para créditos en condiciones preferenciales para preservar fuentes de empleo de pequeñas y medianas empresas. Además, a través de BanOaxaca se integrará un fondo de 10 millones de pesos para financiamiento que va de los 5 mil a los 20 mil pesos.
Se respaldará el empleo con una inversión inicial de 35 millones de pesos, que se pondrá en marcha como estrategia de empleo temporal. Para las y los trabajadores inactivos, se activará el programa “Bécate” con 5 millones de pesos; negocios pequeños capacitarán a quienes por ahora estén inactivos. A través del DIF Oaxaca que encabeza la señora Ivette Morán, se destinarán 200 mil canastas con alimentos de primera necesidad en las zonas más vulnerables del estado. En beneficio de campesinos y ganaderos, se creará un fondo de crédito de 190 millones de pesos para dinamizar las cadenas productivas.
Las últimas medidas son la creación de una plataforma para entrega de productos a domicilio; en este caso el Gobierno del Estado subsidiará la mitad del costo de envío hasta alcanzar 30 mil pedidos. Las y los empleados de confianza de este Gobierno donaremos por los siguientes tres meses el 10% de nuestro sueldo, lo que generará una bolsa contingente de 96 millones de pesos para atender la pandemia y generar un esquema de bonos para el personal médico que está enfrentando al Covid-19. Finalmente, en el segundo semestre de 2020, el Gobierno del Estado trabajará con el sector empresarial para que entre septiembre y diciembre Oaxaca impulse una agenda de promoción económica y turística de alto impacto.
La línea final del mensaje del Gobernador de Oaxaca es un mensaje de esperanza que nos recuerda que saldremos de ésta más fortalecidos y ojalá más conscientes también. Es muestra de que los gobernantes pueden marcar la diferencia en circunstancias adversas. Se puede ignorar la tragedia o se le puede enfrentar con inteligencia y decisión. Así lo afirmó Alejandro Murat: “Es un acto de responsabilidad, de justicia, de solidaridad y amor a Oaxaca. Es un fuerte abrazo a la distancia, para que cuando volvamos a abrazar no falte nadie”. Las lecciones que está dejando esta pandemia son muchas, entre otras, que como humanidad debemos volver a ver y cuidar la naturaleza detrás del caos que hemos provocado. También, que los gobiernos pueden ser inteligentes y proactivos en la adversidad, al cuidar de su población de cara al futuro.
*Director General del ICAPET.