La nueva y fascinante conquista de Marte: Francisco Ángel Maldonado Martínez*

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Motivo recurrente de la ciencia ficción, en libros y películas taquilleras, la conquista de Marte es una posibilidad que obsesiona a la humanidad desde hace siglos, considerando que es el país más cercano al nuestro y al sueño de poder habitarlo. En la larga historia de la humanidad, la exploración espacial de nuestro vecino en el sistema solar es apenas muy reciente, prácticamente data de los setenta, en pleno auge de la carrera espacial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, cuando además de la disputa por la división política del globo terráqueo, en medio de la Guerra Fría, también importaba competir por el espacio exterior. Fue en 1971 cuando las sondas Mars 2 y Mars 3 se convirtieron en los primeros objetos humanos en el Planeta Rojo, siendo la Mars la primera en realizar una transmisión desde su superficie.

 

A medio siglo de distancia, la conquista espacial está más vigente que nunca. Lo vimos hace unos meses con el lanzamiento nuevamente desde Cabo Cañaveral, Florida, del cohete Falcon 9 en el que por primera vez la iniciativa privada colaboró con la NASA, concretamente la empresa SpaceX del multimillonario Elon Musk. Ese lanzamiento devolvió a Estados Unidos el orgullo de impulsar viajes espaciales desde su territorio, luego de que había requerido del apoyo de Rusia durante casi una década. No obstante, el Falcon 9 como todos los vuelos tripulados por humanos apenas orbitan la Tierra y se dirigen a la Estación Espacial Internacional. La conquista de Marte es un objetivo de mucho mayor alcance, que requiere de profunda investigación y de la colaboración de muchas de las mentes más brillantes del planeta. En este proceso, las naves exploradoras, también llamados rovers, son indispensables.

 

A pesar de lo turbulento que ha resultado para la vida cotidiana, 2020 ya es histórico en términos de la investigación sobre Marte. Y es que durante pocas semanas Marte y la Tierra estarán alineados. La distancia se estrechará a 54 millones de kilómetros, un evento que no se repetirá hasta 2022. Este año se ha convertido en la ocasión de lanzamiento de cuatro misiones robóticas al Planeta Rojo; tres a cargo de las principales potencias en la exploración espacial: Estados Unidos, Europa y China, y una cuarta que sorprendentemente ha sido lanzada por los Emiratos Árabes: la misión “Mars Hope” lanzada desde Japón y que a partir de 2021 estudiará con tres instrumentos de qué manera la atmósfera inferior afecta a la superior en Marte. La nación árabe compró el viaje espacial a la compañía japonesa Mitsubishi Heavy Industries.

 

Como lo señala un artículo reciente publicado en El País: “Marte es un enorme cementerio de naves accidentadas. Una de cada dos misiones espaciales que intentan llegar fracasa. Posarse en Marte requiere una maniobra endiablada para frenar de los 21 mil kilómetros por hora a los que llega la nave hasta cero en apenas siete minutos”. Esto se debe a que la atmósfera marciana es más fina que la terrestre y a que por más que podamos soñar con habitar ese planeta, el clima que lo caracteriza suele ser inhóspito, por ejemplo, se llegan a alcanzar temperaturas mínimas de 100 grados bajo cero. Esta temporada de lanzamientos espaciales comprende los meses de julio y agosto y se prevé que las sondas tarden siete meses en llegar a Marte, por lo que los aterrizajes están previstos para febrero de 2021.

 

Ken Farley, jefe científico de la misión “Marte 2020” de la NASA, ha explicado que el principal objetivo del rover “Perseverance” consistirá en buscar rastros de vida en Marte de hace más de 3 mil 500 millones de años, cuando el agua líquida cubría buena parte del planeta, explica. Por ello, la misión de la NASA va a aterrizar en el fondo de un antiguo lago denominado cráter Jezero. Explorar las condiciones previas de vida marciana es indispensable si lo que se busca en el futuro es colonizar el planeta, una empresa que por ahora está reservada a la industria del entretenimiento. El asunto del agua es vital si algún día los humanos lograsen habitar su superficie en la cual, sobra decir, no hay oxígeno vital. La atmósfera marciana se compone sobre todo de dióxido de carbono, 95%.

 

Por otra parte, el proyecto de exploración chino es retador porque el país asiático nunca antes ha conseguido viajar hasta Marte. China ha superado las expectativas de las otras potencias espaciales al posar recientemente un rover en la cara oculta de la Luna. Su misión a Marte se denomina “Huoxing-1” e incluye un módulo orbital, otro de aterrizaje y un pequeño rover cuyo principal instrumento consiste en un radar capaz de penetrar en el subsuelo marciano para mostrar su composición; en la Luna, un instrumento similar le permitió descubrir un antiguo océano de lava. En 2019, por segundo año consecutivo, China fue el país que más lanzamientos espaciales llevó a cabo, superando a los antiguos protagonistas de la carrera espacial.

 

En 2015 se estrenó una interesante película, “El Marciano”, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Matt Damon. Plantea cómo podría sobrevivir un astronauta perdido en Marte luego de que su tripulación abandonara la superficie a causa de una poderosa tormenta de arena. Su única esperanza es esperar la próxima misión a Marte para que lo rescate, una vez que ha perdido comunicación con la Tierra. Para ello faltan cuatro años y el astronauta debe improvisar un huerto de papas para garantizar su alimentación. Al ser un extraordinario botanista de formación lo logra. La mayor parte de la película trata de su lucha por sobrevivir pese a todos los pronósticos, en un pequeño hábitat sobre la superficie marciana en 2035. A escasos 15 años de esta fecha, pero del lado de las preocupaciones serias de la Ciencia, la compleja ruta a Marte apenas inicia.

 

Son muchos los desafíos de la humanidad en el presente. Sin duda, el más apremiante y que supone los mayores esfuerzos tanto de investigadores como de gobiernos y sociedad es la respuesta conjunta a la pandemia que nos amenaza; el desarrollo de una vacuna es el centro de atención internacional. Sin embargo, es innegable que existen otro tipo de preocupaciones, separadas de lo urgente, y no menos importantes. Una de ellas es la conquista de Marte. En tiempos inéditos, nada mejor que buscar soluciones más allá de lo convencional, y una de ellas puede provenir de la exploración espacial. En la mitología romana, Marte era el dios de la guerra y se le representaba como un adusto guerrero con armadura, lanza y escudo. Poderosa imagen de valentía y determinación en la conquista de nuevos mundos que ya no se ven tan lejanos.

@pacoangelm