La nueva dirigencia: ¿punto de apoyo o lastre para el priísmo?: Ernesto Ruiz

Print Friendly, PDF & Email

“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.” Winston Churchill

 

Mucho se ha dicho acerca de la designación de la nueva dirigencia del PRI en Oaxaca, para algunos esta designación del PRI nacional “nació muerta”, se hizo de manera incorrecta y favoreciendo a sólo un grupo político de los tantos existentes al interior del priísmo estatal. Sin embargo la decisión del CEN ahí está; ¿mala?, tal vez, pero sin duda fue una designación pensada, seguramente el propio Comité Nacional previó las consecuencias que esta decisión traería consigo, considerando que no han sido pocos los que han expresado su desacuerdo con el hecho de que los ex gobernadores sigan metiendo las narices en los asuntos internos del PRI; algunos, en la búsqueda de sus propios intereses entraron a la batalla mediática para combatir a quienes en los últimos años han regenteado al partido como si fueran propietarios de una franquicia, muchos más están intentando crear un ambiente democrático al interior de un partido que al menos en Oaxaca se está oxidando por la falta de movilidad política, otros más  consideran que “el PRI está más vivo que nunca”, basando su opinión en los más de quinientos mil votos que se obtuvieron para Peña Nieto en el Estado, votos que fueron el resultado del trabajo de mucha gente; muchos de ellos, aún permanecen invisibles para la dirigencia o sólo se les busca en períodos electorales.

Los resultados obtenidos en las dos últimas elecciones, son tema inherente a esta designación, los datos duros están a la vista de todo aquel que se tome un minuto para revisar las estadísticas, resultados electorales desastrosos y mucha falta de oficio político, además de una palpable falta de estrategia opositora. Así provenga, la dirigencia –cualquiera que sea-, del acuerdo subrepticio que se haya tomado en el CEN del PRI y con los actores acostumbrados, los tiempos electorales se vienen encima y si se persiste en una actitud retrógrada y destructiva, seguramente tomará al PRI

-el proceso electoral- inmerso en un conflicto interno que en nada abonará a los buenos resultados que seguramente todos pretenden para 2013. La nueva dirigencia tiene mucho por hacer, no puede, ni por asomo, confiar en la presunción de una excelente operación de alquimia electoral, los tiempos han cambiado y el PRI en Oaxaca poco se ha ocupado de prepararse para los vertiginosos giros que hoy se dan en el panorama electoral.

Por demás está decir, que existen graves faltas en la forma de hacer política en el priísmo estatal, prácticamente ha desaparecido el acuerdo político, el consenso, el respeto a los liderazgos y a la militancia; lamentablemente ha ganado terreno el mercantilismo político, en donde los espacios se ceden a quien represente una defensa, vínculo o sociedad  con los intereses insanos de quienes detentan el poder y tienen a cargo las decisiones o simplemente paguen por ellos. El principio básico de la política se ha perdido y es menester de la nueva dirigencia recuperarlo.

Las manifestaciones de inconformidad son válidas a todas luces, hay muchos argumentos que esgrimir en contra de las formas y métodos, pero el PRI no puede otorgarse el lujo de sumergirse en una lucha estéril. La nueva dirigencia debe tener como obligación primera hacer un llamado a todos los que se han expresado en contra de los procedimientos, para construir con ellos  acuerdos que se respeten y que tengan como fin próximo excelentes resultados en el 2013.

La nueva dirigencia del PRI, debe reestructurar sin contratiempo al Comité Directivo Estatal, incluir a jóvenes cuadros y a mujeres, todos con talento y capacidad; porque no es gratuita su lucha, estos dos sectores representan una parte importante de la ciudadanía oaxaqueña. Recientes estudios muestran que los partidos políticos han tenido un sensible decrecimiento de la credibilidad ante los electores; entonces ¿qué espera el PRI oaxaqueño para presentar nuevas  propuestas?. No debe olvidarse que un partido debe generar expectativas entre sus militantes, simpatizantes y por supuesto en el elector, se debe formar en ellos la visión de cambio, de superación, de crecimiento; en Oaxaca se vislumbra estancamiento y nula posibilidad de desarrollo político, el rostro y la propuesta deben cambiar.

El trabajo que debe emprender la nueva dirigencia partidista, es ardua, primero demostrar que no vienen sólo a velar por los intereses de unos cuantos, sino que su actuación será en beneficio de la militancia y por ende de los oaxaqueños. Existen muchas áreas que se han abandonado, se debe asumir la responsabilidad de revisar con detenimiento y objetividad a la estructura, desde el Comité Directivo Estatal, hasta la representación partidista en las mesas directivas de casilla.

Acompañando a la revisión de la estructura, debe fijarse un programa permanente y bien definido de capacitación en diversos temas; las elecciones pasadas han arrojado la experiencia de que existe desconocimiento en muchas áreas de un proceso electoral y como consecuencia se improvisa o se dejan de realizar las estrategias que originalmente se plantearon; amén de que los candidatos emanados del partido, además de poseer un perfil ganador, deben ostentar conocimientos relativos a campañas políticas-electorales y a los documentos básicos del partido. Las dirigencias han abandonado la gestión y el impulso de programas que beneficien al elector, por ende gradualmente ha dejado de lado su papel de defensor de la ciudadanía y de sus causas, por lógica ahora tiene la responsabilidad de reasumirse, a través de un eficiente programa de gestión, como el cauce de la problemática social.

La nueva dirigencia, debe considerarse como la oposición real del mal “gobierno del cambio” debe entender que a los electores les interesa que haya quien señale y frene los excesos, latrocinios y malas decisiones a que el gobierno aliancista somete al pueblo oaxaqueño, para ello se debe elaborar una bien definida estrategia en la que participen militantes expertos en temas de gobierno, pero que además sostengan calidad moral para señalar sin temor, las trastornadas acciones de gobierno. Por supuesto a la par debe asumir a través de su fracción parlamentaria y organizaciones el rol de oposición propositiva.

Hay muchos factores que podrían contribuir a que el PRI obtenga buenos resultados en el 2013, pero si la dirigencia no asume su responsabilidad, dejando atrás la vacuidad discursiva, los desencuentros y las expresiones excluyentes, iniciando cuanto antes con la construcción de un plan estratégico, considerando a todas las corrientes de expresión y a los militantes, fortaleciendo de esta manera el camino que conducirá al éxito electoral; serán sin duda lacónicos los resultados.

Es pues, un reto interesante y muy complicado el que tiene la nueva dirigencia del priísmo oaxaqueño, el tiempo nos indicará si vienen a convertirse en quienes pongan la piedra base de un nuevo PRI o si la piedra servirá como lastre para hundir hasta al fondo al barco tricolor.