Cecilia Böhl de Faber -1796-1877 con el seudónimo de Fernán Caballero dio a conocer esta novela poco después de iniciado el vendaval de la Revolución Francesa y cuando la Restauración pretendía echar atrás el reloj de la historia de la burguesía emergente.
La trama es atractiva, sobre todo para un mundo en que se imponían en todos los ángulos de la sociedad las ambiciones individuales, la desbozalada persecución de las utilidades y el análisis de los problemas sociales se segmentaban; surgían las profesiones y las especialidades. En pocas palabras, cuando el mundo burgués imponía sus leyes y declinaba el deslumbrante y fructífero enciclopedismo. Así, el éxito individual parecía responder puntualmente al de la sociedad. Con el paso de los decenios se advertiría que el individualismo a ultranza, solo agudizó la desigualdad social, auspició la concentración y centralización del capital y…la lucha de clases.
Relata las peripecias de una joven de humilde cuna-hija de un pescador. Sobrevivientes ambos a un naufragio, moraban en los restos de la embarcación en un costeño poblacho andaluz. Su vida no podía ser más humilde. Hasta que llega casualmente un doctor en medicina, errante y moribundo tras de unas aventuras que desalentaron sus sueños por radicar en España. Virtuoso flautista es sorprendido por la alta calidad de la voz de “La Gaviota”. El sobrenombre, por sus flacas extremidades, se lo impuso un rudo rapaz que la agredía de palabra. La rescata de fiebres agudas y la rehabilita mediante una dieta nutritiva. La situación local se altera cuando arriba un duque al que el médico salvara la vida con anterioridad. Agradecido, lo buscó hasta encontrarlo. Deslumbrado por la voz de “La Gaviota” y el acompañamiento de flauta, decidió llevarlos a Madrid. Su presentación entre la nobleza fue un éxito. “La Gaviota” empezó a frecuentar alegremente un mundo ignoto y que el médico, ahora su esposo, desdeñaba. Las relaciones de la ahora prestigiada cantante, incluyen su enamoramiento de un torero. El médico, paciente y enamorado, es renuente a pensar siquiera en la traición de “La Gaviota”.
La situación entre el torero y la prima dona es enfermiza: ella enamorada profundamente. Él, vanidoso y mujeriego, hace gala de sus infidelidades. Juega con la pasión de la advenediza “Gaviota” y la obliga a acudir a la plaza de toros, aunque convulsionada por la fiebre. El torero es cornado por un burel de imponente trapío. Ella, se desmaya y cae enferma gravemente. Pierde la voz y empieza su calvario en el mundo artístico. Se difunde públicamente la realidad del amasiato y el médico, enfermo por la traición, se marcha al extranjero. Muere, solo y aún enamorado de la cantante.
El final se avizora. El desplome de “La Gaviota”, su enfermedad que la agobia. La soledad y el abandono, además de las burlas de quien finalmente mostró arrestos para retener el amor del torero; la amante en turno que hace escarnio de los sueños de “La Gaviota”.
La autora muestra ciertamente los entretelones de la España cuyo tejido social está sufriendo transformaciones radicales. Cierra la etapa del romanticismo y se incorpora al naturalismo. En su novela reseña los devaneos de una joven que frívola, egoísta y caprichosa, responde a la sociedad en que era extraña. La protagonista traza un circuito vital completo. Originaria de la costa andaluza, disfruta el boato de la nobleza española decadente; triunfa artísticamente… para encontrar prematuramente su debacle personal. Retorna al poblacho costeño donde la desposó el médico con afanes duraderos y se casa con un patán que diariamente la fustiga con burlas obscenas. Su voz, antes melodiosa, extraordinaria, ha devenido ronca y vulgar, como su figura que se pierde en el anonimato de la vida de un medio pedestre. La moraleja, que no aporta la autora la deduce el lector: es la saga de quien abandonó su medio rural y dilapidó con su frivolidad la oportunidad de desenvolverse entre la “alta” sociedad. Por lo demás, era el sueño que se truncó para retornar a su rural ambiente.
La autora no lo menciona. Pero considerando las agrias discrepancias preelectorales que campean en el ambiente nacional, ¡cualquier parecido con la realidad es pura, lisa, simple y llana casualidad!
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