La errada cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México: *Francisco Ángel Maldonado Martínez

Print Friendly, PDF & Email

Norman Foster es uno de los más prestigiados arquitectos del mundo. Entre sus obras se encuentran el 30 St. Mary Axe, ubicado en la City, el centro financiero de Reino Unido. Tiene 180 metros de alto y 40 pisos y funciona generando ahorros de energía. Es un edificio sustentable pero también es emblema del progreso de una capital del planeta, Londres. No se inauguró ayer sino en 2004.

Foster, Premio Pritzker 1999, algo así como el Nobel de Arquitectura, concibió el diseño del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. La arquitectura toma como base el símbolo más relevante de la historia mexicana: el águila posada en un nopal devorando a una serpiente. En su momento se dijo que un jardín de cactáceas recibiría a los viajeros; la guía de acceso se construiría con elementos que evocarían a la serpiente, mientras que el techo de la entrada evocaría al águila. Se pensó en un proyecto innovador, un techo que fuera una membrana ligera continua que marcara un hito en la construcción de aeropuertos sustentables alrededor del mundo. Hoy todo esto es historia.

A partir de una autodenominada consulta popular, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha decidido echar abajo el proyecto de construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco, y emprender, una vez que asuma su mandato el próximo primero de diciembre, la remodelación del aeropuerto actual, del de Toluca, y la construcción de dos pistas en la base aérea militar de Santa Lucía en el Estado de México. No hay un solo estudio de factibilidad técnica que avale dicho proyecto. No hay tampoco una consulta representativa al respecto. El ejercicio llevado a cabo al vapor, por decir lo menos, fue organizado por miembros de un instituto político: Morena, en una muestra de municipios tendenciosa y sin candados confiables. El presidente electo quería respaldar con este ejercicio, mal ejecutado y evidentemente engañoso, una decisión que en realidad había tomado hace tiempo: desechar la obra insignia del actual gobierno. Según los organizadores: 310 mil personas votaron a favor de continuar la construcción del NAICM, 29%, mientras que 747 mil personas votaron por el plan (que no se tiene) del gobierno entrante, 69%. El resto fueron votos nulos.

La consulta convocada por AMLO se efectuó en solo 538 municipios de un total de 2 mil 463 que comprende el país, marcadamente municipios donde Morena tiene presencia. El ejercicio no puede ser jurídicamente vinculante dado que no cumplió los requisitos que establece la ley. No consideró a los Poderes Legislativo y Judicial ni reconoció como organizador al Instituto Nacional Electoral. Como lo ha señalado Valeria Moy, directora de México Cómo Vamos, esta consulta es tan válida como si hiciéramos una encuesta de Twitter. Se está echando un volado sobre la obra más importante de las últimas décadas para México.

Mientras prosiguen las discusiones de la Cuarta Transformación, caracterizada por sus contradicciones, en días pasados el gobierno turco inauguró el nuevo aeropuerto de Estambul, que habrá de convertirse en el aeródromo de pasajeros más grande del mundo. En 2019 se propone gestionar un tráfico de 90 millones de pasajeros y en 2023 de 200 millones de pasajeros anualmente. Esta cifra representa el doble del record que actualmente ostenta el Aeropuerto Internacional Hartsfield Jackson de Atlanta en Estados Unidos. El gobierno turco ha delineado que esta nueva infraestructura sea un complejo empresarial que genere inversiones para su país a partir del intercambio de pasajeros y volúmenes de mercancías con Medio Oriente y África, principalmente. De la mano con ello, su aerolínea principal, Turkish Airlines, que en 2003 tuvo que ser rescatada por el gobierno, hoy ha multiplicado por cinco su flota y tiene en funcionamiento 329 aerolíneas. Por cierto, tiene planes de abrir una frecuencia directa entre Ciudad de México y Estambul para el próximo año, sí, a pesar de la saturación del actual aeródromo mexicano.

¿Qué permite a algunos países desarrollarse a través de proyectos de gran envergadura y a otros permanecer a la zaga por años o décadas? Muchas veces no es un asunto de mal diseño institucional sino de malas decisiones políticas. Errores que en su momento responden a la inmediatez, a los ánimos caldeados, al malestar social, pero que se vuelven muy costosos en el mediano y largo plazos. La iniciativa privada ya ha condenado la consulta y su resultado por no tener fundamentos legales ni técnicos. Si el presidente electo quería enviar un mensaje de autoridad no debía hacerlo a un precio tan alto para el desarrollo del país. Ya no se trata de las mafias del poder sino del futuro de miles de empleos para llevar ingresos a más familias mexicanas. ¿Qué país nos espera los próximos seis años?

Texcoco es opción viable, cuida las finanzas públicas, crea más empleos, implica más turismo, permite mas viajes de negocios, mantiene la confianza en el país. Yo sí quiero un México moderno y global.