Recientemente el titular de la Secretaría de Cultura difundió otra “buena nueva”: un presupuesto “histórico” para Oaxaca en el rubro cultural. “Históricos” los consideran por que rebasan los del año anterior. En rigor, todos deben ser “históricos”…a menos que no se ejerzan del todo, se reintegren recursos y la Federación los recorte en adelante.
El presupuesto no solo es importante por su cuantía, sino por su aplicación: debe reflejar una política cultural sólida. Sin ese requisito es barco sin brújula. Oaxaca, desde hace decenios no tiene brújula, timonel ni rumbo. Esto que podría parecer exagerado, lo sujetamos a interrogantes básicas. ¿Se justifica que en la realización del suceso cultural de mayor fuste de Oaxaca y dicen algunos pretenciosos, de “América Latina”, como es la Guelaguetza, se haya integrado una semana el vulgar programita televisivo “Ventaneando”? ¿Se requería ese bodrio, las banalidades de sus integrantes para elevar la calidad de las expresiones culturales de las ocho regiones de la entidad? ¿Quién promovió ese burricidio? ¿Fue desde la Secretaría de Cultura o desde la de Turismo, como dicen algunos? ¿Para qué tener la rivalidad interna de secretarias y titulares de los que en materia cultural, no se hace uno? ¡Zapatero a tus zapatos!, dijo Apeles.
Según unas fuentes de información, el irresponsable de la Guelaguetza no fue el titular de Cultura sino el de Economía y Turismo. Al respecto, de ser cierto, este último debe concretarse a promover el arribo de visitantes y ahora, a multiplicar súbitamente los “Oxxo”, al grado que se intuye un negocito personal. Es inconcebible que se haya erogado presupuesto público para promover entre la población los “valores” de la Chapoy, ahora competidora verbal de la diputada identificada como “Kid Mezcales”.
Por si fuera poco ¿qué participación tuvo la Casa de la Cultura Oaxaqueña en la Guelaguetza? Los trabajadores de ese espacio bostezan ante la inexistencia de titular que “comisionado” con un tío suyo ubicado en trastupijes electorales, cobra sin asistir a la CCO. Inaudito.
Sumar los merolicos de Televisa, agredió el nivel cultural de la máxima expresión oaxaqueña ante el mundo. A ese paso, pronto se traerá al “Chavo del ocho” y la consiguiente recua televisiva. Repugnante.
Por otro lado, con frecuencia se alude a que “esos son los espectáculos que el pueblo prefiere”, los barriobajeros, los que usan lenguaje lumpen y difunden la carroña de los intereses empresariales, así sea a costa de mandar al vacío los valores de una sociedad. Pero esos son los que programan los empresarios de la “caja idiota” para que penetren con mayor rapidez y amplitud mejor sus “medicinas milagrosas”, al grado que en esos medios ¡se recetan remedios mágicos! Obviamente son incapaces, no cabe en su reducida caja craneana la posibilidad de presentar en público espectáculos de calidad reconocida.
Peor. Las “autoridades” culturales locales, se concretan a observar de lejos, impávidos la destrucción de Oaxaca. No es otra también la muestra de desculturación de Oaxaca, la que se aplica con las calles de Fiallo. Se destruyó un edificio cuya arquitectura era conciliable con todo el entorno del mal llamado Centro Histórico y se levantó un adefesio con material “moderno”. Obra, dicen, propiedad de un plutócrata y de la sumisión de los burócratas federales y estatales.
¿Dónde está el Instituto Nacional de Antropología e Historia? ¿Dónde la Secretaría de Cultura? En el cementerio burocrático. Aunque sus titulares siguen cobrando buenos, suculento sueldos. Igual que si vendieran pasteles incomibles. ¿Continuará el zapapico destructor de la arquitectura oaxaqueña? ¿Ahora le ganarán a la estulticia ulisista?